Revolucionario

Un Revolucionario de espíritu incorruptible podría haber llevado la vida relativamente acomodada. Pero hizo una elección diferente. Es un ser con inspiración y exuberancia de mente que acompaña la indignación hacia la acción creativa, a favor de los humildes. Por eso, se siente intensamente vivo con una visión de lucha por una sociedad integrada, sin exclusión, protagónica y participativa.

El Revolucionario lucha por la mayor suma de felicidad de los pueblos; para que cada persona pueda sentir su individualidad y sea responsable socialmente: en una "asociación" como lo expresa el Manifiesto Comunista, "en la que el desarrollo libre de cada uno es la condición para el desarrollo libre de todos". O como dijo el Che Guevara: "La Revolución no es, como pretenden algunos, una estandarizadora de la voluntad colectiva, de la iniciativa colectiva, sino todo lo contrario, es una liberadora de la capacidad individual del hombre".

Esa es parte de la lucha de un Revolucionario de convicción, no piensa aisladamente ni está en un vacío histórico. Un Revolucionario tiene ante sí la historia para aprender de ella, haciendo estudios críticos. Observa y participa en movimientos sociales, elabora y debate ideas y estrategias.

El Revolucionario, es un combatiente que contribuye a la conciencia de una clase que produce riquezas y comodidades sin compartirlas, una clase plenamente capaz de razonar y de actuar de modo ilustrado, que podría conducir el poder político. No piensa que los trabajadores productores de las riquezas del mundo puedan avanzar hacia la emancipación política y económica, sino que considera a la trabajadora, al trabajador como una evolución necesaria en la historia y desarrollo de la humanidad.

El Revolucionario está en constante lucha por la transformación social combatiendo la relación entre la riqueza privada y el sufrimiento de las masas; es opuesto al devorador apetito del capitalismo salvaje, sobre todo en la voraz y expansión de sus mercados, a cualquier costo humano. En esa conciencia los Revolucionarios han visto el significado de sus vidas que los mueve. Van contra el "oportunismo" y contra el "reformismo". Entiende que desde la perspectiva histórica la democracia sin más fórmulas necesita al Socialismo y no al revés.

El Socialismo, sin determinismo y como bien lo traza el materialismo histórico, es el único "Plan B" que tiene la humanidad para su estabilidad y para poder alcanzar la justicia social, dado que la voracidad del capitalismo salvaje no tiene límite; ha convertido el camino de la paz en el tránsito del holocausto.



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Alberto Vargas

Abogado y periodista, egresado de la UCV, con posgrado en Derecho Tributario y Derecho Penal. Profesor universitario en la cátedra de Derechos Humanos

 albertovargas30@hotmail.com

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