1958: año de democracia directa no de puntofijismo

1957: El Pacto de Nueva York, el Frente Universitario y la Junta Patriótica

Este año, 1957, es muy importante para nuestra historia contemporánea. Dos procesos simultáneos van avanzando. Uno, encabezado por Rómulo Betancourt, vinculado a los intereses imperiales, que busca el fin de la dictadura de Pérez Jiménez bajo la tutela del Departamento de Estado de EEUU cuyo objetivo era conformar una democracia formal comprometida con los intereses económicos, geopolíticos e ideológicos estadounidenses. Dos, otro proceso que persigue el derrocamiento de la dictadura con el fin de trabajar por una democracia comprometida con los intereses populares, la soberanía y la independencia nacional. Este conflicto se resolverá finalmente mediante la derrota de la lucha armada en los años 60.

En Venezuela, en correspondencia con los objetivos de lograr una democracia basada en la soberanía y la independencia nacional, se van constituyendo organismos unitarios como el Frente Universitario y la Junta Patriótica con el propósito de impulsar la movilización del pueblo y avanzar hacia la unidad cívico-militar.

Rómulo Betancourt, representando los intereses que ya señalamos se mueve, desde el exilio, hacia el interior del país, con una política golpista y boicoteando la unidad con el Partido Comunista de Venezuela. En esta etapa de anticomunismo exacerbado Betancourt considera la movilización popular como bochinche y desórdenes públicos. La estructura sindical de AD y el propio partido fueron siendo desmembrados pues la política betancurista le daba prioridad al golpe de Estado, lo que agudizaba la represión, la desvinculación del pueblo, obstaculizaba la unidad popular y de las fuerzas opositoras, particularmente la unidad con el Partido Comunista, el otro pilar de la resistencia junto con AD.

La política betancurista fue directa o indirectamente responsable de los asesinatos de Leonardo Ruiz Pineda, Alberto Carnevalli y Antonio Pinto salinas y de dirigentes sindicales como Luis Hurtado. Esta es la historia que está por escribirse. Lamentablemente murió Simón Sáez Mérida.

Simultáneamente con la política golpista y antiunitaria, el otro aspecto de la política betancurista era la negociación y la subordinación al Departamento de Estado de EEUU. Por eso uno de los centros de su movilización política fue el territorio estadounidense y los contactos con sectores del partido demócrata y del sindicalismo corrupto. Su vasallaje tenía como objetivo presentarse ante el gobierno estadounidense como la opción para someter a Venezuela mediante una democracia neocolonial en lugar de la dictadura perezjimenista. Especialmente cuando, hacia el final de su período, Pérez Jiménez adopta ciertas políticas que podrían ser apreciadas como nacionalistas.

Independientemente de la política betancurista, antiunitaria, proimperialista y sectaria, en Venezuela fue creciendo un movimiento antiimperialista, popular, unitario y democrático. impulsada por el Partido Comunista, Fabricio Ojeda y desde atrás, Simón Sáez Mérida, quien estaba enfrentado a Betancourt. Así surgió, en 1957, la Junta Patriótica. Inicialmente se unen el PCV, URD y Copei. AD, no entra por la oposición de Betancourt, quien desde el exilio imponía políticas a ese partido. Sin embargo, hacia 1957, había crecido en dicho partido la influencia de la izquierda, liderada por Simón Sáez Mérida.

Fue vital el liderazgo de Simón, que firmemente se opuso a Betancourt y desobedeciendo las instrucciones que este enviaba, incorporó a AD en la Junta Patriótica, paso decisivo, pues URD y Copei no tenían peso en la resistencia antiperezjimenista. En cambio AD tenía un sólido prestigio popular y pese a que la política betancurista había desarticulado a ese partido, conservaba fuerza organizada en varios lugares del país, incluida la capital, Caracas. Se formó así un núcleo dirigente con un peso significativo de la unidad PCV-AD. El representante de AD en la Junta Patriótica fue Silvestre Ortiz Bucarán, con prestigio ganado en la resistencia pues había vivido la tortura, la prisión y el tormento que significó haber estado confinado en el campo de concentración de Guasina.

Cuando celebremos cada 23 de enero, debemos recordar y celebrar a Simón Sáez Mérida, héroe casi anónimo, de la resistencia contra el betancurismo, el perezjimenismo y el imperialismo.

La historia del Frente Universitario fue distinta pues la Juventud de AD, de la cual formé parte en esos tiempos de la resistencia antiperezjimenista, estaba dominada por la izquierda, desobedeció, con el impulso de Simón Sáez, las instrucciones de Betancourt y desde el principio formó parte del Frente Universitario constituyendo con la Juventud Comunista, un corazón unitario que encabezó las luchas de los jóvenes.

La huelga estudiantil del 21 de noviembre de 1957

Esta huelga, a la que me he referido en diversas oportunidades, marca el principio del fin de la dictadura de Pérez Jiménez y probablemente sea el antecedente más inmediato, incluso, el principio de un proceso de democracia directa que se afirma en 1958 y va culminando con el triunfo de de Betancourt en las elecciones del 07 de diciembre de 1958 y especialmente con la toma de posesión de la presidencia por parte de él en febrero 13 de 1959 y quizás más exactamente con la represión de la manifestación de desempleados realizada en la Plaza Concordia de Caracas en agosto de 1959 y la creación de lo que Betancourt llamó "hampoducto".

Como se sabe a raíz de la huelga, la dictadura allanó y clausuró la Universidad Central de Venezuela y detuvo a decenas de estudiantes. Entonces, los estudiantes nos lanzamos a la calle, a los barrios, plazas, esquinas, cines, iglesias, mercados, etc. dando mitines relámpago (por su brevedad) y repartiendo propaganda. No paramos hasta el derrocamiento de la dictadura el 23 de enero. Por supuesto, hubo detenciones y torturas.

A la huelga estudiantil siguió el levantamiento militar del 1° de enero, comandado por el coronel Hugo Trejo, que fue derrotado, pero dejó un mensaje importantísimo: Pérez Jiménez no tenía control total de las fuerzas militares, lo que estimuló la movilización popular.

Pasó diciembre y en enero creció la agitación estudiantil y otras fuerzas sociales se incorporaron, lo que hizo posible pensar en la realización de una huelga general contra la dictadura. Dicha huelga se preparó para el 21 de enero y ese dia nos lanzamos a la calle con todas nuestras fuerzas. Me tocó coordinar acciones de calle con Antonio José (Caraquita) Urbina, que coordinaba a la Juventud Comunista, y yo coordinaba a los jóvenes de AD.

Nos dirigimos a "parar" las fábricas de la zona industrial de Los Cortijos de Lourdes, en el este de Caracas. Nosotros entramos por el frente, por la Avenida Miranda. Entrando, la policía detuvo a Frank Colombani, a Urbano Rojas y a José Marrón Pérez. Los demás logramos entrar y comenzamos a arengar a los trabajadores para que se sumaran al paro. La policía acordonó la zona y logramos salir en los carros de algunos gerentes.

Ya en la calle tomamos un autobús en el que nos dirigimos hacia el centro de Caracas, donde se había organizado una batalla de barricadas a la que me incorporé. Los que conducían el ataque por parte de la dictadura eran los agentes de la Seguridad Nacional, los más sanguinarios. La gente había ido perdiendo el miedo y la calle iba siendo tomada.

Pérez Jiménez decretó el toque de queda a partir de las 6pm. El toque de queda me agarró en la calle y logré retirarme hacia un lugar donde podía pasar la noche. El 22 de enero hicimos contacto Fernando Soto y yo y con él me retiré hacia Catia, hacia los Magallanes. Como a las tres de la madrugada se sintió el vuelo de un avión y por el barrio tronó un griterío: ¡Cayó Pérez Jiménez! Comenzamos a abrazarnos entre gritos, emoción, llanto, rabia y rápidamente nos organizamos en los vehículos que había o a pie, y tomamos la calle. Los policías y los soldados desaparecieron.

Por primera vez vi en la calle a un pueblo que se sentía victorioso gritando: ¡Abajo la dictadura! ¡El pueblo al poder! ¡Libertad! Nuestra generación había tumbado a un gobierno.

Casi espontáneamente nos dirigimos hacia el edificio sede de la Seguridad Nacional con el firme objetivo de rescatar a nuestros compañeros. Es probable que otro día concluya esta narración.

Se amplía el auge popular y se establece la democracia directa

Se constituye una junta de gobierno y se designa al contralmirante Wolgfan Larrazábal como presidente. La junta queda constituida sólo por militares, algunos con directas vinculaciones con Pérez Jiménez. Esto no le gustó al pueblo y se lanzó a la calle. La protesta fue creciendo y desde "arriba" surgió la consigna: "civiles a la junta", que fue un golpe contra el movimiento popular cuyos efectos iban a mostrarse más adelante.

Los coroneles Romero Villate y el "Turco" Casanova salieron de la Junta de Gobierno y como consecuencia de la consigna "civiles a la junta" y la falta de claridad estratégica, se se colaron en la Junta de gobierno Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, ejecutivo del grupo Mendoza. De esa manera entró la burguesía a gobernar directamente.

Pero la democracia directa se fortaleció

Sin embargo, en la calle el pueblo sintió que había cambiado la junta, lo que fortaleció la conciencia de su fuerza y progresivamente fue creciendo un poder desde la calle, una primaria experiencia de poder del pueblo.

Ese poder desde la calle fue acumulando victorias. Quizás las más relevantes fueron conjurar la visita de Richard Nixon, vice-presidente de EEUU, en mayo de 1958 y la derrota del golpe de Estado de Castro León en julio de 1958.

La visita de Nixon

El presidente Eisenhower envió a Nixon para que observara de manera directa la situación en América Latina, pues el gobierno de EEUU estaba "inquieto" por lo que pudiera estar ocurriendo.

El último país que visitó Nixon, ya de regreso a EEUU, fue Venezuela. Aquí se encontró con una muy desagradable sorpresa. El auge de masas era una realidad y Nixon la pudo captar de manera muy contundente. Llegó al Aeropuerto de Maiquetía, se desplazó por la autopista de La Guaira vía Caracas, empalmó con la Avenida Sucre y cuando se aproximó hacia el 23 de enero una multitud lo esperaba. Cuando se acercó se enteró de lo que se trataba. Comenzaron a abuchearlo, a tirarle tomates, etc. Nunca hubo la intención de agredirlo violentamente. Realizada la protesta, la gente permitió que la caravana continuara su ruta.

El día siguiente estaba programada la visita de Nixon al Panteón Nacional para colocar una ofrenda floral ante la tumba del Libertador Simón Bolívar. Esa noticia provocó una gran indignación y en la Universidad Central se desarrolló una intensa movilización y preparativos para impedir que Nixon llegara al Panteón Nacional. La Juventud Comunista y la Juventud de AD actuamos como vanguardia orientadora y organizadora.

En la elaboración y ejecución del plan la juventud de AD desarrolló una iniciativa que consistió en lo siguiente: por Santa Mónica, Oscar Viloria, que era encargado de propagan, alquiló un burro y ese burro lo vestimos con la bandera de EEUU y le pusimos el gorro del tío Sam y ese burro fue el que encabezó la marcha, que la organizamos conjuntamente la Juventud Comunista y la Juventud de AD. Al finalizar la marcha, el burro fue devuelto a su dueño.

Tomamos por la puerta de salida hacia la Plaza Venezuela y buscamos la Av. Principal de San Agustín, en donde siempre la gente del barrio se incorporaba masivamente y de ahí buscamos la vía hacia el Panteón Nacional. Por el camino se iba incorporando cada vez más gente. Al llegar al Panteón éramos miles. Rodeamos el Panteón y nos tomamos de los brazos haciendo una barrera humana.

Un pelotón de la Guardia Presidencial se desplazó desde Miraflores para tratar de disolver la barrera humana para abrirle camino a Nixon, pero la lluvia de piedras los contuvo y después de repartir culatazos, se retiró. No estaban preparados moral y anímicamente para reprimir a la población. No pudieron evitar que una muchacha se acercara al carro que llevaba las flores de la ofrenda y estas volaran por los aires. Nixon no pudo llegar al Panteón Nacional.

Simultáneamente EEUU movilizó su flota naval frente a las costas de Venezuela dispuestos a rescatar a Nixon si este era agredido. Nunca éntrelos grupos populares hubo la intención de agredirlo personalmente. Se trató de atacar y se atacó lo que él, simbólicamente representaba.

Creo, no estoy seguro, que este es el único caso en Latinoamérica en el que un pueblo ha rechazado la visita de un vice-presidente de EEUU y ha impedido que culmine. Los jóvenes de aquellos tiempos fuimos el factor decisivo.

El golpe de Estado, la tregua obrero-patronal y la convocatoria de elecciones como chantaje

La amenaza de golpe de Estado fue, por una parte, una cierta realidad y por otra parte, una maniobra distraccionista de la burguesía. Ciertamente había Pérez Jimenistas resentidos, pero la amenaza golpista funcionó como un chantaje. Ella determinó que la estabilidad política en función de "normalizar" la vida democrática se convirtiera en el objetivo principal aceptado por todos los partidos, incluida la dirección de la izquierda.

Una revista de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) (http://revistasenlinea.saber.ucab.edu.ve/temas/index.php/rrii2/article/view/942), que expresaba interés de sectores derechistas, recoge los sentimientos imperantes de esta manera:

"Nuevamente la realidad del país parecía sentir la necesidad urgente de reducir los niveles de conflictividad que ponían en riesgo la estabilidad política de una recién lograda libertad. Los intentos de golpe de Estado de los oficiales militares Hugo Trejo y Castro León, se sumaban a una precaria situación económica que ameritaba salidas de corto, mediano y largo plazo. Se volvía a poner en la palestra pública la necesidad de lograr una "tregua social" entre obreros y patronos. Es así, como los principales actores, desde muy temprano, comienzan a trabajar en la definición de las bases de lo que sería el futuro pacto de avenimiento. El Comité Sindical Unificado, Fedecámaras y el Estado, serían partícipes de innumerables reuniones que permitirían lograr un documento concertado por las partes. La prensa nacional se haría eco de innumerables noticias que reflejaban el avance logrado por las partes, así como de las diversas actividades que se desprendían de las iniciativas de acercamiento que tomaban tanto empresarios como trabajadores o Estado.

"Finalmente y con alta presión popular, sería firmado el pacto de avenimiento obrero-patronal, el 24 de noviembre de 1958, por representantes del Gobierno, Fedecámaras y el Comité Sindical Unificado."

La mención al golpe de Estado del coronel Hugo Trejo es una acusación infundada y pretende sembrar confusión. Hablaré sobre esto luego.

Lo importante es la referencia a la tregua social o "avenimiento obrero-patronal". Ya el 31 de octubre de 1958 se había firmado el "Pacto de Punto Fijo", que dio origen a un proceso político excluyente del Partido Comunista y los sectores de izquierda, es decir, a una democracia chucuta, que terminó descargando la violencia clasista sobre el pueblo venezolano.

El auge popular atemorizó a los sectores dominantes y el rechazo de la visita de Nixon encendió las alarmas en Washington. Se estrechó la alianza oligárquico-imperial que funcionó durante todo el período de la dictadura de Pérez Jiménez y la sustentó. Esa alianza nunca fue en nombre de la democracia, sino en función de la mejor forma de gobierno que garantizara los intereses del capital. Antes fue una dictadura, derrocada la dictadura y con un auge popular en pleno desarrollo, se trazaron el propósito de construir una democracia a imagen y semejanza de los intereses imperiales.

Para lograr ese objetivo se trazaron una política con varios instrumentos: uno, el Pacto de Punto Fijo, como base de una democracia neocolonial, excluyente de los sectores populares convertidos simplemente en una masa electoral manipulada; dos, la convocatoria urgente de elecciones para restablecer el aparato del Estado y darle legitimidad; tres, la tregua obrero-patronal, que entre otros aspectos suspendió las huelgas, arma básica para defender los derechos laborales que durante casi diez años estuvieron suspendidos. A sabiendas de que con el derrocamiento de la dictadura seguramente crecerían las demandas laborales, se encargó rápidamente de negociar con los renacientes sindicatos, su vulneración.

En la calle se desarrollaba un auge popular que no podía ser detenido mediante la represión, pues ello lo hubiese radicalizado. Entonces decidió enfrentarlo mediante maniobras políticas aprovechando que la dirección de la izquierda de la época no entendió el carácter de la transición hacia la democracia y el camino para consolidarla. Ellos tenían un camino claro: construir una democracia restringida dominada por el capital y excluyente del pueblo. Y si surgía un sector popular que se rebelase, la violencia siempre sería el expediente a la mano.

Para esos fines tenían al personaje necesario, Rómulo Betancourt, un izquierdista arrepentido, dispuesto a prestarse a garantizar los intereses oligárquico-imperiales manipulando su pasado izquierdista que le dio liderazgo popular (fue miembro del Partido Comunista de Costa Rica).

La dirección de la izquierda criticó el Pacto de Punto Fijo porque los excluía, pero respaldaron la tregua obrero-patronal y la urgente convocatoria de elecciones. Al favorecer y luchar denodadamente por la precipitación de las elecciones, dieron una contribución decisiva a la derrota del movimiento popular pues esas elecciones perseguían frustrar las aspiraciones democrático-populares del pueblo, el deseo de marchar de una dictadura negadora de todos los derechos hacia una participación clave del pueblo. Finalmente, las políticas de esa dirección de la izquierda de la época al respaldar calurosamente el pacto obrero-patronal y la aceleración de la convocatoria a elecciones, reforzaron el plan de la dominación para establecer una democracia restrictiva y restringida.

La expulsión del país de Hugo Trejo

El coronel Hugo Trejo encabezó el levantamiento militar del 1° de enero de 1958, fue hecho prisionero y salió en libertad cuando Pérez Jiménez fue derrocado. Desde el momento en que salió a la calle Trejo fue presentando un discurso nacionalista y patriótico que lo fue convirtiendo en líder popular, lo que despertó el celo de dirigentes políticos como Betancourt. En la trastienda se fue desarrollando un acuerdo para sacarlo de la lucha política.

Dados sus indiscutibles méritos y su liderazgo, fue nombrado jefe del Estado Mayor. Desde ahí continuó con sus intervenciones por la televisión, en reuniones populares y diversos actos políticos confirmando un nuevo liderazgo, que estimuló una potencial alianza de la derecha política, la derecha económica y la derecha militar para expulsarlo del país.

El general Castro León, que era ministro de la defensa y preparaba un golpe de Estado, tenía un serio interés en sacarlo de la jefatura del Estado Mayor, pues con Trejo en esa posición no hubiese podido dar el golpe de Estado.

En efecto, el 27 de abril de 1958 Hugo Trejo fue destituido y nombrado embajador en Costa Rica. Los jóvenes de AD decidimos organizar una movilización popular en defensa de Hugo Trejo. Inmediatamente se lo propusimos a la Juventud Comunista. Comenzamos a organizar una convocatoria para al día siguiente concentrar a los estudiantes en el Aula Magna de la UCV y de ahí salir en una gran marcha hacia Miraflores pidiendo la restitución en su cargo del coronel Hugo Trejo.

Nos fuimos al local de la dirección distrital de AD, controlada por la izquierda de AD, y pasamos toda la noche imprimiendo miles de volantes convocando a la concentración en el Aula Magna de la UCV y a la marcha mencionada en el párrafo anterior.

Al amanecer estábamos distribuyendo los volantes por la UCV. A media mañana el Aula Magna no cabía más nadie. El Presidente de la FCU era Jesús Carmona militante de la Juventud de AD, quien en su discurso debía justificar e invitar a la marcha en defensa de Hugo Trejo. La dirección nacional de AD prohibió la marcha y pasando por encima de la dirección juvenil, directamente le dio la orden a Jesús Carmona para que este no invitara a la marcha y enfriara los ánimos. Jesús Carmona aceptó esa instrucción y de esa manera fue abortada la reacción de la calle en defensa de Hugo Trejo, que hubiese generado un amplio movimiento de solidaridad y denuncia de los sectores derechistas que deseaban neutralizar a Trejo expulsándolo del país.

Esta fue una derrota decisiva para el movimiento de la calle y una victoria para quienes querían sacar provecho del 23 de enero en función de los intereses de la dominación imperial.

El golpe de Castro León

El 23 de julio de 1958, Jesús María Castro León tomó el Palacio de Miraflores, lo rodeó de tanques y convocó a Rafael Caldera, a Jóvito Villalba y a Eugenio Mendoza para negociar. No nos sorprende que hayan asistido, en lugar de rechazar de plano la invitación pues su aceptación de la propuesta de negociaciones le daba fuerza al golpe de Estado, se sentaron a negociar con el jefe del golpe de Estado. Ellos han debido conminarlo a rendirse.

Mientras eso ocurría, desde la UCV partía una marcha encabezada por el rector Francisco De Venanzi, con la participación activa en la organización de la Juventud Comunista y la Juventud de AD, que se dirigía a rodear Miraflores, desafiando los tanques, y exigiendo la rendición de Castro León.

Esa fue la marcha más grande que vimos en ese tiempo, después de las marchas que se sucedieron el 23 de enero. Dicha marcha me recuerda las que se hicieron para rescatar al presidente Chávez cuando el golpe de abril de 2002. Aquella, contra Castro León, fue para sacar del poder a un golpista, las de 2002 fueron para rescatar a un presidente legítimo, secuestrado por las fuerzas oligárquico-imperiales, pero fue el mismo pueblo, aunque al pueblo de 2002, la derecha lo llamó "hordas" chavistas, quizás por un miedo ancestral.

Finalmente, Castro León ante la avalancha de pueblo, una de las más grandes de todos los tiempos, y la ausencia de respaldo político, se rindió. A Eugenio Mendoza le propuso la presidencia de la República y este, viendo que la relación de fuerzas no favorecía a Castro León, sobre todo la gran movilización popular contra el golpe de Estado, no aceptó. Además, ellos ya tenían un guión, pactado con EEUU para llegar unas elecciones que las ganase Rómulo Betancourt. Un golpe de Estado hubiese radicalizado la movilización popular con consecuencias impredecibles.

En general, el auge popular se fue sosteniendo hasta los años 60. Esa historia a lo mejor la cuento en otra oportunidad.

Factores políticos que favorecieron el auge popular

Hubo factores que contribuyeron al desarrollo del auge popular. Lo más importante por supuesto fue la voluntad de lucha de la gente. Además, con la caída de Pérez Jiménez el aparato del Estado se debilitó fuertemente.

La policía política, es decir, la Seguridad Nacional, se disolvió y sus miembros huyeron; el ejército no estaba en posición de salir a reprimir a la gente pues moral y anímicamente estaba afectado por haber sido el sostén de la dictadura; de hecho no había congreso y los tribunales también se debilitaron. La legitimidad institucional estaba en cuestión. Entonces, la posibilidad de contener a la gente desde el aparato del Estado estaba limitada.

Fin del auge popular

Solo después de derrotado ese auge popular, lo que culmina con la derrota de la lucha armada, toma cuerpo con todas sus consecuencias la democracia puntofijista.

El primer golpe contundente fue el triunfo de Betancourt en las elecciones del 07 de diciembre de 1958. El pueblo caraqueño volvió a salir a la calle para repudiar a Betancourt, pero con las elecciones la institucionalidad burguesa había resurgido triunfante y contra ella se estrelló el pueblo.

El 13 de febrero de 1958 tomó posesión de la presidencia Rómulo Betancourt, quien preparó para ese día una toma militar-policial de la ciudad de Caracas que tuvo como telón de fondo un discurso abiertamente anticomunista, lanzando un reto al movimiento popular.

Inmediatamente Betancourt aplicó un paquete neoliberal para corregir el déficit fiscal. Entre otras medidas, disminuyó los sueldos de los trabajadores de la administración pública y eliminó el "Plan de Emergencia", un programa para combatir la alta tasa de desempleo existente. Esto dejó en la calle a miles de trabajadores los que siguiendo la tradición de lucha implantada desde el derrocamiento de Pérez Jiménez, tomaron la calle. Sólo que ahora se enfrentaron a la cruel represión betancurista.

Pero no abandonaron la calle. Betancourt enfrentó violentamente esa movilización y en agosto de 1959 ordenó abrir fuego contra una manifestación que se desarrollaba en la Plaza Concordia. El puntofijismo betancurista hizo su aparición para quedarse: una democracia formal montada en una feroz represión militar-policial y la negación de los derechos humanos. La Escuela de las Américas, administrada por el Pentágono, había formado y continuó formando, decenas de oficiales de la fuerza armada en técnicas de tortura, represión y asesinatos, que se constituyeron en el brazo armado de la democracia puntofijista.

La represión se agudizó y surgió la feroz orden betancurista: "disparen primero y averigüen después". Simultáneamente el grito de si sigue la peinilla haremos la guerrilla. Así desembocamos en la lucha armada, pero esa es una historia que contaré otro día.

valencia.ojeda7@gmail.com



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Julio Escalona


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