Otro gran triunfo electoral chavista

En la medida que se intensifica en todo el mundo la campaña hostil
financiada por Washington contra el chavismo, se consolida en lo
interno el apoyo de las mayorías venezolanas al proceso
revolucionario. Mientras más amplia e intensa la ofensiva mediática y
económica contra la revolución bolivariana, mayor es la irritación y
más amplia la comprensión por las masas populares de la justeza de la
lucha por la causa que enarbolara Hugo Chávez y hoy conduce la unión
cívico-militar que encabeza Nicolás Maduro.

Recientemente se celebró en Venezuela la elección número 23 en los
últimos 18 años, y la tercera en 2017. Con el triunfo en 21 de esas 23
elecciones las fuerzas chavistas se han consolidado como la fuerza
política más importante del país.

En los últimos cinco meses, el pueblo venezolano ha elegido una
Asamblea Nacional Constituyente con resultados favorables a la
revolución. Luego fueron las elecciones de gobernadores en las que 19
de las 23 plazas en disputa electoral fueron para chavistas. Ahora, en
los comicios municipales del 10 de diciembre último, de las 335
alcaldías que existen en el país, los chavistas ganaron 300.

Ha fracasado reiteradamente la vía violenta para derrocar a los
chavistas mediante una guerra civil porque la solidez de la unidad
cívico-militar fomentada por Hugo Chávez así lo desaconseja, dado que
ha hecho patente que ello pudiera terminar siendo el camino más corto
para provocar la profundización de la revolución.

Lo trágico para la política de dominación estadounidense es que el
prestigio del sistema electoral venezolano se ha consolidado a tal
grado, por su limpieza y transparencia, que las multibillonarias
campañas estadounidenses de manipulación puestas en práctica
exitosamente en otros países no pueden hacen mella en su contra.
Washington necesita de pretextos para una "crisis humanitaria" en
Venezuela pero no encuentran argumentos para sustentarlos.

"No me gustan las exageraciones, crisis humanitarias existen en
países de África y Medio Oriente. En Venezuela hay escasez de algunos
alimentos y medicinas, pero no existe una situación de emergencia",
decía Alfredo de Zayas, experto de la ONU para la Promoción de un
Orden Internacional Democrático y Equitativo. "El término crisis
humanitaria se convierte en mero pretexto para una intervención que
derroque a un gobierno que, guste o no, ha sido electo", añadía.

La oposición venezolana, cuyos hilos mueve Estados Unidos, busca una
intervención internacional. Por ello insiste en pedir más sanciones y
más bloqueo financiero contra su país. Precisa que se produzcan
incidentes con apaleamiento de la población y, sobre todo, lograr
imágenes de carestía con las que los medios, después, amplificarán la
campaña contra el chavismo a escala mundial.

"¿Y luego alguien se extraña de que, tras las dos últimas elecciones,
el chavismo haya conquistado 19 de las veintitrés gobernaciones, un 92
% de los municipios y el 71 % del voto popular? Es la consecuencia de
la verdadera crisis en Venezuela: la crisis de credibilidad de una
oposición fracasada que es portavoz desprestigiado de los intereses
transnacionales", resalta un trabajo periodístico de Ivana Belén Ruiz
y José Manzaneda, para el sitio digital español Cubainformación TV.
Por ello, la oposición orientada por EEUU se ha visto obligada a
aceptar la confrontación electoral, vía en la que el chavismo ha
probado superioridad repetidamente porque, si bien las reglas del
juego electoral son las fijadas por las clases dominantes, el chavismo
es la fuerza que refleja los intereses de las masas.

Entre finales de julio y diciembre de este año, en Venezuela se han
efectuado los tres citados procesos electorales fundamentales en que
el chavismo –antes tan acusado dentro y fuera del país por la
narrativa antichavista, de rehuir medirse en las urnas cuando la
derecha oligárquica era dueña de todos los hilos del corrupto sistema
electoral vigente- ha potenciado su capacidad de convocatoria
electoral al punto de alzarse con repetidas victorias.

El antichavismo, desmoralizado, desarticulado y desmovilizado
políticamente no ha consolidado un liderazgo visible que aglutine a
sus fuerzas políticas con miras a las elecciones del próximo año.
El chavismo, en cambio, ha demostrado que su capacidad de movilización
electoral lo ha consolidado como fuerza política difícil de derrotar
incluso en tiempos de las más graves adversidades económicas y
sociales. Así será en el contexto de la grave ofensiva imperialista
por la recuperación de los espacios perdidos a manos de los pueblos
latinoamericanos en lo que va de Siglo XXI, que ha tenido como
expresión más reciente el escandaloso despojo de la presidencia de
Honduras, otra grave ofensa a los pueblos de la América mestiza que no
quedará impune.

El chavismo cierra 2017 con su base social reorganizada y en auge por
sus repetidas victorias comiciales. Tiene en Maduro su máximo
estratega político, abanderado para la inevitable reelección.
Diciembre18 de 2017.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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