¿Adonde vamos con una sociedad de cleptómanos?

De acuerdo a lo que se observa, en nuestra sociedad, están sucediendo cosas que implican tanto al que tiene los medios para vivir como al que tiene escasos recursos económicos. Esa implicación, se da en función de la tentación a que puedan estar sometidos, si deben cumplir responsabilidades, por ejemplo, en instituciones en donde se manejan recursos financieros/económicos o materiales. Aquí surge la afirmación, el que no tiene, quiere tener y, el que tiene quiere tener más. En ambas situaciones, surge la proclividad a apoderarse de lo ajeno.

En nuestro país, "Apoderarse de lo ajeno" parece ser consigna y, es así como hemos sabido de la cantidad de personas detenidas, que se han visto tentadas y han sido débiles ante la deslumbrante oportunidad que se le presenta al estar tan cerca de lo que podría "sacarles de abajo". Particularmente, el gobierno ha dado esa oportunidad a través de las dotaciones de cualquier tipo de beneficio, llámese Canaimita, Tabletas, celulares, viviendas, vehículos, etc. Es decir, esto ha creado desviaciones en quienes serían los responsables de entregar tales productos a la comunidad y, eso se enmarca en lo que se conoce como corrupción. Es una especie de cleptomanía que los impulsa a apoderarse de lo ajeno, sin importarle las exhortaciones y humillaciones que acarrean esos actos. En todo caso, este error posiblemente se afianza en una falta de educación en valores que no le proporcionó la familia, ni la escuela.

En realidad, cuando me atrevo a escribir esta nota, es porque las evidencias que se revelan a través de los medios de comunicación, de manera constante, sirven de antecedentes para hacerlo. Cuando imagino al bachaquero que estafa, porque con urgencia alguien necesita equis producto para satisfacer una necesidad, pienso en su impulso incontrolable de robar a través de la venta del producto. Cuando imagino al gorgojo que trata de hacer sus negocios a expensas de unos productos que no son suyos, acaparándolos, vendiéndolos al bachaquero, también está robando. Lo más reciente, lo constituiría, la captura del caballo, el que compraba la carne a precios preferenciales y la comercializaba a restaurantes del Este de Caracas. Es decir, en esta historia, el bachaco, el gorgojo y ahora el caballo son parte de los cleptómanos que no controlan sus impulsos y tienen a la población venezolana en ascuas en relación a los alimentos.

Por otro lado, considerándolo dentro del termino de cleptomanía, también en las oficinas publicas, las insinuaciones se sobreentienden cuando se trata de manipular en base a la rapidez en que podría obtenerse un documento: "si pagas tanto, te sale para más tarde, si no dentro de un mes". Si se acude a un banco publico o privado, muchos deslizan, apretado entre el pulgar y la planta de la mano, un pago al cajero para que les atiendan rápido. Otros, los que no pagan deben esperar que suene la campanita y aparezca el numero en pantalla o hacer la cola religiosamente. Si el cajero se acostumbra a tener recompensa diariamente, es posible que comience a cobrar directamente al público por el trabajo por el cual le remunera la empresa. Es mas, en política parece que a quien le dan la oportunidad de ejercer un cargo administrativo de responsabilidad, se va encariñando con el mismo, y luego lo maneja como si fuera de su propiedad. Si se relaciona con alimentos, es posible que se "Gorgojise"

Muchos que pertenecen a Consejos Comunales, se le van los ojos y también las manos, cuando ponen bajo su responsabilidad cualquier producto para entregar a la comunidad, sobre todo alimentos; de inmediato la mala idea los carcome y en vez de asignar a cada quien lo que se le estipula, varían el contenido de las bolsas y, dejan para ellos los productos mas apetecidos.

Creo que de alguna forma, en lo que he referido, la cleptomanía está presente. Asimismo, debería incluirse en cualquier programa de formación gerencial para la gestión de las empresas de alimentos del gobierno, un riguroso examen psicológico para tratar de detectar en los nuevos aspirantes, cualquier rasgo que le haga sospechoso de cleptomanía. Aunque no debe ser fácil, por lo menos debería hacerse el intento, porque la idea no es que la fauna crezca y en vez de tener bachacos, gorgojos y caballos, tengamos que sumar después, cucarachas, congorochos o quien sabe qué. Así, no avanzaremos como sociedad.

 



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Jesús Rafael Barreto


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