Osama Bin Laden en Venezuela

Los sucesos ocurridos el 11 de septiembre del 2001 que culminaron con el derrumbamiento de las torres gemelas de Nueva York fueron planificados y ejecutados por agencias de inteligencia de los Estados Unidos; según Ralph Shoenman (escritor izquierdista estadounidense, exsecretario personal de Bertrand Russell, defensor de los derechos humanos y crítico acérrimo de los excesos de su país en el extranjero) en una entrevista concedida a Naief Yehya y publicada por La Jornada Semanal (México) en febrero y marzo del 2002. De acuerdo con lo expresado por él, las agencias de inteligencia rusa, israelí e hindú habían advertido al gobierno estadounidense sobre los ataques planeados; pero los servicios de inteligencia de este país bajaron la guardia para permitir que los hechos ocurrieran.

Su declaración se fundamenta en los siguientes análisis: 1°. No hubo interceptación oportuna por parte de los F-16, a pesar de que estaban siendo violados espacios aéreos prohibidos. 2°. Aunque se conocían los nombres de los secuestradores de aviones, las líneas aéreas no estaban informadas y éstos adquirieron los boletos aéreos con sus propios nombres y viajaron sin ningún problema. 3°. Los secuestradores se hospedaron en la residencia de una persona involucrada con la CIA. 4°. Los secuestradores fueron entrenados en bases de la fuerza aérea estadounidense. 5°. Antes de esa fecha, hubo especulaciones financieras en torno las acciones de algunas aerolíneas que no fueron afectadas por los atentados. 6°. El director de la Agencia de Emergencias Federales, en una entrevista para CBS, el 12 de septiembre (al preguntársele de qué tan pronto habían estado listos para entrar en acción en Nueva York) dijo que estaban muy preparados desde el 10 de septiembre.

La operación estaba dirigida a asegurar el control de billones de dólares en gas natural y petróleo en las repúblicas del Asia Central. Culpando a Osama Bin Laden (entrenado por la CIA y financiado con seis mil millones de dólares para asegurar la toma del poder por parte del talibán), y acusando a los talibanes de protegerlo, justificarían su invasión a Afganistán y asegurarían la construcción de un oleoducto en este país. Shoenman recuerda la Operación Northwoods en la que se le propuso al gobierno de los Estados Unidos (en 1962) secuestrar aviones civiles para estrellarlos en ciudades de ese país, culpar a Castro y justificar la invasión a Cuba.

Otro plan pretendía atacar la base de Guantánamo con personal militar estadounidense y atribuírselo al ejército cubano; pero McNamara y Kennedy rechazaron cualquier intervención abierta, y los planes fueron desechados. En los más de trescientos mil casos de distribución de ántrax que tuvieron lugar desde octubre del año pasado el producto se identificó como proveniente de los laboratorios del ejercito estadounidense, por un aditivo conocido como squaline. Según Leonard Cole, quien trabajó en una base militar, el pentágono ha estado experimentando con agentes biológicos sobre ciudadanos norteamericanos durante cuarenta años, tal como lo ha reconocido The New York Times.

Las declaraciones anteriores podrían parecerle a usted como el resultado de una mente especulativa; tal vez ciertas en lo correspondiente a lo ocurrido durante el gobierno de Kennedy, pero falsas en lo concerniente a las torres gemelas; quizás sólo el guión de una película de acción de Hollywood. En este último caso, se le podría agregar la segunda parte para continuar manteniendo al público en expectativa y desviar su atención de la aplastante realidad que lo rodea; sobre todo en casos como el de Argentina, que han contribuido ha acentuar la imagen del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional como instrumentos de manipulación financiera, que en un instante acaban con la economía mejor planificada de cualquier país tercermundista.

La presencia de los prisioneros talibanes en la Base Militar de Guantánamo sería parte de la reactivación del plan de invasión a Cuba, porque al ser Castro amigo de los enemigos de los Estados Unidos, acariciaría la idea de liberarlos; el ejército cubano atacaría y el ejército de Estados Unidos respondería al ataque invadiendo a Cuba. En caso contrario, que Castro demostrara su astucia y no atacara, la CIA culminaría el entrenamiento de los prisioneros talibanes, para lograr una fuga espectacular hacia Cuba y obtener los mismos objetivos previstos anteriormente.

Cabría también otra posibilidad: como Chávez ha demostrado una especial amistad con los países árabes, le habría dado asilo a Osama Bin Laden y, junto con Castro, estarían planificando el ataque a Guantánamo, para liberar los prisioneros y trasladarlos a Venezuela, con el objetivo de entrenar a los Círculos Bolivarianos; pero para evitar que esto ocurra, se invadiría a Venezuela y se abortaría el PLAN CARIBE (cuya prueba más acusadora será un video de una reunión entre Chávez, Castro y Bin Laden, en el que podrá oírseles jurando luchar hasta la muerte contra el imperialismo yanqui, mientras colocan sus manos derechas sobre la CONSTITUCIÓN BOLIVARIANA, EL CAPITAL y EL CORÁN, respectivamente).

La intervención lograría varios objetivos: 1°. Quitarse esa "piedrita en el zapato", que es Chávez, juzgándolo por apoyar el terrorismo (¡Si es que sobrevive a la invasión!). 2°. Matar a Castro de un infarto cardíaco, por sentirse impotente de ayudar a su mejor amigo contra su mayor enemigo. 3°. Asegurar el flujo del petróleo venezolano hacia las refinerías norteamericanas, al permitirle a sus leales criollos comprar a PDVSA mediante el sistema del fiado y cancelación a largo plazo; para luego excluir al país de la OPEP. 4°. Establecer la más sofisticada y estratégicamente situada base para el lanzamiento de satélites espías, con la finalidad de vigilar los movimientos de los pocos chaviztas que sobrevivan. 5°. Instalar una base militar, para proteger a Latinoamérica de una invasión extraterrestre.

La ocupación del país estaría precedida por una intensa campaña mediática nacional en la que la "sociedad civil" solicitaría la presencia de tropas de la ONU para reestablecer la democracia en Venezuela (¡Por la negativa de Chávez de incrementar el salario mínimo hasta mil dólares!); también, se propagarían epidemias simultáneas de gripe, urticaria y diarrea, ocasionadas por los agentes biológicos producidos en los sofisticados laboratorios militares. De esta manera, el ejército venezolano sería sorprendido en el baño, rascándose el cuerpo, o sonándose la nariz y se evitaría un derramamiento inútil de sangre que puede ser usada para evaluar los efectos permanentes de las armas bioquímicas usadas y producir los fármacos necesarios para contrarrestarlos. El ingreso de las tropas al país se encubriría con la suspensión de las señales de televisión por cable; mientras las televisoras nacionales transmitirían simultáneamente "JUEGOS DE GUERRA".

La "fuerza restauradora" estaría provista de las setenta y cinco millones de vacunas requeridas para detener las epidemias; la cancelación sería obviada a cambio de la libre explotación de las minas de oro de Guayana. A esta altura del guión usted se preguntará: ¿Qué pasaría con Bin Laden? ¡Muy sencillo! Nuevamente se le dejaría escapar, una vez que se le conduzca hasta la frontera y se le entregue sano y salvo a Marulanda; así se justificaría una invasión a Colombia, para prevenir un ataque contra el Papa, y se acabaría con la guerrilla y el narcotráfico. Cabe destacar que estas dos últimas acciones terminarían con el negocio de la venta de armas en la región y el suministro de capitales para el lavado (¡A pesar del inmenso sacrificio económico que ello representaría¡); pero estas últimas partes serían el tema de nuevas películas cuyos títulos podrían pedirse prestado para denominarlas: ¡CUANDO LAS ÁGUILAS ATACAN! (Parte N-ésima).


Luis E. Rangel M
luiserangel.@latinmail.com
Abril, 2002


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Luis E. Rangel M.


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