Nadie lloró

No hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró.
Rubén Blades, Pedro Navaja.

Los candidatos de Súmate declararon que abandonaban el campo de batalla porque no confiaban en el árbitro electoral. ¿Por qué entonces ese árbitro mañoso no manipuló las cifras para que la abstención pareciese minoritaria, como convenía al gobierno?

Exigieron el secreto del voto, pero al retirarse dejaron en el campo de batalla a sus seguidores, como a la Nómina Mayor y a los militares de Altamira, a la merced del enemigo. Es fácil para el rrrÉgimen excluir de todo derecho a los que no votaron el 4 de diciembre. Basta con llamar al marrullero:

—Mira, vasallo, ¿Caraculiambro de la Fosca Vista, votó el 4 de diciembre de 2005?

—No, aquí no veo a ese elemento, Amo Supremo —responde el sigüí.

Y listo, niegan pasaporte al pobre Caraculiambro. No conceden créditos al menesteroso Caraculiambro. Privan de salud cubana al moribundo Caraculiambro. Ni mortadela dan de limosna en Mercal al hambriento Caraculiambro. Y finalmente echan del ministerio al esmerado Caraculiambro.

Me rendí ante las estrategias de Súmate. Otrora me hacía cada mañana un propósito: «Hoy sí vas a entender a la oposición, Roberto. No seas bruto. Haz un esfuercito, que tú puedes». Por último, ante tanto enigma, terminé rajándome y lo dejé al Destino, como un misterio más de la existencia.

Pero esta vez tuve un centelleo difuso que me hizo conjeturar que la estrategia ahora era dirigirse a la opinión pública internacional, que clamaría que una asamblea 100% partidaria del Presidente era típica de una dictadura y lista Venezuela para la invasión. Pero la mayoría del antichavismo internacional usa el cerebro. The Economist, esa catedral inglesa del pensamiento conservador, para nombrar solo uno, comentó: «La oposición, en gran parte proveniente de la antigua y desacreditada élite, ha estado dividida, carece de líderes fuertes y ha sido regularmente gambeteada (outmanoeuvred en ortografía inglesa) por el astuto Presidente» (5/12/05).

Fracasaron otra vez. Apenas dieron un pellizco al elefante: cuatro niples, un oleoducto volado como máximo trofeo, amén de cuatro fariseos de ocasión en algún templo.

Se acabó. El NED tendrá que comprar una oposición totalmente nueva porque Súmate no le funcionó jamás.


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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