La Constitución de Chávez y sus leyes habilitantes

Sin duda alguna el Comandante Chávez facilitó condiciones favorables desde el punto de vista jurídico, para refundar una nueva Venezuela. Muchos dirán, que dicha refundación solo trajo más pobreza y desgracia para nuestro país, pero debo dejar claro que no son las instituciones quienes registran los fracasos; en lo particular estoy convencido que es la incapacidad profesional el causante de tantos efectos adversos al deber ser. Chávez entre tantas cosas dejadas, se preocupó por reconducir las bases doctrinarias del PSUV, a través del libro Rojo que pareciera ser líneas muertas, y es allí; donde se señalan los principios y valores de la militancia socialista. Estos principios y valores son en su mayoría ignorados por quienes tienen responsabilidad de la función pública, para ellos lo urgente es garantizar su bienestar personal, obviando toda línea de sentimiento de pertinencia hacia lo ético y lo moral.

La constitución y las leyes habilitantes configuraron una nueva manera de hacer las cosas, pero algunas de estas demandaban una adecuación tecnológica y de valores gerenciales, se requería de actualizar manuales de cargos, procedimientos y equipamiento tecnológico que delinearan un nuevo marco de gestión, esta visión incluía dentro de sus alcances la simplificación de trámites y la aplicación de la ley contra la corrupción. Se trabajó arduamente en la forma pero pocos fueron los esfuerzos para el fondo, cosa que no fue responsabilidad del Comandante Chávez, la culpa recae en todos los cuadros socialista que tuvimos cargo de dirección y no supimos internalizar la visión transformadora del sueño de Chávez, pensamos que para tributar al cambio político solo había que aprendernos las consignas para las marcha y gritarlas con fuerza. Se dejó de lado la humildad que debe reinar en el ser socialista, convirtiéndonos en eruditos del conocimiento social, económico, político, entre otras áreas, con la gravedad de ser antagónicos entre la predica y los hechos. Muchos de nosotros nos dedicamos a gobernar bajo el viejo esquema del burocratismo, era placentero sentir el poder detrás del escritorio. Nos rehusamos a transformar vicios que llegaron a institucionalizarse de manera estratégica para darle paso a la corrupción y tráfico de influencia.

La creación de la Universidad Bolivariana, vista desde la visión napoleónica tendría la responsabilidad de formar a los nuevos profesionales, bajo la visión socialista; pero está en mi recuerdo aquel llamado de atención por Chávez a los ministro, en cadena nacional, para que se le permitiera a los pasante de dicha universidad hacer sus pasantías en los ministerios. Es preciso reconocer nuestros desaciertos y como estos tributan a los efectos que generan la actual crisis.

Ya alertaba Chávez sobre la repolitización de la gestión, nos indicó que se tenía que aplicar las tres erres al cuadrado. Es aquí que tenemos que hacer un acto de contrición de forma sincera para enmendar nuestros errores, fueron muchos los actos de desobediencia que se tuvo hacia el modelo doctrinario. Venezuela registra un marco jurídico de alta calidad, pero lamentablemente son los actores de a pie, quienes se declinan a operacionalizarlo de forma debida. Esta desobediencia institucional es la causa de nuestros actuales problemas, para que buscar las causas en otros espacios.



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Joselino Serrano


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