La razón del por qué la unidad e integración de América Latina es un asunto de vida o muerte …

Hace algunos días hemos experimentado una inmensa ofensiva estratégica del Presidente Hugo Chávez Frías en la Cumbre de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN), en Brasilia. ¿Por qué más que nunca la unidad e integración de América Latina es un asunto de vida o muerte?


Veremos si la cara africana y las raíces socialistas de la Revolución Bolivariana podrían enseñarnos algunas verdades transhistóricas. Hace más que tres décadas atrás, en Sudáfrica, estábamos ocupados con preguntas tales como:

¿Quién unificará, integrará y cambiará a Africa? ¿Cuál es la fortaleza cuantitativa y cualitativa de la Revolución Africana? ¿Cómo desarrollar de manera victoriosa una práxis científica y teoría filosófica para Sudáfrica?

Mientras tanto, a escala mundial, muchas cosas han cambiado, sin embargo, no precisamente tal como lo habíamos deseado.

¿El Apartheid realmente desapareció? ¿No será, que está muy vivo en Israel y en los EE.UU.?

De hecho, después de la victoria política y del desmantelamiento del Apartheid, la ex-esposa de Nelson Mandela, Winnie, expresó este sentimiento así: “¡Esto no es la Sudáfrica, por la cual he arruinado mi vida!”. Deberíamos evitar a toda costa este sentimiento derrotista aquí en América Latina.

Por otro lado, es verdad, que Sudáfrica hoy está parcialmente libre de sus cadenas coloniales tradicionales, sin embargo, ahora más que nunca, se encuentra capturada en los tentáculos capitalistas modernos, en las garras neocoloniales e imperialistas de la globalización fascista.

¡Ojo! En este y en futuros artículos, para diferenciar la acción revolucionaria específica de los actos diarios, comunes y repetitivos, es decir, de la “práctica”, científicamente utilizaremos el antiguo concepto Griego “práxis” y lógicamente también su correspondiente adjetivo “práxico”, el cual nosotros creábamos y que todavía no se encuentra en algunas versiones más antiguas de los diccionarios.

Ahora, con referencia a la actual Revolución Bolivariana, vamos a revivir brevemente algunas de las observaciones revolucionarias africanas fructíferas de ayer, es decir, revivir la práxis y teoría revolucionaria de Lenin y su conversión en lecciones transhistóricas y armas para los procesos emancipatorios contemporáneos de Africa, Asia, Sudamérica, Centroamérica y el Caribe.

En los años 60, en las vísperas de la “descolonización” africana y en la cresta revolucionaria de los movimientos políticos de independencia de entonces – del Gandhismo, Liberalismo, Nacionalismo Africano, Pan-Africanismo y Socialismo Africano – resultaron vívidas disputas con referencia al sujeto revolucionario africano y a su vanguardia, la “teoría de un nuevo partido” de Lenin, pero también la “guerrilla como las masas armadas” (Kwame Nkrumah).

En Sudáfrica, que había promovido los movimientos socialistas y marxistas, la disputa entre Lenin y el “Rabotcheje Djelo” en 1901-1902 era extraordinariamente instructiva. En el momento, aquí en Venezuela, las visiones de Lenin de cómo profundizar el proceso revolucionario, son altamente educativas.

(Véase: Cf. V.I. Lenin, "What is to be Done?“ (1902) en: Selected Works (Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1960) Vol. 1, pp.125-284)

Es bien conocido el hecho de que a finales del siglo 20, en su discusión con Rosa Luxemburgo, Lenin estaba investigando la relación entre la espontaneidad de las masas y la economía política. Por otro lado, estudió muy cuidadosamente la verdadera relación entre la espontaneidad y la práxis y teoría revolucionaria bajo las severas condiciones de la opresión y represión aguda. Para nosotros, en este caso especial, es relevante, que Lenin estudió este problema en un país económicamente “subdesarrollado”, en el Imperio Ruso.

De esos análisis sacó unas observaciones práxicas y propuestas teóricas generales, especialmente para fundar un partido revolucionario de vanguardia, una internacional socialista, para dirigir las luchas revolucionarias a nivel global de manera permanente; todo esto también es válido para las venideras revoluciones socialistas del “Tercer Mundo”.

Tenemos que tomar en cuenta, que la tesis de Lenin consistía en que los movimientos espontáneos de la masa de los oprimidos no asumirían automáticamente un carácter socialista-revolucionario, sino más bien tenderían hacia una política consciente de sindicatos (orientada en la clase media o incluso burguesa).

Explicó, que en muchos países las ideas socialistas que contradijeron la ideología capitalista y el crecimiento espontáneo de los movimientos de los trabajadores, inicialmente habían surgido bastante independiente unos de los otros, los primeros “como resultado natural e inevitable del desarrollo del pensar entre la inteligentsia socialista revolucionaria”.

Contrario a Rosa Luxemburgo, Lenin advirtió, que la acción espontánea de masa, por su propia naturaleza no es permanente, no es constante, por lo tanto es indispensable un partido revolucionario socialista de vanguardia para funcionar como locomotora de la revolución permanente.

Construir un partido de vanguardia efectivo y eficiente, es una de las tareas más urgentes de la Revolución Bolivariana.

Sin embargo, según Lenin, el movimiento espontáneo de los trabajadores (e incluso de los campesinos), llevaría a la dominación de la ideología de la clase media o pequeño-burguesa, especialmente porque la pequeña burguesía local tiene una estructura más variada y “tiene a su disposición muchos medios de diseminación”.

Hoy, en nuestro caso, en América Latina, Lenin hablaría sobre la posesión y el control monopolista de los medios de comunicación masivos nacionales e internacionales.

Lenin postuló, que la tendencia reaccionaria hacia lo que él llamó “conciencia de sindicatos” pequeño-burguesa, tiene que ser combatida de dos maneras específicas e interconectadas.

Durante el golpe militar y el sabotaje petrolero del 2002, nosotros mismos aquí en Venezuela obtuvimos una plena dosis de este tipo de ideología reaccionaria, que fue lanzada por el golpista y jugador Carlos Ortega y su Confederación de los Trabajadores Venezolanos (CTV).

Además, en cuanto al doble ataque, Lenin explicó, que en el plano político práctico hay que luchar muy vigorosamente contra la tendencia capitalista “sindicalera”, para permitirles a los movimientos espontáneos de trabajadores y al proceso socialista revolucionario la fusión en una única fuerza social de combate proletario-revolucionaria, liderada por un partido socialista de vanguardia, que consiste en elementos sociales más concientes, en líderes campesinos, trabajadores y en intelectuales marxistas leales.

Con respecto a esto, Lenin nos dijo, aquí y ahora, “¿Qué hacer?”

Según él, primero, para unificar e integrar el movimiento revolucionario, tenemos que formular o reiterar nuestra práxis y teoría revolucionaria en su verdadero contexto y proporción y someterlas científica y filosóficamente a una severa y rigurosa revisión constante.

Segundo, los camaradas tienen que intensificar las campañas revolucionarias informativas, la enseñanza teórica y la discusión pública entre las masas, con el objetivo de no sólo exponer las condiciones explotadoras de la vida económica, sino también de adquirir una educación política total de las masas y de sus líderes mismos.

Aparte de esta propuesta de lanzar las “Misiones” bolivarianas revolucionarias, se puede resumir la relevancia transhistórica de las teorías de Lenin para la Revolución Bolivariana como sigue:

a) Que no se puede simple y “mecánicamente” igualar los movimientos espontáneos de masa de los oprimidos (huelgas, levantamientos, etc.) con una conciencia o política revolucionaria.

b) Que tal espontaneidad popular ocasional apunta hacia concretas posibilidades negativas de un divorcio entre la ciencia y filosofía socialista y la práxis y teoría revolucionaria, siempre que la doctrina ideológica reformista que evolucionó de allí, presenta un “programa completamente formulado” y osificado de grupos de intelectuales “revolucionarios” o traidores, es decir, de “escuálidos” o de “Chavistas sin Chávez”. Según Lenin, tales posibilidades sólo pueden ser obviados a través de una unidad concientemente establecida de la lucha de clase práxica, teórica, económica y política, firmemente encajada en la base popular revolucionaria de masas.

Ciertamente, esas reflexiones socio-políticas conciernen directamente la actual fase de desarrollo de la Revolución Bolivariana. Sin embargo, en nuestra lucha revolucionaria diaria en Venezuela, el peligro de que una práxis se convierte en práctica estéril y repetitiva, divorciada de la teoría fresca y germinadora – e incluso de lo que se entiende bajo la ideología osificada y rumiada – es considerablemente alto. Además, para desarrollar nuestro nuevo socialismo, como parte intrínseca del socialismo mundial, hay que probar la teoría en una nueva situación social, que difiere considerablemente de antiguas condiciones europeas, rusas o chinas, es decir, primero, la teoría revolucionaria tiene que concentrarse en un análisis de la realidad latinoamericana y caribeña, si no quiere degenerar en puro dogmatismo.

Resumiendo, hasta ahora, nuestros marxistas bolivarianos tenían grandes dificultades tanto en traducir sus análisis científicos en teoría revolucionaria y educación efectiva de masas, como en desarrollar métodos socialistas adecuados para ésta.

Si nuestros amigos socialistas son extranjeros y provienen de los países metropolitanos, como es el caso con tantos, entonces generalmente, a causa de las campañas de desinformación, saben muy poco sobre la conciencia concreta de los pueblos latinoamericanos oprimidos; hasta si nuestros verdaderos camaradas y compatriotas vienen de los barrios, o incluso nos visitan como jóvenes e intelectuales bolivarianos, sólo ayer podían liberarse del pantano generalizado y salir de la masa de los oprimidos, que hoy siguen viviendo en pobreza crítica y miseria, a costa de mucho sufrimiento, rechazo e inhibiciones.

Además, Lenin enfatizó, que la teoría revolucionaria tiene que mantener su independencia y tiene que fortalecerse contra las influencias ideológicas que surgen de las alianzas tácticas entre “Trabajo y Capital”, junto al ala liberal-democrática, que, como en el caso de Venezuela, es el nido para las víboras neoliberales.

Lenin dijo categóricamente: ¡Sin teoría revolucionaria no hay revolución!

¡Ojo! No dijo: Sin ideología no hay revolución.

En cuanto a otros asuntos candentes, como lo son la auto-defensa armada, la corrupción, la burocracia o la rotación de los ministros del gobierno, Lenin tenía mucho que decir. También lucho para resolver los asuntos nacionales y de nacionalidad, problemas referentes a la reforma agraria y la batalla contra el latifundio. Lenin estaba plenamente conciente de esos problemas revolucionarios, que hasta hoy día siguen persiguiendo a Venezuela y América Latina. Esos asuntos representan sin duda los problemas más importantes, con los cuales se ven confrontados los cambios radicales y revolucionarios en el “Tercer Mundo”.

El hecho, que ha sido imposible resolver esos problemas, los cuales afectan a la mayoría de la población mundial hasta en este mismo milenio, es simplemente por causa de la persistencia del intercambio desigual en el mercado mundial y del imperialismo agresivo en nuestro suelo.

Esto es la razón, del por qué la Revolución Bolivariana tiene que ser necesariamente anti-imperialista y por qué la unidad e integración de América Latina es un asunto de vida o muerte.

Original en Inglés: “Why the unity and integration of Latin America is an issue of life or death...”

URL: http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=46203


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Franz J. T. Lee


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