El flojo y chuleador Carlos Marx

 

Carlos Marx, jamas trabajo en su vida, creo que me disculpa el termino chuleaba a Federico Engels, justifico la ocupacion britanica a India, no soy bolivariano, pero pese a ser parte de la denominada "leyenda negra" no desfiguro la realidad histórica. (sic).

Esa afirmación, que a manera de epígrafe inicia mi entrega de hoy, la tomé de un correo recibido de un lector que manifiesta, con todo su respetabilísimo derecho bolivariano muy propio de esta V República, su criterio sobre el presente proceso revolucionario con su postura radicalmente antibolivariana y antimadurista, aunque no lo haga a ojos vistas, y termine autocreyendo que es objetivo en "sus" criterios.

Personas como ella no terminan de entender que no se trata de Chávez, ni de Maduro ni de Diosdado ni de tantos otros nuevos próceres que el pueblo ha parido luego de una embarazo que insumió sus buenos dos (2) siglos mal contados. Chávez, Maduro, Diosdado y como se llame el gobernante de turno, son sólo medios para un fin y un programa revolucionario que persigue y brotó del pueblo marginado y hastiado de una opresión clasista centenaria.

No es extraño que haya muchas personas en este mundo tanto real como reflejo que emitan con mucho énfasis semejantes afirmaciones que están tomadas de los miles de refritos que vienen circulando por estos medios con la clara intención que data de los tiempos mismos de la primera Guerra Mundial y la irrupción de los bolcheviques triunfadores de Rusia, en adelante convertida en la connotada URSS.

Son personas discapacitadas mental e ideológicamente para entender que si una persona, calificada ya por la Historia como fundador de la Sociología, como perfeccionador de la Filosofía (puso a Hegel de pie porque este andaba de cabeza), y como creador de la Economía Política Científica (la E.P. del Proletariado, se entiende), persona que dedicó más de 20 años al montaje de su precipua obra con unas 4.000 pp. mal contadas y muere sin publicar sus 3 últimos 4 libros de Das Kapital, decimos, si un a científico que produce semejantes obras de tamaña envergadura, resulta que fue un flojo y un parásito, entonces, Albert Einstein tampoco trabajó porque, hasta donde sabemos, se dedicó a copiar los inventos ajenos que pasaban por sus ojos en la Oficina de Patentes (donde "ñemeaba"-pondrían personas como ella si somos coherentes); tampoco lo habría hecho Aristóteles que se dedicó a educar al hijo de Tito, al asesino más voraz que conoce la Historia Antigua grecolacedemónica-Alejandro Magno; ni tampoco Galileo G., ni Isaac Newton, ni Pasteur, ni tantas otras a quienes les debemos los avances técnicos que hoy seguimos usando incluso sin entenderlos como es el caso de la Teoría de la Relatividad[1], cositas así.

 

[1] En su celebrada y muy connotada ecuación (E = mc2), como debería saberlo, personas como las que nos ocupan, aunque resultará un imposible, convencidos, tal vez,  de que la Matemática no miente, como si esta no fuera un invento humano y, como tal, imperfecto o perfectible, en esa ecuación que la mayoría de sus lectores saben leer, pero no comprender, se esconde uno de los yeros más pesados de la ciencia moderna burguesa: Einstein, con toda su innegable sabiduría-aunque sin probidad porque ayudó en mucho a la elaboración del arma más mortal que conocemos hasta ahora- a quien sus contratistas  no alemanes, luego lo disfrazaron de socialista para que divulgara el desarme de los demás países, porque lo hizo con científicos alemanes e italianos. El caso es que no logró comprender, como sigue ignorado entre los falsos científicos y los c. vulgares, que la energía E = materia, y no otra cosa como lo expresa la ecuación en cuestión. Como señala la ecuación, Einstein murió creyendo que la materia anda por un lado y la energía por otra por ser otra cosa. Ignoró, pues, o no supo entender que no existe movimiento alguno fuera de la materia, como tampoco, materia sin movimiento. Toda materia es energía en sí misma, es movimiento de la materia,   materia bajo otra presentación morfológica. O sea, en ambos miembros de esa ecuación hay energía.

 



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Manuel C. Martínez


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