Signo de la revolución post-Chávez: lavarse la cara del socialismo

Es tragicómico ver a Héctor Rodríguez, desde la Asamblea Nacional, aburguesado, llamando al pueblo a la rebelión con flux, corbata y micrófono en mano; esto se llama agitación ¡o f i c i a l! (y oficialista).

Hay otro signo post-des la indignidad y la desvergüenza: "El presidente Nicolás Maduro espera que su par de Estados Unidos, Barack Obama, desestime el decreto de sanciones contra el país "Y le reciba las cartas credenciales a nuestro embajador Maximilien Sáchez Arvelaiz, para que demuestre su buena voluntad de relaciones con Venezuela" y América Latina". ÚN, Viernes 26 de febrero del 20016

Dejemos que esta noticia se marine un rato, ya volveremos a ella.

No hace mucho (dos o tres días) se reunió el gobierno con unos inversionistas representantes de 150 empresas de 33 países, para la presentación del denominado "Arco del Orinoco", en el auditorio del Banco Central. Un pedazo de Venezuela puesto en alquiler (por ahora) denominado con un calificativo muy indígena, "El arco del Orinoco". Estas técnicas publicitarias parecen cosas de especialistas en mercado; las imágenes son muy importantes para vender una idea generalmente contraria u opuesta a lo que realmente se ofrece. Pero los signos lo son más, nos dicen algo de la naturaleza misma de las prácticas humanas.

En el evento se hizo una presentación de las potencialidades mineras del país mediante un video que mostraba los paisajes más alucinantes de nuestra naturaleza. Pensé en que era perfectamente lógico invitar a los mineros, depredadores insaciables de oficios, a que imaginaran toda la belleza natural que podían devastar; mostrando ese "lomito natural" que el gobierno les ponía en bandeja, en una cama de selvas, a su disposición, a su glotonería: El salto Ángel, Canaima, ríos y más ríos, Parques Nacionales, selvas y más selvas, ussss!!.

En el mismo acto se firmó un convenio con la empresa de capital canadiense Gold Reserve. Esa es la misma que demandó al Estado venezolano en el CIADI, cuando Chávez los mando al carajo por no haber aportado al país, en veinte años de explotación de oro, ni una locha partida por la mitad.

Por eso entendemos ahora que, no pudiendo Gold Reserve ganarle a Chávez la demanda en el CIADI, muerto el comandante, vino ahora por "lo suyo". Pero esta vez el pago es mucho mejor, dado en "especies". Ahora lo sancionado por el CIADI, el gobierno "revolucionario" post-Chávez lo reconoce y casi que le solicita al organismo regulador su reincorporación, para lavarse la cara de gobierno rebelde, socialista.

Para justificar la asociación, nos quedamos ("nos" por decir algo retórico) con el 52 % de la empresa mixta… ¡ya sabes! ¡Se trata de "superar el modelo rentista"!, cambiándolo por otro modelo rentista, la minería. Este 52 % no significa nada, ni ventaja ni un coño, para la explotación (seguramente descontrolada) del "lomito" del oro y el cobre; ese 48% del control será el porcentaje de la ganancia de una empresa "mixta" que explotará una de las más grandes reservas de oro-cobre del mundo desdibujando el paisaje, contaminando el ambiente, alterando el clima.

Por otra parte, recordemos a Eulogio del Pino, hace unas semanas atrás, justificando la participación de CAVIN en el Motor Minero. En esa oportunidad dijo algo así como que se necesitabamos explosivos para la "extracción minera". Y como, uno más uno dan dos, explosivos más explotación minera, ¿Qué da?: Minería de cielo abierto, devastación, desolación…

Bien. Luego de hacer otra suma aritmética, comenzamos a entender ese humillante petitorio (como diría Ramos Allup) del presidente Maduro a Obama para que no sancione al País –ahora comprometido y endeudado hasta los tequeteques- y para que reciba (humildemente) las credenciales de nuestro embajador Sáchez Arvelaiz. Luego, como siempre, nuestro mandatario remata con otra bravuconería: "pero se lo pedimos sin olvidarnos de que tenemos diferencias, de que somos enemigos a muerte", etc, etc, etc; y bla, bla, bla, como diría Walter Martínez. Más disimulo, más de lo mismo.

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En Cumaná, en el acto con los pescadores, se les "chispoteó" a los marinos desde el "cuadro de fondo", es decir, a la puesta en escena montada por gobernador Luis Acuña, una consigna que decía "¡Queremos solución! ¡Queremos solución! ¡Queremos solución!", mientras el presidente hablaba de que "hay que tener consciencia", "espíritu revolucionario". En un acto que fue hecho para dar motores (fuera de borda), repuestos mecánicos, autos rústicos y similares, pensiones y promesas, entre otras las de recuperar silos, y promover las ferias del pescado, es decir, correr la arruga hasta lo más que se pueda, hasta las próximas elecciones. Y, por supuesto, firmar unos acuerdos con camaroneras y productores privados. En el fondo no se trata de satisfacer las necesidades proteicas del país, se trata de exportar, de producir "dóllares".

Verán que, por cada acuerdo que se firme con algún capitalista, habrá siempre una repartidera de pan para los más necesitados.

Después, el presidente los conminó a que abastecieran primero a la población nacional de proteínas del mar, "primero: a nuestra población". Pero prometiéndoles que podrían exportar el "excedente" de su producción. Porque, siguiendo el orden lógico de las disposiciones del alto gobierno, hay que producir divisas fuera de la renta petrolera. Lo primero es retórico, lo segundo es una orden –como si eso de la exportación YA no fuera una realidad de hecho; en alta mar y en dólares, los pescadores venden sus cargas a barcos a comerciantes de fuera-

A propósito de las camaroneras, ¿qué pasaría con los pescadores de El Hatillo, en el Estado Anzoátegui, en la laguna de Unare y el desvío del rio Unare en favor de unas famosas camaroneras y en detrimento de los pescadores artesanales? ¿Será que todavía existe El Hatillo? ¿Volverá la pesca de arrastre, o será que no se ha ido?

Otro signo de la revolución Post-Chávez es eso de disimular con promesas y regalos los acuerdos con los grandes productores y propietarios capitalistas.

Se suma al miedo, a la mentira y a la negación, la hipocresía, como otro signo distintivo de la era Post-Chávez. Hay tantas contradicciones con el socialismo, que ahora, ahorita mismo, no hayan qué hacer con él. El gobierno está desesperado por no poder lavarse bien su rostro socialista ante el capitalismo internacional, inversores, bancos, y los entes reguladores del comercio.

(¿Y Mario Silva, y Pérez Pirela, y Diosdado? ; ¿Ahí y nada más? Sí, ahí namá. Como si esos disparates no existieran, ¡como si no se les notara!!... el bojote.)

***

La otra cara, el socialismo, se construye entre todos. La participación en las decisiones nacionales de las que depende nuestro futuro y el de las nuevas generaciones son consultados y aprobadas por todos en una práctica democrática real, de participación real, de discusión, de crítica, debates.

¿Quién autorizó al gobierno entregarles el país a los capitalistas? ¿Quién autorizó al gobierno a entregarle 21.000 millones de dólares a Lorenzo Mendoza y 300.000 millones a los capitalistas en su conjunto? ¿Quién dijo que Chávez, cuando nombró heredero del gobierno a Maduro, le entregó un cheque en blanco? ¿Y el socialismo dónde está?

De esa dignidad socialista, que sembró Hugo Chávez en nuestra población, quiere ahora librarse el gobierno post-Chávez, imponiendo su carácter, o falta de carácter, a través de la negación, del silencio, de la hipocresía. Y solo por hacerle carantoñas a los capitalistas parásitos de aquí y a los tiburones de afuera.

El socialismo es conciencia, el capitalismo es disimulo, mentira, palabras vacías, doblez. El socialismo horroriza a la oligarquía con su verdad, con su denuncia de la injusticia, su conciencia y su dignidad. Un socialista no le suplica al imperio ("en nombre de la Paz", qué pena, ¡qué vergüenza!)

Quiero terminar con el Che, hablando de las ventajas del Sistema Presupuestario de Financiamiento.

Después de haber señalado cinco ventajas políticamente practicables, ventajas de carácter puramente socialistas, revolucionarias en el alma humana…

"Es importante señalar que se va creando (mediante al Sistema Presupuestario) en el obrero la idea general de la cooperación entre todos, la idea de pertenecer a un gran conjunto que es el de la población del país, se impulsa el desarrollo de su conciencia del deber social".

Eso es, en resumen, el socialismo en términos de producción y de lo que sea, la conciencia del deber social: un todo con la vida de la sociedad, un todo existencial formado de trabajo, cooperación, gobierno, organización, seguridad, defensa, educación, creación artística y científica, sentido de pueblo, religión,… vistas a la permanencia de la especia sobre a tierra de forma racional.



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Héctor Baíz

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