El proceso de negociación que llevó a la Cancillería Federal a la coalición socialdemócrata-conservadora llenó los espacios informativos y la ruptura del consenso neoliberal en el parlamento alemán, con la aparición de una nueva fuerza política, la alianza del Partido del Socialismo Democrático PSD, con amplia presencia en los estados orientales, con sectores críticos socialdemócratas, fue ignorada por los medios de información. Esta nueva coalición de minorías, logró elegir 54 diputados y su presencia en el panorama político alemán alteró, por primera vez, la aritmética de la política germana de postguerra, de forma tal que obligó a los socialdemócratas a aceptar un gobierno de cohabitación bajo la cancillería federal de Merkel. Por primera en la historia política del país, una fuerza que nació en las regiones orientales, irrumpe en los estados del oeste alemán.
La coalición socialdemócrata-conservadora asume la cancillería federal con un país que presenta dificultades en su economía, que se expresan en una tasa de crecimiento baja, un elevado gasto público y desempleo en expansión. El costo de la reunificación alemana está pesando todavía en el conjunto de la economía y el crecimiento de la desocupación dispara en forma automática el costo de las transferencias sociales dedicadas a los desocupados y jubilados. Ambos factores sumados está provocando un crecimiento del déficit fiscal
No obstante las dificultades fiscales por las que transita la economía alemana, sumado a la alta cotización del euro y las exportaciones caminando por la ruta del crecimiento lento, la derecha y el centro político del país coinciden en propuestas fundamentales para contrarrestar el crecimiento del déficit y crear condiciones atractivas para la inversión y la creación de empleos. Los liberales y democristianos consideran que el problema de la economía alemana está relacionado con la oferta y desde esta perspectiva proponen una flexibilización del mercado de trabajo, disminuir el poder de los sindicatos mediante la eliminación de los convenios laborales sectoriales, y por otro lado recortar el costo de los servicios sociales y como estímulo adicional, bajar los impuestos. Los socialdemócratas y verdes creen que los problemas de la economía alemana andan por ambas vías, por el lado de oferta y de la demanda y en ese sentido las medidas que impulsó la coalición de centro desde la cancillería federal se orientaron, en el pasado reciente, a flexibilizar las condiciones de despido, rebajar los ingresos de los parados, reducir las asignaciones presupuestarias en la sanidad pública, pero manteniendo la negociación colectiva sectorial. La propuesta del PSD y de sectores de izquierda socialdemócrata, considera que la causa del elevado desempleo y del escaso crecimiento es producto del estancamiento de la demanda interna y en este sentido proponen reforzar la capacidad adquisitiva de los sectores de ingresos fijos, mediante la instauración de un salario mínimo adecuado, contratación de los desocupados en el sector público a salarios de convenio, reforzar la cogestión obrera en las empresas y el aumento de los impuestos directos, orientado a las grandes fortunas y grupos financieros y empresariales.
Ignorar, el peso político de la coalición de izquierda, el retorno de los verdes a la oposición, la ruptura del monopolio del poder y la reacción de los sindicatos alemanes, durante el proceso de negociación que llevó a la Cancillería Federal a Ángela Merkel, producto más que todo de una “unión por necesidad mutua”, coyuntural y transitoria en las nuevas circunstancias políticas que vive Alemania, ponen en duda la longevidad del acuerdo político logrado. Alemania podrá entrar en el corto plazo en un ciclo de continuas crisis de gobernabilidad que puede comprometer la estabilidad política del país y abrir espacios a un replanteamiento de la correlación de fuerzas vigente.
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