Fox: ¿cachorro o perrito faldero?

*TAN GRANDOTE y con ese vozarrón, pero tan pendejo y rastrero. Con todo respeto señor presidente de México, pero con más respeto por el pueblo mexicano, escribo sobre este tema. Lo cierto es que no tragué al personaje.

Elemental, simplón y ramplón, siempre tuve la impresión de que se trataba de un auténtico “mangas miadas”, como decimos en criollo. Y advierto: no es nada personal sino político. Simple intuición.

*LA DEGRADACIÓN de la política mexicana, el largo dominio del PRI cargado de perversiones, desembocó en algo peor: en una caricatura grotesca. En la figura de alguien que venía de gerenciar la Coca-Cola en su país como única credencial, sin relieve intelectual ni hoja de luchador político; alguien al que se aferró un electorado hastiado, sin ilusiones, que tan sólo se pronunció contra el pasado por fastidio, sin esperanzas.

*FOX FUE más de lo mismo. Con algunas diferencias, desde luego. Con tanta o más corrupción que los barones del PRI, pero eso sí, sigilosa y bien protegida por los medios que se han cuidado de divulgar escándalos. Con tanta o más violación de los derechos humanos, pero eso sí, sabiendo hacer las cosas, permitiendo la violencia y los cementerios sin cruces y, al mismo tiempo, fingiendo investigar. Con tanto entreguismo a los vecinos del norte como los presidentes prinistas, pero silenciosamente, maquilando al país, auspiciando la destrucción de la industria nacional. Y en política exterior, archivando algo con lo que sí fueron consecuentes los líderes del PRI, el respeto a la autodeterminación y la no intervención que mantuvo a México en un plano de dignidad. Con Fox, en cambio, estos principios se fueron al carajo.

*CHÁVEZ DIJO de Fox, después de la reunión de Mar del Plata —cuando dijo del presidente argentino y del venezolano lo que Bush no se atrevió a decir—, que era un “cachorro del imperio”. Pero Chávez se equivocó esta vez: Fox no llega a cachorro del imperio es un simple chihuahua.

*SE ARRASTRÓ ante los gringos como nunca lo hizo un mexicano. Se arrodilló y le lustró con gusto las botas al vaquero de la Casa Blanca, al tejano ignaro y prepotente. Colocó bálsamo en las heridas que los pueblos en la calle y gobernantes dignos como el argentino y el venezolano le causaron en la desastrosa reunión del Cono Sur.

* MÉxICO hoy se siente avergonzado de su presidente. La crítica es unánime, al extremo de que ya se plantea que hasta el término de su periodo presidencial el Congreso no lo autorice a viajar al exterior. El temor de que se exhiba afuera con esa pinta de charro de pacotilla que tiene y de insigne jalador de bolas del yanqui invasor, angustia a un pueblo de la dignidad del mexicano.-



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El Marciano / Diario Vea


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