“Nada más corrupto que un Enchufado del Gobierno!”

Esta feliz frase del candidato perdedor de la derecha apátrida y pitiyanqui venezolana, nos ha inspirado para entrarle al tema de la corrupción en la gestión del actual gobierno. Lo primero que nos viene a la cabeza es definir el término “enchufado”, el cual dentro de la mentalidad popular significa “algo que está y que no debería estar”. Define, mas exactamente, a la planta parasitaria que chupa o succiona la savia de un árbol, que no le queda mas remedio que aceptarlo como huésped.

En un símil mas concreto, un “enchufado” es todo aquel funcionario publico, que succiona del erario público su sustento y que no le corresponde estar allí, pues él es enemigo del gobierno y no le corresponde ocupar un puesto, que sólo debe ser ocupado, por los adeptos del gobierno que legítimamente obtuvo el poder para ejercerlo. Un ejemplo para clarificar esta definición: Si un partido político recibe el mandato popular de ocupar una Gobernación o una Alcaldía, sólo los miembros activos de ese partido están autorizados por el pueblo, para ocupar los puestos administrativos y burocráticos de esa entidad publica. Es la única manera para que ese partido pueda asumir la responsabilidad ante sus electores de lo que allí suceda o pueda suceder.

Un partido político que asuma el poder de un ente público, después de haber obtenido un triunfo electoral, legal y legitimo, no puede dejar que los puestos de confianza sean ocupados por militantes o simpatizantes de otros partidos adversos, pues está facilitando la inserción de “enchufados” en su propio seno y que mas tarde que temprano le van a succionar la credibilidad pública que le hará perder el poder en las elecciones próximas. Esto por dos razones, primera: Si lo hace bien, los enchufados van a decir que fue gracias a ellos y segunda: si lo hace mal, los enchufados no van a asumir las responsabilidades y van a culpar al gobierno, es decir por cualquier lado que se mire los “enchufados” parasitan y dañan a la administración pública de cualquier obra gubernamental.

El funcionario publico oficial, que por lástima o por razones familiares permita o facilite la entrada de “enchufados” al gobierno, es un enemigo de ese gobierno y como tal debe ser considerado por el partido que allí lo puso. En la actividad política, la identificación, la lealtad y la eficiencia son los factores a tomar en cuenta, en ese orden de prelación, para seleccionar a los funcionarios que deben ocupar los puestos donde se toman las decisiones de políticas públicas. Pensar o actuar de otra manera argumentando que el erario publico es de todos los venezolanos y que todos tenemos el derecho a disfrutar de él, es una falacia que daría al traste con la vigencia de la lucha política por el poder. El poder se toma para ejercerlo y el no hacerlo cuando a ello se tiene derecho, es la mayor de las miserias.

Aceptada la argumentación anterior sobre los “enchufados” entraremos a considerar el término “corrupto”. Quien ocupe un cargo dentro de un ente de la administración pública y no se sienta identificado con los objetivos y misión de ese ente, es un corrupto. Pues está cobrando un estipendio o salario para realizar algo en lo cual no cree y en consecuencia, actuará siempre en desgano o saboteando la gestión de los responsables de esa institución. Ese corrupto es un “enchufado” dañino y corrosivo que succiona el presupuesto del ente, en el cual trabaja y que contribuye a la imagen de ineficiencia, frente al publico que solicita sus servicios.

En el Estado Mérida, por ejemplo, la gobernación tiene 27 mil empleados, de los cuales unos 3 mil están identificados con los objetivos del gobierno y tienen cierto nivel de eficiencia y son leales a la revolución bolivariana, el resto (24 mil) son “enchufados corruptos” que hacen todo lo posible por sabotear al actual, legal y legitimo gobernador. En estas circunstancias es casi imposible pedirle al gobierno merideño eficiencia en su gestión, cuando la mayoría de los funcionarios parasitarios, les importa un bledo la eficiencia y no están identificados con los postulados del Plan de la Patria 2013-2019 que heredamos del Comandante Supremo.

Tratar de hacer algo, en tan difíciles circunstancias, es nadar contra la corriente y eso sólo pueden hacerlo quienes estén dispuestos a correr todos los riesgos y asumir las responsabilidades del caso, no teniendo miedo al tomar medidas que puedan afectar a esos “enchufados corruptos” que se nutren del presupuesto estadal y no permiten o sabotean la ejecución de obras para el bienestar colectivo.

Los enchufados corruptos merideños no actúan solapados, lo hacen de frente. No tienen miedo de identificarse como enemigos de la revolución. Hacen guarimbas dentro del palacio de gobierno y salen a las calles a manifestar contra la gestión de ese gobierno para el cual trabajan. Ellos han visto pasar a dos gobernadores anteriores y que “revolucionarios” y saben que el verdadero poder los tienen ellos y que gobernador que se ponga “cómico” “no va pal baile” y harán todo lo posible para sabotearlo tratando mal al publico, desviando los recursos y colocando barreras para hacerlo inacesable a la comunicación con el pueblo.

Así que el candidato perdedor Capriles tiene razón: “Nada mas corrupto que un enchufado en el gobierno”


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Juan Veroes


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