El venezolano lo que come es arepa

Los primeros pobladores de estas tierras del norte de Suramérica, que datan de hace unos 20.000 años aproximadamente tuvieron diferentes alimentos, desde los peces del mar pasando por diferentes vegetales y quizás hasta algunos pequeños animales. Así fueron pasando los siglos y fue hace poco, cuando llegaron los invasores europeos, cuando vinimos a probar el trigo por primera vez. Por eso no sabemos ¿cuál es la bulla? con la cuestión de la harina de trigo, como que si nos vamos a morir si no comemos pan de los portus, que tienen bastante real por cierto para paliar cualquier disminución del inventario.

Pero lo increíble del caso, es que el presidente de Fevipan, un portu de esos que se cree más que Einstein, haya salido en CÑM latino -CNN en español-  y de paso nos llamó flojos porque dijo que en Venezuela deberían haber menos puentes y días feriados y así trabajaríamos más es increíble, cosa que es cierta pero ahí radica nuestra diferencia con otros países porque no es flojera, es nuestra idiosincrasia, somos un pueblo feliz, rumbero, jodedor, en fin, el más feliz del mundo. Y si en el barrio la gente tiene su bistec, sus caraotas, sus tajadas, sus lentejas, sus sardinas y un largo etc. Es feliz, acompañando con arepa, más feliz aún.

Ah, pero está esa parte de la sociedad que no come arepas, por lo menos en su casa no lo hacen, puede que en las areperas nice si lo hagan y las paguen bien caras por cierto, ah pero ellos no tienen problema en pagar, son los amos del valle, los inmigrantes escuálidos y los disociados en general, lo de ellos es una panadería, ese negocio que guisa a la clase media venezolana con su harina de trigo, que es en realidad azúcar para el organismo. Por eso cuando Lorenzo esconde al azar en algún estado de la patria, su harina, usted puede conseguir marcas más sanas porque no contienen gluten, sobre todo las marcas revolucionarias. De un saco de 50 kilos, salen aprox. 2.000 panes tipo francés.

Lo mejor de todo, es que si no tiene usted harina de maíz, puede fácilmente conseguir casabe que es verdaderamente sano para el organismo. No pararle tanto a la agenda de los medios que la cargan con la cuestión del pan y la harina de trigo, como si nos fuéramos a morir de hambre los venezolanos porque no vamos a comer pan, ya en artículos anteriores tocamos el tema y no veo el terror. Es bueno para la salud del venezolano que falte harina, menos tortas, cachitos, taquitos y todo eso que venden en la panadería. También se reduce por parte de la población la ingesta de espaguetis y toda esa comida italiana basada en la harina de trigo.

Parte de la transformación de la patria, pasa por recuperar nuestra alimentación autóctona, utilizando más yuca por ejemplo, así en vez de un trozo de torta se come unos buñuelos, algo tan exquisito. O unas arepitas fritas, puede ser unos bollos, y si son pelones mejor. Tenemos tanto que cambiar que debemos empezar por donde no lo hayamos hecho. Y si es el caso de la alimentación del venezolano, no nos detengamos y aprovechemos el momento coyuntural y enfrentemos como debe ser este problema de la buena alimentación. El gobierno de Nicolás debe con velocidad y firmeza , crear nuevas agroindustrias de distintos tipos de harina para que como ahora, pero con más determinación; si aumenta la crisis de harina de trigo, ya le tengamos al pueblo que es el que la necesita, una alimentación basada en un balance nutricional y no en la locura diaria donde ya no se almuerza con un jugo natural, sino con unos refrescos gaseosos que contribuyen con la obesidad de los niños y adultos, donde un litro de estos venenos de colores, te va matando junto a la harina y no te das ni cuenta.

Nota: Aprovechar el cacao. Es necesario que a nivel nacional se cree una industria del chocolate, como la Savoy que es un monopolio que fue comprando otras marcas pequeñas, como Cri-Cri, que no era de Savoy. Esto con el fin de sacar al ruedo una marca capaz de competir, repito, a nivel nacional con Savoy, cuyos chocolates son 50% cacao. Esa es la vía que nos conducirá a la independencia tecnológico-alimentaria. Otra cosa, tenemos mangos todo el año, enlatemos la jalea y junto al chocolate, enviemos a Mercosur estas delicadeces y verán que negoción.



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Jorge Osorio Rojas


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