Hacemos una analogía del título de una de las magnas obras del Maestro Simón Rodríguez, "Inventamos o erramos…", para expresar una preocupación que aparece y desaparece en mi mente cada vez que oigo la noción "poder popular", ¿El Presidente Chávez la tenía clara, cuando luego de su reelección como Presidente Constitucional en el 2006 y comenzó a utilizar dicha noción, para denominar los Ministerios que conforman el poder ejecutivo? No dudo que sí, pero desde los Ministros, los servidores públicos y nosotros como pueblo, me surge la duda y la pregunta ¿Todos y todas comprendemos, significamos y hay consenso en el sentido de dicha noción?
Desde mi parecer no, si alguna vez tuvo contenido, rápidamente la vaciamos y la convertimos en una consigna revolucionaria que ha contribuido con la polarización política del país, la hemos utilizado para designar al "pueblo revolucionario y chavista", mientras que otro sector del pueblo, el pueblo opositor, lo denominamos sociedad civil, ¿Tendrá esto que ver con el "vacío de poder" declarado por el TSJ, a los acontecimientos golpistas del año 2002, golpe de Estado de abril, paro petrolero patronal.
Hemos pasado por alto que, el Estado es un desdoblamiento de la sociedad (García Linera, 2016), que el Estado es la sociedad política y el resto que no es mercado (sector privado empresarial), es la sociedad civil (Gramsci), ¿Porqué lo popular es poder? ¿Qué entendemos por poder? ¿Y el pueblo qué es? ¿Acaso el poder popular se decreta e institucionaliza, o se construye desde abajo, desde las "catacumbas" (Maduro, 2015)?, como el cristianismo, pero también el cristianismo, se ha dividido y sigue dividiéndose, al ritmo de las crisis interpretativas de la Biblia, como constitución religiosa.
En unas recientes Jornadas de Interacción Social realizadas en el "Instituto de Altos Estudios Arnoldo Gabaldon", en Maracay, escuche de pedagogos críticos, la noción "pueblo investigador", esa noción categorial, me ha llamado mucho la atención, por supuesto que en una ponencia limitada por el tiempo, no es posible, comprender a cabalidad, la dimensión de dicha idea, pero, desde entonces permanece en mi mente, preocupándome y llamándome a ocuparme de la misma, como un camino posible en la verdadera constitución de lo que debe ser el poder popular desde las catacumbas.
Desde mi condición de pueblo y mi sentido común (subjetividad), que no es el común de los sentidos (intersubjetividad), se me inculcó qué investigar es algo muy serio, privilegio de los académicos y científicos, se aprende en las universidades, alejado del pueblo, en los laboratorios.
Cuando en párrafos previos, sostuve que el Presidente Chávez tenía claro lo del poder popular, lo sustento en la creación de la Misión Alma Mater, en la transformación de los Colegios Universitarios en Universidades Politécnicas Territoriales (UPT) y en el diseño curricular, novedoso, innovador y transformador de los Programas Nacionales de Formación (PNF) y el Proyecto Académico Comunitario (PAC) que promueven desde el inicio de la formación universitaria, la integración con la comunidad, para contribuir con la solución de sus problemas, como encargo social universitario, que va más allá de la tradicional y conservadora "extensión universitaria".
Tengo el privilegio de trabajar como "docente contratado" en una UPT y considero que las Autoridades rectorales y la mayoría del cuerpo profesoral, no terminan de comprender la magnitud transformadora de la Misión Alma Mater, de las UPT, los PNF y el PAC, como legado de Chávez, el Proyecto Académico Comunitario, no pasa de ser un "saludo a la bandera", un cumpli – miento (cumplo, pero miento), una caricatura que desdibuja el papel transformador de los PNF y los PAC.
Se nos ha inculcado que al investigador hay que formarlo durante muchos años, para que invente y descubra en favor de la humanidad, pero para la ganancia del mercado; ¿Qué es investigar?, desde concepción tradicional conservadora, es algo sofisticado, costoso, elitesco, privilegio de la comunidad científica y académica, no todo el mundo puede investigar.
Desde una concepción popular, desde las catacumbas del pueblo, investigar es: conocer, pensar y reflexionar: conocer es "la transformación de una materia prima (lo real) en un producto determinado (el conocimiento), lo real como lo que existe, la realidad lo que interpretamos"; pensar es la representación social de lo real, es una manera de "mirar, de ver lo no visto", en tanto que reflexionar "es hacerle preguntas distintas al pensamiento" (Ugas Fermín, 2011).
Desde la segunda concepción, Sócrates era "pueblo investigador", más sus dilectos discípulos Platón (hijo putativo) y Aristóteles (nieto putativo) del primero, institucionalizaron la investigación al crear la Academia (Platón) y el Liceo (Aristóteles), ¿Será que desde entonces la investigación está a favor del pueblo, si tiene con qué pagar dichos favores a la alianza universidad mercado?
¿No estará en el origen de la concepción elitesca y privilegiada de la investigación, el "epistemicidio" (Sousa Santos, 2005), la destrucción, descalificación e invisibilización de los saberes populares, la sabiduría y la sapiensa (saber y ciencia) del pueblo investigador?
He aquí, un desafío para la Comisión de Educación, Ciencia y Tecnología de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), me comprometo continuar ahondando en este tema y construir colectivamente una propuesta a la ANC.
No hay, ni habrá poder popular, si no promovemos un "pueblo investigador". que conozca, piense y reflexione sobre su cotidianidad y realidad local, para superar la cartografía de desigualdad, injusticia y falta de equidad en Seguridad social, salud, educación y trabajo de nuestras comunidades y las barreras que para ello, colocan la institucionalidad pública del Estado.
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