Añagazas y credibilidad, en la política, la guerra, la economía y la vida cotidiana

Los ciudadanos en el marco de las diferencias sustentamos nuestra vida cotidiana, sobre la confianza, el respeto del uno al otro, la credibilidad, con el apoyo a su vez de la plataforma institucional, de lo contrario, se nos haría imposible sostenernos como gente, como personas, como sociedad, como República.

El ciudadano común en su vida cotidiana, aborda un avión, un autobús, va a una consulta médica, adquiere un alimento o algún otro bien, contrata los servicios de un albañil o de cualquier trabajador, acude a las oficinas públicas; todo ello, persuadido de que será atendido con idoneidad, entendiendo incluso, las deficiencias y fallas, propio de sociedades imperfectas, humanas. Sin embargo ese ciudadano sabe que la sociedad dispone de un Estado, organizado en instituciones con capacidad para crear las normativas correspondientes, para el logro de la convivencia y consolidar las garantías necesarias al equilibrio social.

En la década del 90, se aceleró el proceso de descomposición de la vida política, económica, social y cultural venezolana. Le habían precedido tres décadas que sumaban cuarenta años de desatinos (periodo Punto Fijista).

La grave crisis nacional de ese periodo se caracterizó por la corrupción, saqueo bancario, inflación, desempleo, insurgencia militar, acompañada además de una total falta de credibilidad en los partidos políticos y sus dirigentes. Nos encontramos con la presencia de importantes sectores populares sin direccionalidad política, denominada "el chiripero" que terminó votando por la opción conservadora de Rafael Caldera. Toda esta crisis política, económica, cultural, social y humana, fue total y absolutamente, HIJA LEGÍTIMA DEL CAPITALISMO. Al final de la década a través del voto popular mayoritario asciende al poder Hugo Chávez.

En la historia, muchas batallas han sido exitosas gracias a los ardides, tretas, añagazas, de los líderes de la política y de la guerra. En esta localidad de San Joaquín, en 1816, el jefe de la vanguardia patriota coronel Carlos Soublette, fue víctima de un ardid del jefe realista Morales, que le hizo pensar que avanzaba con un poderoso ejército, cuestión que llevó a Soublette, a hacer un movimiento retrogrado desde Maracay, dando un combate en el sitio de "los Aguacates", en la Cordillera de la Costa, donde fue derrotado, lo que significó la debacle del desembarco de Ocumare en la primera expedición de los Cayos. Bolívar jefe de la expedición fue muy crítico de la decisión militar de Soublette.

Los patriotas igualmente, desarrollaron estrategias victoriosas: Páez, en las Queseras del Medio (1819) hizo movimientos para confundir al enemigo integrado por fuerzas superiores, que le permitieron derrotarlos. El triunfo de Ezequiel Zamora en la Batalla de Santa Inés, (1859) fue muy importante para los Federalistas, y también se debió a la agudeza de este jefe militar.

Hay una famosa estratagema en el mundo antiguo, realizada por los Samnitas, tribu itálica, que a través de supuestos pastores lograron engañar a las legiones romanas que iban a atacar a ese pueblo rebelde de la región, conduciéndoles por el "Desfiladero de las Horcas Caudinas" en el Valle de los Apeninos, (321. A.C) donde los atacaron y cercaron hasta lograr su rendición e imponerle la histórica humillación a aquel poderoso ejército romano integrado por dos cónsules, la alta oficialidad y miles de soldados.

En los años previos a la II Guerra Mundial, se cuenta que los alemanes hacían con alguna frecuencia vistosos desfiles militares en Berlín, para impresionar al mundo, a tales efectos seleccionaban a los soldados de mayor estatura, quiénes redoblaban el paso con sus botas con tacones de madera que hacían retumbar todos los espacios, y marchaban y marchaban, durante horas, en un circuito repetitivo, creando la percepción abrumadora de un infinito ejército ante el cuerpo diplomático extranjero.

Los aliados también en la II guerra, en el siglo XX, construyeron tanques de cartón y otras armas, para ubicarlos en algunos sitios para confundir a los nazis ante la invasión del día "D" en Normandía. En estos años del siglo XXI, de la guerra por el establecimiento del Califato en el Medio Oriente, el DAESH, construyó en Irak (Mosul) tanques de combate hechos de madera y soldados maniquíes para confundir al enemigo.

En Nuestro país, en el marco de lo que conocemos como guerra económica, se han producido varios acontecimientos, entre los que podemos encontrar la "batalla del billete de a cien". Este cono monetario se puso escaso y amenazaba con desaparecer, cuestión que dificultaba las transacciones y amenazaba con crear un colapso, por ser el instrumento monetario de mayor valor en una economía de fuerte devaluación.

El Gobierno atacó con fuerza tomando algunas medidas, que hicieron posible su reaparición, sin embargo las autoridades se vieron obligadas a hacer varios repliegues y movimientos ante la tardanza en llegar al país de los nuevos conos monetarios.

Esta situación además de molestar, alarmar, fastidiar, angustiar y producirles pérdidas a pobladores de pocos recursos, se prestó a todo tipo de especulación: verdades, verdades a medias, información, contra información, teorías de la conspiración, ficción: grandes depósitos en Europa full de billetes, dinero fugado, acaparado o exportado, cuyas dimensiones eran del tamaño de un edificio de siete pisos, Cúcuta estaba hasta los teque-teques, el Banco República (Central)de Bogotá, ni se diga. El billete de a cien era muy apreciado por su papel para la falsificación en la Europa del Este aseguraban algunos; otros afirmaban que a través de ciertas maniobras cambiarias en Colombia este cono se volvía peso y dólar con pingües ganancias.

Sin embargo, las opiniones, análisis, versiones, no cesan, en estos días el economista Guillermo Ortega, escribía:

"En el otro extremo hay una idea igual de alocada. El tema es simplemente producto de la especulación. En la frontera se forma un tipo cambio más o menos parecido al mercado negro, mientras que en Bogotá el Banco de la República tiene un tipo de cambio parecido a la tasa oficial del BCV en Venezuela.

Según esta tesis, los especuladores hacen enormes ganancias arbitrando entre esos dos tipos de cambio. Es la tesis de que los bolívares terminan en las bóvedas del Banco Central colombiano. Igual que el monetarismo infantil, eso es simple ignorancia (…) nadie puede llegar con bolívares y adquirir pesos a la tasa oficial, de la misma manera en que usted no puede llegar con un bulto de bolívares y adquirir dólares a la tasa de 10 Bs/$ en la sede del BCV. No hay una ruta de especulación entre Cúcuta y Bogotá" (1)

¿Pero que presenciamos, vimos y sufrimos los ciudadanos comunes y corrientes en el terreno, en lo cotidiano, en esta guerra, batalla o escaramuza de los billetes de cien? En esa relación obligada entre nuestro bolsillo y las cajas registradoras de los comerciantes, nada más y nada menos, que "una minería a cielo abierto comercial" Numerosos establecimientos, se dedicaron a vendernos dinero con tasas entre 10, 15 y 20%, curiosamente esos comercios mantenían muchos anaqueles vacios ¿no había proveedores? O sencillamente, era más rentable acumular dinero y venderlo, que tener que comprar y pagar a proveedores, para lo cual era preciso hacer los depósitos bancarios. El billete de a cien, paso a ser primordial mercancía.

Mientras tanto bajaban las transacciones en el sistema bancario, tele cajeros y taquillas. ¿Cuánto dejaron de percibir los bancos por las miles de transacciones diarias, que en su lugar hacían los comercios? ¿Fueron víctimas los bancos o pasa otra cosa?

Lo que si estamos seguros es que las víctimas reales, concretas, fue la población venezolana. Esto revela además severas deficiencias en los mecanismos de control del Estado en estas áreas de la economía. En estos momentos se produce otra agresión económica, que se expresa en el alquiler de Puntos de venta, por algunos comerciantes, costos que se trasladan a los clientes, encareciendo los rubros de manera grosera. ¿Quién supervisa y controla, estos instrumentos?

Una sociedad, puede ser capitalista como la nuestra, pero ello no significa, que el Estado, se inhiba para activar las instituciones formales para corregir fallas y para establecer los necesarios equilibrios.

Por otra parte, tenemos que hacer un esfuerzo, por informar de manera convincente, con vocerías creíbles, que las políticas públicas no nos dejen dudas, evitando la improvisación y el voluntarismo informativo. Como lo hemos dicho, en las guerras tanto formales y no-convencionales (no están separadas) las añagazas, el rumor la desinformación, contra información, son instrumentos corrientes que hay que saber interpretar, para evitar ser difusores de la confusión. En Irak, Libia, Ucrania, Siria, los artificios de la guerra psicológica, mediática, se utilizaron en abundancia y luego, acudieron a la formalidad bélica, LA GUERRA EN CALIENTE.

LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL

  1. Ortega, Guillermo/Dos Visiones Extremas/Pág., 11/ en el Diario últimas Noticias, domingo 15 de enero de 2017.

 



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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