Entre tanto

Robar es siempre de burgueses

El acto más grande de robar es el que hacen los capitalistas, los burgueses, los dueños de los medios de producción, cuando explotan a la clase trabajadora. Esa práctica de latrocinio se extiende a los usureros legalizados de la banca y luego se reproduce, “como reguero de pólvora”, hasta los estratos de clase más bajos.

Cuando los ricos, los explotadores y algunos de esos mal llamados “clase media” se quejan de inseguridad y arman sus ollas periodísticas o despliegan campañas mediáticas contra el Gobierno revolucionario que preside el camarada Nicolás Maduro, lo que en el fondo resienten es sentirse desplazados en la tarea histórica de robar, de explotar a las grandes mayorías trabajadoras en el mundo entero.

El pobre, el explotado que roba a sus pares, no está haciendo otra cosa sino reproducir lo que ha aprendido en las relaciones de producción, de sus patronos, de sus jefes, de sus explotadores. Si el aprendizaje fuese clasista, la acción de robar, ejecutada por un pobre, por un explotado, debería estar orientada, o tener por objetivo, a un rico, a un patrono, a un explotador y no a un igualmente pobre o explotado.

Es por esto que el tema mediático de la inseguridad, en Venezuela, debe replantearse desde una perspectiva de clase y no desde la manipulación con sicología de masas, mediante la cual se pretende enlodar al Gobierno revolucionario que encabeza el camarada Maduro.

El origen de la denominada “delincuencia común”, está en las odiosas divisiones de clases entre ricos y pobres y que es característica de las relaciones de producción capitalista, que establecen que los dueños de los medios de producción y de todo, pueden robar a quienes les venden sus fuerzas de trabajo, disfrazando ese delito de “producción” o de “productividad”.

El monopolio delictivo del robo y de su consecuencia de “inseguridad” debe estar sólo en las manos de los ricos. Cuando se escapa de ellas y se extiende hacia las víctimas de la explotación, quienes reproducen el delito, sin “derecho” a hacerlo, son condenados y estigmatizados.

En Venezuela, con los gobiernos de la Revolución Bolivariana, iniciados con la victoria del Comandante Hugo Chávez en las elecciones de diciembre de 1998 y hasta el presente, con el Presidente Nicolás Maduro, las razones sociales que generaban pobreza, pobreza crítica y miseria, se han ido reduciendo hasta su mínima expresión. Siendo la pobreza el caldo de cultivo para la delincuencia y la llamada inseguridad, no tiene ningún sentido hoy que ésta exista, a menos que sea estimulada e inflada por el poder mediático y desestabilizador del gran capital.

Las misiones vinculadas con la alimentación, con la reducción del desempleo y con las respuestas a los grandes problemas de desigualdad, salud, educación, vivienda e injusticias sociales, sin duda deben tener por consecuencia directamente proporcional, el reducir drásticamente la llamada inseguridad y la delincuencia. Si ello no ocurre es porque esa delincuencia e inseguridad se ha convertido en “vicio social” irrenunciable o difícil de desprender o, en segundo lugar, porque factores externos desde la misma burguesía desestabilizadora y fascista, estimulan la delincuencia y la inseguridad, como puntos de conflicto que contribuyan a la desestabilización y al freno de los procesos transformadores, progresistas y revolucionarios que responden de manera estructural a los problemas de desigualdad e injusticias.



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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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