Exportamos miedo, terror, odio

Los simpatizantes de la MUD o los llamados opositores quienes residen o están de paso en algún país extranjero están poniendo la torta de un tamaño tal que deja muy en entredicho el famoso gentilicio venezolano.

Habíamos visto a un grupo de jóvenes en Ecuador, hace ya algunos meses, dentro de los servicios de transporte, exportando miedo y terror a los ecuatorianos. Pero lo sucedido recientemente es lapidario del gentilicio criollo.

La recién actuación de un grupo de Venezolanos residentes en la Florida, USA quienes pretendían llenar de excremento al consulado Venezolano en esa ciudad, da pena ajena y llena de estupor a quienes estamos acostumbrados a respetar a los demás y demostrar decencia, ética, buenos modales. Estos señoritos tenían en sus morrales mierda que decidieron acumular en algunas bolsas para atacar a los funcionarios del consulado por considerarlos Chavistas u oficialistas, o Maduristas o sencillamente afectos a la revolución Bolivariana. ¡Dios mío! ¿Qué habrán pensado los oficiales americanos al detenerlos, cerciorarse que eran venezolanos, registrar sus pertenencias y comprobar que llevaban mierda para usar como arma?

El acoso que hace algunos días se hizo en contra de la hija del Sr. Jorge Rodríguez, también en los Estados Unidos de Norteamérica, es otro claro ejemplo de la "plasta" que estos opositores al gobierno Bolivariano están dejando en cada sitio por donde pasan. La única razón para acosar a esta joven es que es hija de un prominente miembro del PSUV, Alcalde de Caracas, conocido conductor de un programa televisivo, y defensor del Chavismo. Es sencillamente tétrico imaginar lo que estos fascistas-terroristas harían con todos quienes expresamos alguna admiración por Bolívar, por el Bolivarianismo, por la Revolución Bolivariana y por Chávez. El más puro odio es lo que esta señora, quien agredió a la joven, mostraba en sus expresiones, en sus gritos, en sus ofensas. La tolerancia que tanto exigen, es lo que menos dan. El reconocimiento que tanto piden, es lo que menos piensan dar. Menos mal que están mostrando sus fauces y garras para que nos preparemos bien y nunca darles el apoyo que quieren.

La inclemente persecución en contra de un sr. peruano en una avenida de la capital española nos dejó perplejos. Este injustificado acoso a gritos, malas palabras, empujones, agresiones a la condición humana, es una muestra clara de las intenciones grotescas que los señores opositores tienen anidadas en sus corazones. Nada, por amor a dios, justificaba esa despiadada persecución de este Sr. Peruano. Nada. Ni siquiera su posición política a favor de las víctimas de La Salida, ni su condición de peruano en el exterior. Y aquí quiero ser claro en expresar que no solo es la dirigencia opositora quien está llena de odio y rencor. Quiero ser responsable en seguir afirmando que la constante inoculación de mensajes, rumores, chismes, falsas alarmas, todo enmarcado en la guerra mediática-comunicacional y guerra sicológica ya ha penetrado en la psiquis de jóvenes, adultos y viejos, señoras y señoritas, y ha ennegrecido sus corazones (con respeto hacia el color negro), o mejor, ha descorazonado a esos corazones. Son todos, o casi todos, quienes expresan odio, rencor, rabia.

Son tantas cosas, amigos, tantas demostraciones de maldad, tantas acciones de terror, tantas amenazas de lo que nos harán, tantas muertes causadas por sus caprichos, tantas demostraciones de arrogancias inaceptables, tantas rabietas de niñitos mimados, que no tenemos justificación si nos equivocamos y damos al traste con el sentimiento bolivariano. Me tranquiliza pensar que el pueblo está analizando cada actuación de los opositores, de sus aliados, de sus terroristas, y sabrá darles el castigo que se merecen: voto negativo. Y a algunos de ellos, lo que se merecen: cárcel.

Me entristece saber que el daño que se le ha hecho a los jóvenes al inculcarles el desprecio por los demás, el odio visceral hacia quien es diferente, por las cosas materiales, por los postes de luz eléctrica, por las estaciones del Trolebus, por las tiendas y los negocios de los demás, no podrá ser recuperado en el corto plazo y tendremos una próxima generación violentísima, y seremos unos muy buenos guerreristas y terroristas para la exportación.

Por esto, no volverán.



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Oswaldo Abarca

Profesor de la Universidad Politécnica Territorial de Mérida

 oswaldoabarcam@gmail.com

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