Pedagogía política

La conciencia revolucionaria del pueblo venezolano

Quiero salirle al frente, desmentir categóricamente, a quienes afirman que el pueblo venezolano carece de conciencia revolucionaria. Es una falsedad, porque el pueblo venezolano ha ratificado, una y otra vez a lo largo de muchísimos años, desde la gesta independentista liderada por Simón Bolívar, Francisco de Miranda, Antonio José de Sucre, Rafael Urdaneta, José Antonio Páez, el Negro Primero y muchísimos más de nuestros héroes y soldados, hasta el día de hoy, que está dispuesto a sobreponerse a todas las dificultades para hacer de Venezuela una nación libre, independiente y soberana. Ello ha sido reiterativo en estos últimos años con la participación en masa en 19 procesos electorales, en los cuales ha salido victoriosa la Revolución Bolivariana encabezada por el Comandante Hugo Chávez, cuyo testigo ha sido recogido por Nicolás Maduro.

Que a lo largo de los años ha sido víctima de engaños y desengaños, eso es muy cierto. Pero cómo negar que su conciencia revolucionaria, puesta a prueba en mil y un combates durante estos dieciséis años, ha salido invicta ante el asedio desmedido, cruento y recurrente de la derecha fascista criolla, lacaya de los mismos poderes fácticos que desde el norte han plagado de miserias a los pueblos del Tercer Mundo en nombre de la democracia y la libertad.

El pueblo venezolano demostró su conciencia revolucionaria cuando los días 12, 13 y 14 de abril de 2002 salió a llenar las calles de Caracas y las principales ciudades del país, a rodear los cuarteles y a Miraflores para exigir la libertad de su Presidente que ya, desde la promulgación de la Constitución Bolivariana, se "había hecho pueblo", defendiendo así su Revolución. Se enfrentó a la oligarquía industrial, financiera y comercial y depredadora, a la alta jerarquía eclesiástica, a Fedecámaras, a la CTV, a los grandes medios impresos, radiales y audiovisuales, a Primero Justicia, a AD, a Copei, a Un Nuevo Tiempo y a más del 10 por ciento de los traidores de la alta oficialidad de nuestra Fuera Armada, así como a centenares de tránsfugas que se habían anotado a ganador en los comicios de 1998.

Y si contundente fue esa gesta, esa conciencia se agigantó cuando resistió estoicamente los 62 días de asedio de los golpistas desdoblados en "terroristas" entronizados en Pdvsa y los mismos terroristas que siete meses antes, en un sabotaje que retrató a todo color el carácter de antipatriotas y apátridas, volvieron añicos las instalaciones de nuestra principal fuente de divisas, la industria petrolera, causando así la salida de ésta de más de 20.000 padres de familia, mientras la alta gerencia se retiró a un exilio dorado forrados en dólares del pueblo venezolano, felicitándose ante la pérdida de más de 25.000 millones de la divisa estadounidense de la empresa que tenían la responsabilidad de dirigir con eficiencia y honestidad.

Negarlo es negar que este país vivió en los años 2000 a 2007 el más cruel ataque mediático y psicológico que ningún pueblo desde el Chile de Allende y la Cuba Revolucionaria hayan padecido; negarlo es negar el imperialismo, porque en la lucha contra ese imperialismo —como ha dicho Fidel, mil veces más poderoso que cualquier ejército latinoamericano— es que se ha engrandecido, se ha consolidado y se ha profundizado la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo.

Y qué decir de esa batalla inolvidable de 2004, cuando la contrarrevolución fue derrotada contundentemente en ese gran encuentro que fue el Referéndum que de Revocatorio se convirtió en Ratificatorio. Ante una bestial campaña mediática nacional e internacional, alimentada día a día por los actos golpistas y de sabotaje económico y comercial, blindados y apertrechados en la Plaza Altamira de Caracas, dirigidos desde la embajada yanqui, recibieron la más rotunda de sus derrotas por el noble y revolucionario pueblo de Venezuela.

A raíz de la siembra del Comandante Presidente el 5 de maro de 2013, se multiplicaron por mil los actos terroristas y de sabotaje. Ahora de manera conjunta, arreciaron los actos de terror mediático y psicológico, a lo que se sumó la guerra económica utilizando para ello, bajo el engaño más ruin, a los sectores más pobres y humildes de nuestro pueblo en lo que se dio en llamar "bachaqueo" para provocar acaparamiento, desabastecimiento y especulación, aunado al más criminal contrabando de los productos de primera necesidad del pueblo venezolano, subsidiados o no, que día a día cruzan la frontera por los caminos verdes con la complicidad de algunos funcionarios y miembros de la Fuerza Armada. Las consecuencias de todo esto han sido el más ignominioso desabastecimiento y una inflación alimentada, además, por el dólar paralelo proveniente de los dólares robados por criminales y ladrones refugiados en Miami.

Todo eso, y miles de hechos más, han puesto a prueba la conciencia revolucionaria del pueblo venezolano.

Ni el asesinato por sicarios de más de tres centenares de campesinos, de dirigentes y militantes revolucionarios, hombres y mujeres, la destrucción y el incendio de escuelas, guarderías, unidades automotoras de la Fuerza Armada, el degollamiento de motorizados, nada de eso ha podido doblegar la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo, hoy entregado, además, a la educación y al trabajo productivo en la búsqueda de una patria justa y soberana, en aras de una Venezuela Socialista.

Sólo el engaño artero, valido de las más sofisticadas artimañas, ha logrado desviar temporalmente la actitud revolucionaria de muchos venezolanos. La historia será testigo de muchas otras derrotas que sufrirá el imperialismo de manos del pueblo revolucionario de Venezuela.



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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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