Paso a la paz en el mundo

La reciente firma de un acuerdo de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno colombiano, dirigido por Manuel Santos, es un paso trascendente en la dinámica política, económica y social de toda Latinoamérica.

Los criterios adversos ante un hecho de tal magnitud y significado, como el fin de la guerra de guerrillas en la hermana república, son inconcebibles y errados. Son voces agoreras, de militancia sesgada por un fanatismo que raya en el culto al terrorismo y fascismo. No es para menos, la iniciativa de buscar un acercamiento entre las fuerzas en pugna con el ejecutivo de la República de Colombia, tuvo como uno de sus principales protagonistas, al extinto líder de la revolución bolivariana: Comandante Hugo Chávez Frías.

La guerra civil desatada en 1948 a raíz del asesinato del dirigente liberal Jorge Eliezer Gaitán, se fue convirtiendo en un fenómeno bélico que alcanza más de sesenta años. Se impuso una fuerza militar de resistencia y organización armada con el objetivo de tomar el poder político y derrotar a las tendencias ligadas al imperialismo, el narcotráfico y las transnacionales.

Negar el paso de la negociación y el carácter beligerante de las FARC, es desconocer una abominable realidad que provocó miles de muertos, durante las acciones de esa tenaz y cruenta guerra colombiana, una de las más largas del mundo. Que a su vez inclinó a dirigentes políticos conservadores a crear fuerzas paramilitares de contención a la avanzada revolucionaria.

Los medios de comunicación internacionales y las agencias de noticias, promovieron una campaña demonizadora contra las organizaciones armadas insurrectas, compuestas por una diversidad de sectores de la sociedad, pero fundamentalmente campesinos de las zonas agrícolas.

Venezuela es uno de los territorios directamente afectados por todo acontecimiento que trastoque la estabilidad del hermano país, donde se encuentra Cartagena, una de las poblaciones emblemáticas de la historia de independencia de Suramérica, y donde nuestro Libertador escribió el famoso documento "Manifiesto de Cartagena" en 1812, después de la pérdida de la primera República.

Bienvenida la iniciativa de paz en Colombia. Si hay tranquilidad en ese país fronterizo con Venezuela, también tendremos nosotros tranquilidad. Nos corresponde como venezolanos, aliarnos con la expectativa de una reconciliación necesaria. Nos toca apoyar toda intención que facilite el camino hacia un futuro inspirado en el rescate de la confianza y de la esperanza del pueblo colombiano. Sin duda, el éxito de estos resultados, nos impactará favorablemente. Venezuela y Colombia son dos Repúblicas hermanadas por la geografía, la cultura y la historia. Hoy, más que nunca, es importante fortalecer esa hermandad.

Aplaudamos la nueva realidad que va a ir surgiendo de los acuerdos de paz; cuyas negociaciones y debates, en primer término, tuvieron como sede a Cuba durante 4 años. Reconocer lo acertado de firmar por la paz, es demostrar la disposición de construir en esta etapa, la nueva geopolítica y los tratamientos en contra de la guerra en cualquier parte del mundo.

Es el momento de exigir a las grandes potencias y demás países, que eliminen las armas nucleares, que propendan a ponerle punto final al terrorismo y se acaben las guerras. Que cesen los ataques de Israel a Palestina y El Líbano. Es hora de condenar la mercenaria invasión de ISIS a Siria y pedir respeto por las soberanías de los pueblos del planeta.

Orlandobalbas27@gmail.com



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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

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