El domingo quedo demostrado que la ultraderecha no está en condiciones de capitalizar ese descontento que juega garrote. Por cierto, este descontento anda realengo, a la espera de una fuerza emergente que sea capaz de recomponer el país. Decimos que será imposible que el majunchismo nos meta gato por liebre, pues ya Raimundo y todo el mundo saben que el desabastecimiento lo induce la oligarquía parasitaria, cuyo propósito no es otro que exacerbar los ánimos de la población consumidora. De ahí, que tirar la piedra y esconder la mano, siga siendo un ardid que solo logra sugestionar a desprevenidos incautos.
Y no andaba despistado el Comandante Chávez, cuando advirtió que esa oposición…"por más que se tongonee siempre se le ve en bojote…" ¿Cómo explicarse que vociferen que ganaran de calle el 6D, y de repente huyen como gallinas despavoridas cuando el CNE convoca a un simulacro que verifique el funcionamiento del sistema electoral? ¿Acaso no fue el evento un magnifico termómetro para medir el poder de convocatoria de los actores que se disputan la Asamblea Nacional?
Indudablemente, el simulacro evidenció que en Venezuela disponemos de un sistema electoral eficaz, transparente y digno de absoluta confianza. Pero también, la escuálida asistencia al simulacro, envió señales muy clara a quienes por soberbia y autosuficiencia se dejan embriagar de triunfalismo. Y porque en política debemos tener sentido de la oportunidad, vale decir que sea pavoso contar los pollos antes de nacer.
De modo que si la MUD prefirió pasar agachada para no delatar su visible debilidad, y el GPP con todo el despliegue publicitario no logró motivar a sus seguidores, entonces por qué dudar que la polarización está en el banquillo de los acusados.