Milagro de Erik Faría y el que no lo vido que lo vaya a ve

Es asombroso que Erik Farías, Alcaldesa del Municipio Libertador de Caracas Cuna de Simón Bolivar y Capital de la República Bolivariana de Venezuela, haya escalado a tan alta responsabilidad, de ser una modesta jardinera, porque no de otra manera y quizá con ayuda de una inteligencia arcana y superior pero, también mujer y bonita -dígasele Diosa aunque se sea ateo-, pudo lograr hazaña tan magnífica, hacer de un frondoso Samán, que no el de Güere pero que quiso atravesársele en su camino, un bonsay pero, al revés.

Quiero significar y de acuerdo a la cotilla del "Club de los Pobres" (social y deportivo), que en vez de ella, Erik, cortarle las raíces al referido Samán en proceso de crecer y podarlo de manera sistemática, tal como tengo entendido que más o menos se prepara un bonsay, según las malas lenguas y la mía que también es non sancta, en contraparte, la referida en proceso de ser Alcaldesa de Caracas y en pleno ajetreo electoral dispuso reducir dicho Samán de estatura aproximada a 1,80 metros de altura según cálculo al ojo %, repito, reducirlo un 94 % y llevarlo al 6 %; es lo que tengo entendido.

Os advierto que yo no soy bueno sino malo en aritmética y mucho menos, obviamente, en las demás ramas de la Matemática, por lo que las citadas cifras son sólo aproximaciones por exceso o por defecto, y valga mi manifestación para que no me llamen embustero.

Ah, también en atención a lo que usted, dilecto lector pueda pensar si acaso está usted harto de tantas palabras serias y crea que lo acá expresado por mí es una broma de mi parte, no es así sino ciertamente serio; admito que mis compañeros de club se la pasan con una mamadera´ e gallo pero esta vez les he creído a pie juntillas porque cuando yo pido la bitácora de novedades a mis secuaces eso es un acto solemne sujeto a la más rígida ortodoxia principista.

Y, no oculto sino que manifiesto abiertamente la fascinación que me abriga el contemplar de la patriota Erik Farías su maravillosa performance al someter los obstáculos que intentaron impedirle su alcance a la Alcaldía de Caracas, y admiro además que ella no hizo como José Tomás Boves que le cortaba la cabeza si no acaso la lengua a quienes tropezaba en su andar sanguinario, ni tampoco hizo como la MUD que quema vivos a quienes encuentra en su paso demencial hacia la procura de Miraflores; no que no, ella, lo que hizo fue bajarle los humos a los traidores y ponerle una compuerta a los opositores altaneros pero a todos sin excepción los trató con respeto y ahora con más razones; así que no sería extraño que, dado su mágico poder, le devuelva -lo "indevolvible", Ismael García Dixit-, al menos a quienes pretendidamente bajo el ique (dizque) manto de nuevo chavismo pero que se le opusieron, su estatura normal porque aquí cabemos todos.

Sería otro milagro milagroso (Rosales Dixit) de la Alcaldesa, hacer crecer de nuevo al apocado Samán, que no el de Güere, reitero.

No hay que hacer leña del árbol menguado sino asistirlo para que se ponga frondoso.

Y, a propósito de milagros… "…Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?…"… y el que no lo vido que lo vaya´ a ve -tal cual-.

Si bien yo pondero a la patriota Erik Farías con 100 puntos en la boleta no es menos cierto que también y coetáneamente asumo una postura elegíaca al respecto de su comportamiento debido a que no me agrada para nada el arte del bonsay porque a mi modo de ver, privar de libertad a un ser vivo, en vez de estimularlo a que crezca a sus anchas, libremente, es represivo.

Pienso que cultivar un bonsay equivale a encerrar a un pajarito en una jaula chiquitica tal que dicho pajarito no pueda ni siquiera mover sus alitas, así que de por medio prima mi noción de libertad que es a tal punto que yo no la sacrificaría ni siquiera en función del arte y mucho menos en función de la política pero como toda regla tiene su excepción ya le mandé una cartica al Señor Niño Jesús para que él hable con la patriota Erik y le sugiera zafar al Samán bonsay, del cepo.

Lo antes dicho tampoco quiere decir que reprocho a la Alcaldesa porque tal vez ella tuvo que, para sortear barreras insalvables, no de otra manera y en función de intereses de vida o de muerte, porque hay que imaginar a la gente del Vampiro Ledezma en la Alcaldía de Caracas, así que pudo haber sido que su decisión fue buena para el momento pero, luego, hay que ser caritativo.

Hago extensivos mis mejores augurios a todas y a todos las alcaldesas y a los alcaldesos (sic) patriotas y patriotos (sic), e inclusive a las opositoras y a los opositores, por supuesto, apátridas, pero que están siendo vigilados para que no se pasen de la raya y los agarre el mamure.

Y, al pueblo en general, ¡seguid el ejemplo que Caracas dio!



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Guillermo Guzmán


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