Noche Buena fría y Navidad sin juguetes

No se muera de rabia y siga mi recomendación sin consejos, que sería: Acuéstense temprano y levantarse tarde, que entre más duerma más podrá soñar libremente que vive en el mejor país del mundo después, del Paraíso, y que está fajado de ganas oyendo villancicos milagrosos que harán que la paloma de la paz le llegue a media noche y los ensarte de buenos augurios si está de buenas ganas, que como consuelo de tanto malestar de la guerra económica que los tiene de taquicardias de desbarajustes mal sincronizados, que como ovejas descarriadas fuera del redil están, por no poder acabar con el dolartoday y, por la piquiña de los bachaqueros que le tienen el alma -ambos- comida de hambre, hambre de la buena no de la mala, y si sabe rezar, récele a su santo o santa favorita y pida con bastante afán sin miedo y guíndense de ellos, que a lo mejor la pegan y la casa le amanece llena de bolsas clap en vez de juguetes complicados que no le darán paz sino dolores de cabeza de lo enredado de anda todo ahora, después que Chávez se fue y nos dejara ensartados.

Y después con calma se traga su borra de café que el día se lo llevara adelante sin asomo de tortura pues, santo o santa que da es de los cristianos que tanto ha bendecido el cardenal Urosa Savino con sus plegarias cuando pide que los pobres se mueran pronto por brutos de no pasarse a tiempo a rico, donde está la macolla de los que ayuda Dios sin contagio ninguno, que si se equivoca y se va para Miraflores, lo más seguro que lo pongan a bailar salsa, para que se olvide que vive en Venezuela, y lo más seguro que va salir más triste, cansado y con hambre, y si es de los que razona no con los ojos, sino con su conciencia se dará cuenta que ser revolucionario es una cosa de locos que nadie nos entiende, pero no olvidar que sarna con gusto no pica y, se pica usted verá que hace de seguir agarrando, aunque sea fallo o cambiarse de acera, que a estas alturas después que uno pica de sesenta se ve feo.

No se me ocurre otra cosa darle que mejore su porvenir, que cuando uno está implicado de tantas vainas juntas pierde la paciencia y no razona a no ser que siga los consejos que dio Luis Vicente León por tuíter que va para rato largo, pero como ellos son los que saben, péguense de él que si los tira por un barranco queda en veremos, porque en este país los que más saben son los más gozan con su inventario de nunca acabar, que por lo menos lo reponen que jodido está el pobre que no repone nada, que lo que suelta no lo recupera más nunca ni que se vista de Trump.

Pero, viéndolo bien, tenemos una ANC que a veces nos saca las patas del barro, pero con la economía de este país no se puede ni rezando que razón tendrá el perezoso de Claudio Fermín que después de alejado de la política quiere ser candidato de la oposición a ver si llega a Miraflores que, todavía no ha dicho cuál es su afán de tratar de enderezar el barco de este desorden que anda de cabos sueltos, que ni los militares ni los civiles del gobierno de Maduro no consiguen el rumbo, que cuando no están encallados, Trump los tiene a la deriva con las medidas que como grillos de fuerza les impuso, y ni quiere echarse para atrás a no ser que le demos el país, para que se lo trague rápidamente. Aunque por ahí anda Rafael Ramírez más sabio que nunca con Chávez a su favor soltando soluciones que no se ven, sino como alabanzas y de uno que mejor provecho no pudo sacarle a la revolución, y ahora no ve ni socialismo ni revolución como la pensó Chávez y, a lo mejor el sabe más de los que están el gobierno, pero eso está por verse cuando dice que lo quieren involucrar de situaciones que pasó bien lejos de la popa de su sabiduría, confianza y manejo de la trampa que le están tendiendo.

Y por último en lo que resta de diciembre sin hayacas, sin pan de jamón y con el pernil a 390 Bs el kilo sin aguardiente que se le pueda sacar un buchito que nos dé ánimo. Lo mejor sería pedirle al Niño Jesús que nos dejé todo para el año que viene que nadie se morirá de hambre antes que las comisiones del diálogo se reúnan el once y doce de enero en República Dominicana, que con un feliz año entre ellos nos llenará de alegría que es algo y, más si queda entre primos y amigos a la intemperie de nuestra suerte, que de felicidad también se vive. Aunque se enflaquezca rápido. ¿O será mejor que Dios nos coja confesados en otro mundo? ¿Verdad que no? Ni de vainas.




 



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Esteban Rojas


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