En la ciudad de la Habána estan en curso unos diálogos entre el Ejército de Liberación Nacional -ELN, de Colombia con representantes del gobierno de Uribe Velez.
Este evento hace parte de un "sorpresivo giro" en la gestión política del actual Presidente del Colombia que incluye una precipitada fórmula para el Intercambio Humanitario con las FARC, otro discurso de meloso y lagarto elogio frente al Presidente Hugo Chávez de Venezuela y la República Bolivariana de Venezuela y una aparente disparidad con la Embajada Norteamericana en Bogotá, por el abierto favoritismo gubernamental hacia los escuadrones de la muerte de San José de Ralito, en su pretensión de ampliar la representación política en los cuerpos legislativos y demás espacios de las instituciones públicas que influyen las determinaciones judiciales sobre el narcotráfico y la aplicación de las normas del Derecho Penal Humanitario Internacional, por los crimenes de lesa humanidad cometidos por los jefes paracos, en años recientes.
La estrategia electoral del inquilino de la Casa de Nariño hace parte de sus planes para asegurarse la reelección por otros cuatro años más permitiendo asi la consolidación del Proyecto fascista (Estado Comunitario y Agenda 2019) del bloque oligarquico dominante, para establecer un Estado Paramilitar que sirva de soporte al modelo neoliberal, al TLC de las multinacionales imperialistas, al sistema social de explotación y exclusión de más de 30 millones de colombianos, a la impunidad de los grupos paramilitares, a la flexibilización laboral, a la violación de los derechos humanos, a la profundización del conflicto armado, a la negación de las libertades polítcas, a la manipulación de los medios de comunicación, al modelo pro rico de los cacaos, a la corrupción, al militarismo y al vasallaje frente a la potencia imperialista dominante.
El Mesias paramilitar, tal como lo ha definido el ex-presidente Cesar Gaviria en sus denuncias por el compadrazgo presidencial con los jefes narcoparacos, de manera oportunista y cínica está instrumentalizando el tema de la paz para favorecer sus ambiciones politicoelectoreras. Otra muestra más que desemnascara su esencia retardataria y antiética, contraria a las reales soluciones que exige la mayoría de la sociedad.
Tal como lo está demostrando la grave agudización del conflicto armado colombiano, por las recientes y contundentes acciones de las FARC en el Choco, Guaviare, Catatumbo, Nariño, Quindío y Antioquia, la política del gobierno que preside Uribe Velez, ha significado un descomunal retroceso para toda la sociedad. Nunca en la história de esta nación, el país se vió abocado al desastre económico, social, político e internacional como el que estámos presenciando, el cual exige un radical viraje mediante la conformación de un gobierno alternativo popular y democrático, fruto de la más amplia movilización popular, incluso por encima del amañado y fraudulento evento electoral previsto para el próximo 28 de mayo.
La reelección de Alvaro Uribe es un Golpe de Estado que rompió las conocidas reglas del juego de la Constitución de 1991, colocando el proceso político colombiano en escenarios muy similares a los que hemos visto en años recientes en Argentina, Bolivia y Ecuador, donde la presión multitudinaria de las masas populares derivó en el derrocamiento de oscuras roscas oligárquicas proimperialistas.
Asi las cosas, lo de La Habana es un descarada y publicitada trampa del actual régimen fascista al ELN y al movimiento popular, con el extraño apoyo de unos promotores y paracaidistas salidos dizque de la sociedad civil, para oxigenar sus planes de continuidad.
Se pretende utilizar un importante desacamento del movimiento revolucionario en los planes estrategicos de dominación perpetua de la oligarquía paramilitar.
El ELN, en otro momento declarado superfluo e irrelevante por la casta dominante que ahora lo corteja, es una fuerza revolucionaria que tiene en este momento un enorme desafio político. Sabe perfectamente que los diálogos con la podrida y fraudulenta burocracia fascista no permitirán superar "los problemas de la injusticia social y la pobreza, el terrorismo de Estado, la falta de democracia y la perdida de la soberania nacional, que tiene como único autor responsable el actual régimen de ultraderecha que encarna el caudillo narcoparamilitar.
Dentro de su racionalidad política, el ELN sabe que estos problemas solo se resuelven mediante un profundo cambio de la estructúra politica, economica y social imperante en la actualidad. Mediante una revolución. Es lo que, por lo demás, esta indicando el contundente triunfo de Evo Morales en Bolivia. No se puede dar tregua a la decadente elite colombiana, desenmascararla es un deber todos los que no comparten la injusticia, la violencia, la arbitrariedad y la impunidad. Los vientos son de cambio no de conciliación ni de reconciliacion con los verdugos de Colombia, como lo proponen los despistados oportunistas que promueven dizque la paz con absurdos y ligeros análisis politológicos.
Las conversaciones de La Habána estan condenadas al fracaso porque son una farsa electorera de Uribe y su pandilla narcoparamilitar. Eso debe quedar claro ante el pueblo y la opinión publica internacional.
Bogota, 19 de diciembre de 2005.