La banca paralela. Ni devaluación ni Inflación

Los créditos diarios concedidos por fabricantes e intermediarios arrojan una
cantidad de dinero fiduciario que pudiera ser mucho mayor que el manejado
por las bóvedas del Banco Central de Venezuela sumadas a las de toda la
banca privada. Este dinero gira dentro de la cadena de intermediarios y
queda representado por las facturas del caso. En estas se señala los valores
de las diferentes mercancías, según los precios y sobreprecios de cada
transacción hecha para la reposición de los inventarios, o sea, el monto del
crédito más los intereses. Por este mecanismo se oculta el financiamiento y
sus respectivos intereses, y a eso se le está llamando especulación o
inflación por causa de la devaluación del Bs.F; se le da el eufemismo de
encarecimiento del costo de vida y se silencia el cobro de intereses que
practica esta banca paralela.

Si al circulante fiduciario anterior le sumamos los créditos que muchos
intermediarios les conceden a los consumidores, no podemos dudar que estamos
ante la verdadera y camuflada banca privada, o de un sistema financiero que
practica la usura de lo lindo sin cortapisa alguna porque los prestamistas
de esos créditos manejan un dinero fiduciario-capital mercancía-que, si a
ver vamos, es, curiosamente, de todos los intermediarios involucrados y no
de los prestamistas porque aquellos se limitan a rotar su capital inicial
y luego se va conformando con el retiro de la parte de sus ganancias
crediticias, de los intereses leoninos y anatocistas, que semanal, quincenal
y mensualmente le cargan a sus prestatarios.

Cada vez que el detallista paga la factura anterior, compra de contado la
que le repone su inventario. Se limita, pues, a cancelar los intereses
vencidos. A partir de ese momento, el proveedor vende de estricto contado y,
sin embargo cobra un sobreprecio, un interés, sobre el primero de los
prestamos causado cuando se iniciaron las relaciones comerciales entre ese
detallista y el proveedor que nos ocupa. El detallista jura que su
proveedor de da créditos semanales o mensuales; no es así, sólo le cobra
interesas semanales o mensuales por la primera entrega de provisiones.

La banca privada opera con un circulante acotado ya que los créditos
periódicos suelen balancearse con los correspondientes cargos de los
vencidos, lo que les garantiza liquidez continua bajo condiciones de
estricto control local.

Los "intereses" de esta banca paralela consisten en un recargo exagerado de
sus precios de venta; de esta manera los sobreprecios o el encarecimiento de
las mercancías practicado por el intermediario proveedor reemplaza al cargo
por concepto de intereses propiamente dichos.

El interés declarado pasa a ser el conocido interés moratorio que subsume
intereses sobre interés ya que el sobreprecio representa el interés
camuflado como recargo de precio. El detallista final carga el interés
acumulado dentro de la cadena de intermediarios que lo precedan, con lo cual
el interés anatocista resulta inocultable puesto que se trata de intereses
cargados sobre intereses dentro de un mismo período comercial anual y según
las rotaciones anuales correspondientes a cada tipo de mercancías.

Queremos decir que estamos frente a un proceso de encarecimiento de los
precios muy similar al que sufre el costo del dinero cuando lo tomamos al
crédito de un banco convencional. En este caso, D, tomado en préstamo, se
convierte en (D + interés) al término del vencimiento.

En el caso que confrontamos fuera de las instalaciones de la banca
convencional, tenemos una D que representa el precio anterior de una
mercancía cualquiera; como está viene encarecida se transforma en D + un
sobreprecio-eufemismo comercial de interés.

Ese interés disfrazado de sobrecosto o sobreprecio da pie a la denominada
especulación fincada en una supuesta devaluación del bolívar fuerte. Sin
embargo, mal podemos hablar de devaluación de una moneda que, si por ejemplo
la deterioramos, se nos rompa o manche, podemos llevarla al banco
convencional más cercano y solicitar su canje por otra moneda-billete-en
buen estado. Es así como nuestro Banco Central de Venezuela garantiza el
respaldo del Bs. F y no con oro porque este patrón ya no rige en ninguna
parte.



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Manuel C. Martínez


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