Talión

Ultimátum desde la lona

Patético el boxeador que desde la lona, amenaza al rival que lo ha "horizontalizado", como dicen los colegas de la crónica deportiva. Es el caso de la oposición. Derrotado el golpe de abril, sus voceros lanzaron un ultimátum con límite 11 de julio de 2002 "para que Chávez se fuera". Cada mes corrían el plazo. Incluso un payaso de la medianoche llamó a permanecer en la avenida Bolívar "hasta que salga el zambo". El asunto alcanzó ribetes de cuento del gallo pelón, pero eso no fue óbice para que Carlos Ortega lanzara su noveno ultimátum. Le fijó al Presidente día y fecha: el 4 de diciembre.

Y pasó el 4D. Entonces se habló de navidad sin Chávez. Y pasó la navidad. Derrotado el criminal paro petrolero por el noble pueblo venezolano, se pensó que se dejarían de eso. Pues no. La noche del miércoles 19 de este justiciero febrero, el inefable Enrique Mendoza lanzó un inesperado ultimátum. Chávez tiene plazo para irse hasta el 31 de marzo. Ni un día más ni un día menos. Palabra de candidato.

La oposición ha recibido tantas derrotas como ultimátum ha emitido. Siete palizas electorales, un golpe militar revertido y un devastador paro petrolero resistido y aplastado no le han quitado la maña de amenazar desde el piso. En lugar de replegarse por un tiempito, recuperar fuerzas, revisar la estrategia y organizar el contraataque, se dispara a agredir desde la misma lona. Desprecia la convalecencia, no se cura los chichones porque los niega y como el sapo del refranero gomero, salta sobre la estaca y por supuesto se ensarta. Una y otra vez, una y otra vez Decir que el chavismo la ha vencido reiteradamente sería mezquino y un injusto escamoteo de los méritos que en sus reveses continuados tiene la misma oposición. Sus esfuerzos denodados en este sentido, como el de sus insólitos líderes, son sin duda dignos de reconocimiento. Hace algún tiempo le confesaba a un amigo creer que, en cuanto a torpezas políticas, el chavismo era insuperable (o éramos, para decirlo en justo plural). La llamada coordinadora no sólo me ha desmentido varias veces, sino que vive dictándonos un postgrado en la materia.

Coordinadora y medios se conjugan para evitar, a todo trance, que la masa opositora se dé cuenta y asimile las derrotas sufridas en fila india. Ante cada revés la ponen a marchar por cualquier cosa. Por los meritócratas, por los héroes de esa zona roja de la otrora señorial y acogedora Plaza Altamira, por el año nuevo en el distribuidor, por las 14 vírgenes. Mientras tú brincas y gritas, no sientes dolor, haz la prueba. La contundente derrota del colosal paro petrolero, capaz de tumbar a cualquier gobierno, la disimularon con el firmazo. Como el golpe fue duro y el chichón empezaba a levantarse, inventaron el rematazo. Y coronaron el rosario de derrotas con un nombre que es toda una ironía: el exitazo.

Este evento lo aprovechó el avispado Enrique Mendoza para picarle adelante a sus rivales, porque eso es la coordinadora, una coalición de rivalidades simuladas. Convirtió el acto en la plataforma de su candidatura, para perplejidad de Salas Römer, Claudio, Peña, Ledezma, los dos Fernández, Ortega, Santana, Granier, Medina Gómez, Santana, Cecilia Gómez y siga usted la lista. La huérfana derrota colectiva de la oposición, Mendoza la quiso convertir en un triunfo individual. De flux y corbata para casting preelectoral, mientras se apropiaba de cinco millones de firmas ficticias, les metía medio palo a sus adversarios.

Porque de cierto, el enemigo profundo de cada líder de la coordinadora no es Chávez, sino cada compañero de alianza que aspire a ser candidato. Por eso nadie asume las derrotas del colectivo, sino que se la endosan a los demás. Y por eso, sin aceptar que están groguis en la lona, lanzan un patético ultimátum a cada rato.

P.S: Rectores que cerraron universidades, apoyaron el devastador paro petrolero y la desobediencia tributaria, ahora mendigan los recursos presupuestarios que criminalmente ayudaron a desaparecer y esfumar. Estos irresponsables hablan en nombre de la autonomía.


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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