Mi palabra

Yulimar, todo coraje y alegría

"No hay gloria en la práctica,

pero sin práctica no hay gloria"

Anónimo

El lunes muy temprano en la mañana, camine largo trecho en la avenida Páez del paraíso en Caracas; la ciudad se despertaba con la alegría de la medalla plateada de nuestra compatriota YULIMAR ROJAS, en el salto triple. En cada sitio visitado, daba la ligera impresión, que nadie quería perderse la oportunidad de elogiar a nuestra joven atleta, quien ayudó a iluminar con su alegría el majestuoso escenario deportivo. Los comentarios servían para aderezar el desayuno, con la mirada fija en la foto sonriente de la espigada atleta en algún diario, para terminar de encender el fervor patriótico, recordándonos los triunfos de grandes deportistas del pasado, como Asnoldo Devonish, primer medallista olímpico de Venezuela (bronce) en Helsinki 1952; Francisco "morochito" Rodríguez, presea de oro en las olimpiadas de México 1968.

Creo, que a pesar de la grave situación económica de nuestro país, los venezolanos han vivido intensamente las olimpiadas de Río de Janeiro (Brasil) especialmente donde nuestros deportistas han competido, con gallardía, y disciplina, honrando nuestro tricolor nacional. El domingo 14 en la tarde noche, nuestra novel saltadora, batalló sin ningún complejo contra experimentadas atletas, para finalmente caer vencida por la doble campeona mundial y olímpica la colombiana Caterine Ibargüen. Nuestra representante contagió con su entusiasmo y humildad a todos los presentes en el estadio, y a millares de televidentes, para terminar con la medalla de plata; valioso regalo para los venezolanos, valorado por los auténticos patriotas, como si hubiesen aportado una microscópica partícula del material, con el cual fue elaborada esa "goya" deportiva; premio al esfuerzo, constancia, y por sobre todo: amor por la patria de Simón Bolívar.

Al analizar la participación de nuestra saltadora, no damos cuenta del gran valor del segundo lugar en el podio; esto nos hace pensar en su enorme potencial, como un volcán en erupción; son apenas 20 años, contra los 32 años de la vencedora, quien carga en su alforja deportiva, medallas de oro, plata y bronce, para un total de 18. Desde el año 1999, cuando comenzó su actividad deportiva, hasta Río de Janeiro (2016) se ha paseado por distintos escenarios con excelentes resultados, ganándose un lugar en la vitrina de los inmortales del deporte de la hermana República de Colombia.

Las actuación de nuestra atleta, me hace recordar una pensamiento de una medallista olímpica Nadia Comaneci: "El trabajo duro lo ha hecho fácil. Ese es mi secreto. Esa es la razón por la que gano". Todos los venezolanos, nos podemos imaginar la inmensa alegría, que invade a Yulimar Rojas, cuando en su primera incursión en la competencia de máxima jerarquía, conquista un premio al esfuerzo, para hacer vibrar a todos los venezolanos, quienes emocionados no se cansan de admirarla; seguiremos pendientes de todas sus actuaciones, porque garra, deseos de triunfar, y juventud le sobran. Los éxitos seguirán apareciendo, para incentivar a nuestra juventud, y de esta manera seguir vibrando al lado de ella, incluso los que ya nos somos jóvenes físicamente, pero el deporte es un estímulo para seguir viviendo con mucha intensidad.

Los juegos olímpicos, brillante idea Pierre de Coubertin, seguirán visitando ciudades a pesar de los grandes conflictos en el mundo. Su pensamiento está siempre presente, en aras de la paz, la comprensión y la unión entre los hombres, englobando todos esos buenos deseos con el deporte, a pesar de ese error primario y oscurantista, cuando quisieron apartar a las mujeres de una actividad propia de cualquier ser humano, al inicio en 1896.



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Narciso Torrealba


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