Así es que se gobierna

La reciente puesta en marcha de sendos operativos de seguridad en la Cota 905 y dentro de varios urbanismos de la Gran Misión Vivienda Venezuela, no pueden sino movernos a felicitar al Gobierno Nacional, por haberse dado cuenta al fin, de que para combatir al hampa desbordada que a diario cobra la vida y los bienes de cientos de ciudadanos venezolanos, no es suficiente el establecimiento de "zonas de paz", el otorgamiento de becas a los delincuentes a cambio de sus armas y una práctica policial laxa con la criminalidad.

A partir del establecimiento de las denominadas "zonas de paz", al gobierno del Presidente Maduro, le pasó algo parecido a lo que le sucedió al gobierno de Andrés Pastrana en Colombia, cuando en el marco de las conversaciones de paz, se ordenó la desmilitarización de la zona del Caguán, hecho este que fue aprovechado por las FARC para reagruparse, restablecer su infraestructura logística, entrenar y dotar a sus combatientes con armamento moderno y en fin, para robustecer su aparato militar en contra del Estado colombiano. En ese caso, dicha desmilitarización estuvo precedida por una guerra civil atroz a la cual necesariamente tenía que buscársele una salida política. Pero en el caso de nuestro país, ¿qué justifica que haya sido nuestro gobierno tan ingenuo para creer en la palabra de vulgares delincuentes? Las fulanas "zonas de paz" establecidas por el Ministerio del Interior a través del Viceministerio que hasta hace poco estuvo a cargo del inefable José Vicente Rangel Avalos, a quien por cierto le crearon un Viceministerio para asuntos de la paz adscrito al Despacho de la Presidencia, sólo sirvieron para que las bandas criminales se reorganizaran, alcanzaran alianzas entre sí, se redistribuyeran los territorios para el comercio de droga, se apertrecharan de armamento moderno y le aplicaran una verdadera reingeniería a sus modus operandi. El resultado: Pequeños gobiernos presididos por jefes de bandas criminales, que imponen su criterio a comunidades enteras a sangre y fuego, sin que hasta ahora el gobierno haya hecho mayor cosa.

Por eso, es que la ciudadanía no puede permitirle al gobierno que este esfuerzo realizado en la Cota 905, sea un hecho aislado. Esta experiencia, donde por primera vez en más de 15 años, los órganos de seguridad del Estado venezolano, dan una respuesta contundente al criminal accionar del hampa, por aire y tierra, debe constituir la piedra angular de una política de seguridad, debidamente articulada con el Ministerio Público, el Poder Judicial, el Ministerio de Asuntos Penitenciario, la Defensoría del Pueblo y el pueblo organizado, que permita el desmantelamiento progresivo y definitivo de estas bandas de asesinos que a diario someten a la ciudadanía al terror y a la muerte, con absoluta impunidad.

Debemos garantizar que el delincuente sea sometido a la justicia. Para ello necesitamos de fiscales que investiguen, que acusen. De jueces que administren justicia y que condenen. Necesitamos que los delincuentes que están privados de libertad, no cuenten en las cárceles con granadas, fusiles de asalto, pistolas, drogas y teléfonos que les permitan desde allí, extorsionar y ordenar muertes por encargo en nuestras calles. Necesitamos de una Defensoría que defienda al pueblo y no a los delincuentes, creando instancias de organización de los familiares de los choros – que en muchos casos resultan ser peores que los mismos choros – para crear matrices de opinión contrarias a la actuación de los funcionarios policiales. Y necesitamos de un pueblo, que en franca articulación con su gobierno, se haga de los miles de instrumentos de organización que ha propiciado el Estado, para que podamos reducir al mínimo, las criminales acciones de estas bandas, que hace rato le tienen la vida triste a Venezuela. Adelante Presidente. Si usted se pone al frente de esta lucha, su pueblo va a respaldarlo contundentemente. Claro que no faltará la opinión negativa de aquellos que tienen tiempo diciéndole que se ocupe de la inseguridad, pero que ahora segurito van a salir a acusarlo de represor y de violador de derechos humanos. Pero pal ante, porque como decía Alí Primera, esa gente es como las gallinas viejas…ni ponen ni dejan la culequera.

 

rubenvillafa@hotmail.es



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Rubén Villafañe


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