Un gobierno construyendo y una oposición que se empeña en destruir

Desde que la Revolución Bolivariana es gobierno en Venezuela, enarbolando la bandera bolivariana, profunda y realmente patriótica y nacionalista, ha sido confrontada ferozmente por la oligarquía apátrida y sus exponentes burgueses y parasitarios que siempre están al frente de las brigadas de choque dispuestos a todo y con capacidad ilimitada de maniobra tal, que sin rubor se pueden presentar un día como recalcitrantes derechistas, fascistas y hasta ejercer solapada o abiertamente acciones golpistas o terroristas y al otro como auténticos San Franciscos, crístos redivivos o socialistas tan genuinos, que Mark se quedó corto en la extensión de su doctrina.

Corrientes ideológicas NO TIENEN, o no les interesa definirlas ¿Para qué? Son como son y basta, el mundo tiene que entenderlos o soportarlos¡que se los calen, pues! Visión de país tampoco tienen, su única ambición es el dinero y su misión es crear las condiciones para obtenerlo sin trabajar; por eso quieren y luchan por desplazar del poder al chavismo, a la revolución Veamos desde una perspectiva real, perceptible y comprobable física, material y estructural a las fuerzas que conforman el Gran Polo Patriótico, (GPP), cohesionadas en un solo bloque político cuyo objetivo es construir un socialismo autóctono, llamado socialismo del siglo XXI, QUE SE NUTRE de la raíz originaria del socialismo científico expuesto hace más de dos y medio siglos por Mark y Engels y luego adoptado como sistema de gobierno por la revolución obrera soviética encabezada por Lenín a principios del siglo XX, pero en ningún caso es una copia al carbón del mismo ni de ningún otro que se haya experimentado en Europa, Asia o América, ni siquiera el de la Cuba de la dignidad, esa Cuba hermana que aún en medio de dificultades extremas causadas por el criminal bloqueo impuesto por el imperio gringo, nos ha dado lecciones de solidaridad y humanismo en cada rincón del mundo donde ha hecho falta, muchas veces en forma inadvertida, sin aspavientos, tan silenciosa como efectiva. Así que es bueno resaltar que ni siquiera ese modelo se ha copiado.

El nuestro es un socialismo bolivariano, robinsoniano, zamorano tan criollo como el papelón y tan original como el líder que lo impulsó y lo dejó instaurado, con tanta humildad que no tuvo doblez en reconocer que estaba todavía en construcción; y dejó a Nicolás Maduro con el encargo de continuarlo y profundizarlo, lo cual está haciendo con todo empeño ,siempre apoyado por la dirección político-militar de la revolución, con decisiones sometidas a consulta popular en discusiones amplias, abiertas, colectivas y transparentes, y cuando es necesario, se apoya en los autónomos poderes del TSJ y la AN, echando por tierra las acusaciones de absolutismo que nunca faltan y venciendo todas las trabas que intenten interponerle, firme en su propósito de hacer patria, cosa que solo es posible por el calor de pueblo permanente con que cuenta la revolución, que además es profundamente cristiana.

Del otro lado tenemos las fuerzas de la derecha y la ultra derecha (no importa cómo se vistan), que niega toda obra de progreso y generadora de bienestar colectivo o individual de los venezolanos y al gobierno mismo desconoce alguna parte de ellos, muy propensa a pisar el peligroso extremo del fascismo, que niega todos los derechos de autodeterminación y pensamiento distinto, pero cuidando esconder el verdadero fin perseguido: La reinstauración del capitalismo neoliberal, apelando en ocasiones a prácticas que ellos llaman su derecho al disenso al que sólo mueve la codicia del dinero y quieren el poder para tenerlo, o seguir obteniendo riquezas materiales fáciles a costa del hambre de todo un pueblo, de la ruina espiritual y moral de la sociedad y la entrega o devolución de la patria recién liberada a los antiguos amos cuyos intereses defienden apóstatas muy bien pagados para ello.

Allí está la real y verdadera crisis en medio de la cual se agitan dos porciones asimétricas de nuestra sociedad: 56% y 44%, (dos porciones de diferentes tamaños, no son dos mitades), 56 es más que 44 y no hay malabarismos matemáticos que puedan cambiar esa realidad. Queda un 10% apante, otra porción que ve con indiferencia lo que ocurre a su alrededor, sin preocuparse por el desenlace que pudiera tener o las consecuencias que dicha confrontación pudiera acarrear. Es de observar que esta porción de indiferentes está conformada en su mayoría por una clase indefinida, ensimismada en su entorno, auto suficiente y carente de sentido de colectividad, pero usufructuaria en gran medida de las facilidades que en este país se brindan para el trabajo, la inversión o cualquier actividad productiva.

Hecha la observación, volvamos al comportamiento de la mitad chucuta que se dice mayoría, se autodenomina decente, meritocrática, ingeniosa, capaz y no sé cuantas virtudes, pero que la arrogancia, por ser sistémica, no sale, pero se asoma.

Dijimos antes que este sector niega sistemáticamente todo logro de la revolución o sufre paroxismo cuando el pueblo disfruta de ellas, como ocurrió hace poco en la Flor de Venezuela, rescatada por el gobierno y reinaugurada recientemente, irrespetando al arquitecto Fruto Vivas, autor de la obra, mundialmente reconocido por su ingenio creador, para ellos no existen las universidades creadas por la revolución ni la alta cifra de matricula registrada en las profesiones más necesarias para el desarrollo nacional, ni las becas universitarias de grado y especialización, aquí o en el exterior, ni los dos millones y medio de nuevos beneficiarios del seguro social con pensiones homologadas al salario mínimo, ni los dos millones setecientos mil jóvenes que estudian la primaria con alimentación garantizada o la secundaria sin salir de su municipio o parroquia, ni la erradicación del analfabetismo, ni la sostenida construcción y dotación de vivienda a la gente más necesitada, ni la reducción de la pobreza del 50 al20 y tanto por ciento, particularmente la pobreza extrema llevada del 27% a 5.6%, ni la reducción de la mortalidad infantil y las causas de muerte por parto, ni la Misión Milagro, Madres del Barrio, Ribas, Cultura y pare de contar. La lucha por la paz y la vida no la ven ni la sienten, las políticas integracionistas y la solidaridad internacional, reconocidas por todo el mundo, no las reconoce la oposición venezolana, ni la política de ampliación y diversificación de mercados, el logro de la autonomía energética, alimentaria, venciendo incluso a las mafias hambreadoras.

Chávez fue homenajeado en Cuba por presidentes o jefes de estado y de gobierno de 33 países, América latina fue declarada territorio de paz a propuesta de maduro, en la II Cumbre de la CELAC, empeño primordial de Chávez y eso no les interesa ni es noticia, que Maduro esté librando con éxito las batallas contra la guerra económica, tampoco les interesa, más bien les duele.

Bueno, pero eso se entiende, lo que sorprende es la afluencia de opinadores, buenos y bien intencionados chavistas que son más acerados en sus criticas que la misma derecha, como si de golpe los cubrió una nube de olvido y otra les tapó los ojos para no ver los logros y en cambio ver fallas virtuuales o imaginarias donde no las hay. Creo que esos camaradas deben reflexionar y rectificar antes de hacer un daño mayor al proceso. Esta revolución marcha sostenidamente, sin desvíos ni retrocesos. Que hay fallas, bienvenidas sean las criticas, para eso existen los mecanismos apropiados, no la pni ninún otro medio privado.



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Manuel Balza González


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