El irreverente

El enemigo interno

El pasado 6 de Diciembre de 2.015 las fuerzas revolucionarias sufrimos un revés muy duro, del cual hay que recuperarse muy pronto para seguir avanzando hacia la construcción del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, la culpa de esa derrota es de todos los revolucionarios, si tenemos que asumir esa derrota como nuestra, pues a quien más le vamos a echar la culpa, a la vaca? por supuesto que cada quien tiene mayor o menor responsabilidad en la misma, de acuerdo al cargo que desempeña.

Sería muy egoísta e hipócrita querer culpar a Nicolás Maduro de todo, o a Diosdado Cabello por ser el segundo a bordo en materia política, por supuesto que tienen su cuota de responsabilidad, pero tú también la tienes así como yo también tengo mi responsabilidad en esa derrota del 6D.

Uno de los peores errores que nosotros cometemos casi a diario y ahí pecamos de inocentes, es comparar a Maduro con Hugo Chávez, no podemos seguir cometiendo ese tipo de errores, pues la experiencia y el accionar de cada persona es muy diferente, y los años de preparación que tuvo nuestro amado Comandante Chávez fueron muy diferentes a los que ha tenido nuestro Presidente Maduro, además uno se preparó mentalmente con el tiempo suficiente para asumir su responsabilidad, el otro fue sorprendido por una crucial emboscada de la vida para asumir su tarea en un momento muy pero muy duro de la Revolución: el fallecimiento de Chávez, nuestro Padre.

Pero bueno, ese es un tema profundo que en otra oportunidad abordaremos, volviendo al tema de la derrota del 6D lo que más privo fue el enemigo interno, ese que se apodera de las instituciones, de los cargos importantes tanto en la administración publica como en el partido de gobierno, con el consentimiento de los jefes y con la anuencia nuestra, que sabemos quiénes son y de donde vienen, y lo que es peor conocemos sus malas intenciones, pero nos quedamos callados en algunos casos, volteamos hacia otro lado o los denunciamos como hago yo, pero no nos paran bolas y nos tildan de quinta columna o contrarrevolucionarios y entonces viene quedando uno como el malo de la película.

Por lo que vemos esto nunca se va acabar y es lo que va a terminar de eliminar la revolución sino se corrige a tiempo; tenemos que acabar con el amiguismo, el nepotismo, el burocratismo y la conchumpancia, puesto que estos son vicios de corrupción que exterminan todo lo que toca. No debemos dejarnos llevar por los adulantes y jala bolas, que te susurran al oído para congraciarse contigo, no señor, debemos y tenemos que escuchar las críticas, por muy duras que sean, porque de allí sacamos las realidades de lo que en verdad ocurre y desde allí corregir para mejorar, despeguémonos un poco de ese orgullo, apartemos la soberbia y llenémonos de humildad, mucha humildad, que bastante falta le está haciendo a este proceso de cambios, tuvimos como maestro a un ser muy humilde como lo fue Hugo Chávez, pero muchos no aprendimos nada de eso, ni los que tuvieron esa maravillosa experiencia de estar a su lado por tanto tiempo.

Chávez vive…


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Igor Prieto


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