Maduro y la Ley Habilitante

La acción del Presidente Maduro de querer enfrentar la corrupción debe apoyarse de manera irrestricta. Nos parece irrelevante discutir si para ello se requiere o no, una Ley Habilitante. Si Maduro, por esa vía, ha querido darle relevancia a esta lucha, ya ese hecho por sí sólo le daría plena justificación…

La crítica y la autocrítica, hoy mermadas en las filas revolucionarias, son fundamentales. También el rigor en la exposición de las ideas. Al igual que decir la verdad en la que uno cree, asumiendo cualquier riesgo. Algunas palabras, atribuidas a nuestro Libertador Simón Bolívar, del excelente libro de Perú de Lacroix, “Diario de Bucaramanga”, nos ilustran el camino ético a seguir.

Algunas de ellas nos recuerdan la celosa oposición de Bolívar al nepotismo y al amiguismo: “No se me acusará el haber elevado y puesto en los altos destinos del Estado a individuos de mi familia, al contrario se me puede reprobar de haber sido injusto con algunos de ellos, que seguían la carrera militar. Por ejemplo: mi primer Edecán Diego Ibarra, que me acompañaba desde el año 13, cuántos años ha quedado de Capitán, de Teniente Coronel y de Coronel. Si no hubiera sido mi pariente estaría ahora General en Jefe, como otros que quizás han hecho menos que él; hubiera entonces premiado sus largos servicios, su valor, su constancia a toda prueba, su fidelidad y patriotismo, su consagración tan decidida, y hasta la estrecha amistad y la alta estimación que siempre he tenido para con él; pero, era mi pariente, mi amigo, estaba a mi lado y esta circunstancia son causas de que no tiene uno de los primeros empleos en el ejercito”. El propio Presidente Chávez no actuó con rigor en este sentido, al colocar a sus hermanos en cargos de relevancia, al igual que a muchos de sus condiscípulos y alumnos militares…

El apego a “principios fijos” y a una “conducta uniforme” son otros elementos necesarios de ese camino ético. De nuevo Bolívar nos ilustra al respecto: “Yo sé que es bien difícil ser siempre el mismo hombre, y que el que no tiene principios fijos, invariables, su conducta no puede ser uniforme…” y, también: “Sucre es caballero en todo; la cabeza mejor organizada de Colombia: es metódico y capaz de las más altas concepciones… Sus principios son excelentes y fijos; su moralidad es ejemplar”.




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Reinaldo Quijada


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