La lealtad diaria e infinita

¡La lealtad! Esta palabra honorable, que representa fidelidad y compromiso, es utilizada inescrupulosamente por muchos que dicen gozar de este inconmensurable valor. Pero ¿son leales a qué?, ¿cómo se mide la lealtad?, ¿leales a una causa o a una persona?.

El amor y la lealtad son sentimientos que pueden llegar a ser muy intensos, y a pesar de que no pueden palparse físicamente, pueden claramente demostrarse con nuestro accionar cotidiano.

Decimos ser leales al Comandante Hugo Chávez y por ende a este proceso Revolucionario, sin embargo, no basta con decirlo y no demostrarlo. A diferencia de los llamados detectores de mentiras o polígrafos, lamentablemente la humanidad no cuenta con un lealtómetro, por mencionar algún nombre que se le podría adjudicar a algún instrumento medidor científico de esta virtud.

Ser capaz de sacrificar aquellas cosas que amamos, como la familia, y despojarnos de nuestros bienes materiales por creer y luchar a favor un ideal y de una causa justa, es un ejemplo admirable de lealtad verdadera.

Existieron dos hombres provenientes de épocas distintas, pero hijos de la misma nación y pertenecientes a una misma historia, que marcaron para siempre el rumbo de Venezuela y el mundo gracias a los sentimientos más puros de amor por los pueblos del orbe.

Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios decía el ejemplar martír caraqueño Simón Bolívar, quien aunque fue rico de cuna y estuvo rodeado de banalidades y lujos, desde muy joven le declaró la guerra en cuerpo y alma al colonialismo, y luchó incesantemente hasta liberarnos del yugo español. Contradictoriamente el sol de Colombia murió rodeado de poca gente y sin un sólo centavo, sin embargo, su legado y sueño de la construcción de la Patria Grande continúa más vivo que nunca.

Colombianos: Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aún mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono. Estas sentidas palabras pertenecieron a la última proclama de nuestro Libertador en la hacienda de San Pedro, en Santa Marta, el 10 de diciembre de 1830.

La lucha y lealtad demostrada con cada uno de sus actos por una causa necesaria y justa hicieron que la herencia ideológica del Padre de la Patria pudiera permanecer más que en la historia, en nuestro espíritu como fuente de valor y gallardía para batallar a diario por la construcción de un mundo mejor.

Gracias Bolívar, eres el primer modelo a seguir de hombre leal, tu vida y obra lo demostraron, pues no solo emancipaste nuestras naciones, también nuestras conciencias, y lo hiciste sin esperar más retribución a cambio que la de que tu pueblo por fin pudiera ser libre.

El segundo ejemplo de lealtad más grande hacia los pueblos y la transformación del mundo es el del Comandante Hugo Chávez, hombre que al igual que Bolívar fue tan grandioso que parecía un personaje salido de una historieta latinoamericana de superhéroes. Muchos así lo pensamos durante más de una década, imaginamos que Chávez estaría físicamente por siempre, y que este tigre de hierro, continuando el sueño Bolivariano siempre vencería a todos los tigres de papel que amenazaban con destruir su proyecto revolucionario.

El comandante Chávez tiene entre sus grandes virtudes el haber sido leal, valientemente leal, a la causa original que defendió: rescatar el proyecto del Libertador Simón Bolívar y reivindicar al pueblo de Venezuela, dijo en una oportunidad en China nuestro actual presidente Nicolás Maduro.

El veguero de Sabaneta sacrificó por la construcción de la Revolución Bolivariana su vida, su familia y el deseo de volver a ser una persona común que recorría los llanos de Apure: Si fuera por mí, yo me bajaría de esta tarima y me iría a caminar de nuevo como en otros tiempos las calles de San Fernando, si fuera por mí, por mí mismo, les juro que después de acercarme a la orilla del río y sentir el rugir del Apure inmortal () me iría a recorrer esa Sabana que yo llevo en el alma.

De eso y mucho más tuvo que cohibirse el Gigante Hugo Chávez para siempre luchar por la consolidación de la Patria Grande, porque además de defender a capa y espada Venezuela fue referente mundial y piedra angular para iniciar otras revoluciones en todo el orbe.

Comandante, gracias por entregarnos tu cuerpo y tu alma, permanecerás vivo en nuestros corazones eternamente, toda tu admirable abnegación por todos nosotros, es reconocida con la continuación de tu propósito con tu hijo Nicolás Maduro.

Demostraremos que ni tú ni Bolívar araron en el mar, ustedes araron la tierra y sembraron las semillas que pronto florecerán, porque ahora Chávez somos millones. Llegaste para despertarnos, y así permaneceremos, jamás nos volveremos a adormecer, porque ahora y por siempre seremos leales a tu legado y al de nuestro Libertador.

"Los verdaderos líderes deben estar dispuestos a sacrificarlo todo por la libertad de su pueblo", fueron palabras del honorable y digno de admiración Nelson Mandela, quien falleció el pasado jueves 5 de diciembre. Y efectivamente es así, tanto el sol de Colombia, como el Comandante eterno fueron grandes líderes que lo sacrificaron todo, incluyendo sus vidas.

Muchos han sido los felones de este país que después de ser totalmente contrarios al proyecto bolivariano por la ambición de defender únicamente sus intereses personales, hoy quieren limpiar su imagen. No olvidemos las sabías palabras de Bolívar cuando decía detrás de cada perdón hay una traición.

Recordemos que nuestro Libertador creó el Batallón de Exterminio para los traidores, judas y otras personas protagonistas de practicas desleales, que estuvo al mando del Coronel trujillano Manuel Gorgoza Lechugo, hombre del ejército de vanguardia del Libertador, que fue asesinado por José Tomás Boves en 1814.

La preocupación del Padre de la Patria ante la deslealtad de la cual fue víctima en diversas oportunidades lo llevó a escribir en una carta al Dr. José María del Castillo el 1 de junio de 1829 Los asesinos, los ingratos, los maldicientes y los traidores, han rebosado la medida de mi sufrimiento.

Únicamente serán las acciones desinteresadas y la historia a través del pueblo quienes podrán, o no, conceder el perdón a la traición y a la deslealtad en nuestro país.

Este 8 de diciembre fue decretado como día de la lealtad y el amor a nuestro Comandante Hugo Chávez, pero sabemos que es una fecha simbólica, que deberá expresarse con la voluntad de la mayoría del pueblo venezolano, sin embargo, el día del la lealtad y del amor hacía Chávez y hacía nuestra Patria debe ser todos los días.



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Dilia Cecilia Ardila


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