A mi no me crean, pero…

Alguien me contó, como si fuera un hecho cierto, que el individuo que rompió
una bandera de Venezuela con las ocho estrellas en la plaza el Indio de
Chacao, no el hampón Óscar Pérez que también mutiló una de las banderas
cortándole una de las estrellas y el nuevo escudo nacional, sino el sujeto
que dijo llamarse Arnaldo González, el mismo que profirió “mi bandera tiene
siete estrellas” y “no me importa lo que diga el Presidente”, es el producto
de “una noche de locura” (o tal vez de más de una) de un conocido político
de la IV-R que fue traído a Caracas desde la provincia, en su juventud, por
el entonces Presidente de la República Rafael Caldera.

A pesar del profundo catolicismo del personaje, parece que en algún momento
de su juventud metió la pata (y otra cosa) de lo cual resultó ese espécimen
que se vio en las pantallas de TV realizando su heroica hazaña y lanzando su
famosa proclama, mostrando su cara sonrosada, su amplia frente, su brillante
y enrojecida nariz así como sus rasgos mongoloides o achinados, todo lo cual
me hizo recordar (aun antes de oír el comentario o chisme) a ese político a
quien le atribuyen la paternidad de este individuo.

De ser cierto esto, que tal como me lo contaron lo cuento, tenemos una
prueba más de la sabiduría popular que se expresa a través de los refranes
como, por ejemplo: “lo que se hereda, no se hurta”, “de tal palo, tal
astilla”, “hijo de gato, caza ratón” y tantos otros que confirman la
transmisión de los caracteres hereditarios, con las naturales excepciones
que se apartan de la regla. En este caso la semejanza entre el rompe
banderas y su padre putativo no sólo atienden al aspecto físico, sino al
emotivo. La mirada y la expresión del iconoclasta de Chacao se corresponden
perfectamente con las del veterano político cuando es entrevistado en los
medios de comunicación, lo cual se da con frecuencia, sobre todo cuando la
entrevista la hace Nitu o cuando despotrica contra el Presidente “Desde el
puente”. El común denominador es el odio que ambos rezuman hacia Chávez y la diferencia está en la vestimenta que llevan ya que en su primera aparición
en público el abanderado de Chacao aparece en mangas de camisa, como
cualquier otro del perraje, en tanto que el veterano político cuando es
entrevistado en algún programa de TV, lo cual ocurre con frecuencia, siempre
llega vestido con un traje de “Etiqueta negra” aunque se despoja de su capa
de Conde antes de presentarse ante las cámaras.


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Ño leandro


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