Julio Borges le ofrece empleo a los venezolanos

Base de operaciones

**** Julio Borges le ofrece empleo a los venezolanos, cuando el nuevo modo de producción que se impone lo suplanta por el ocio creativo: la ocupación.


Julio Borges, candidato de Primero es Justicia, tiene como oferta al electorado el empleo. Es claro el objetivo de su acción: el sector laboral y la nueva pobreza, antes parte de ese segmento, ahora incorporada a la masa de excluidos sociales. Descarta la pobreza estructural, segregada históricamente. Curiosamente, en paralelo, no ofrece seguridad social. Pero aun si la ofreciese, esta promesa, como todo planteamiento neoconservador, es una mentira. El, como hombre informado, y los cuadros de su partido, también conocedores, saben que esa proposición es incumplible. Están concientes que, gracias a la nueva revolución científica y tecnológica, se está imponiendo un modo distinto de producción, que esta unificando fuerzas productivas y relaciones de producción, para perfilar una nueva sociedad con unas características y una dinámica distinta a la actual. Que la especialización ocurrida en todas las ramas de la producción por la industrialización mecánica, la cual dividió la sociedad en capitalistas y obreros, ha venido siendo sustituida por una nueva que la divide en “ingenieros” – los que discurren con ingenio las trazas o modos de conseguir o ejecutar una cosa – y operadores. Un modo que definitivamente va eliminando el empleo como lo concibió el capitalismo hace dos siglos, para irlo suplantando nuevamente por la ocupación. La cual si esta ofreciendo el gobierno con su “Misión Vuelvan Caras” y sus empresas comunitarias, aun con el bajo nivel de las fuerzas productivas que las dinamizan. Unas circunstancias que se esperan superar con los programas acelerados de educación, sin contar con el ingenio natural presente en nuestra población.

Se trata de un planteamiento muy cónsono con la ideología podrida y politizada del neoliberalismo que relaciona el empleo con el consumo y este con el militarismo. Entendido este como la utilización sistemática de la violencia para alimentar la producción de bienes destructivos (armamentismo), cuyo consumo suple las fluctuaciones de él de los bienes de uso, de modo de asegurar la reproducción del capital. No se le ha oído criticar al candidato de PJ el empleo del terrorismo bélico por el Imperio en Afganistán, Colombia e Irak, ni la intimidación que hace a las grandes potencias económicas con su armamento nuclear, cuyo parque esta incrementando en términos cuantitativos y cualitativos. Por el contrario sus censuras se encaminan hacia la supuesta militarización del régimen, que en ese campo sólo prevé la defensa del espacio nacional y de la comunidad política, básicamente centrada en la resistencia popular a posibles invasiones, anunciadas con “el derecho de preferencia” a atacar a quien se considere una posible amenaza, que se ha autoatribuido para mantener el dominio del Sistema Internacional. Difícilmente ese electorado, hoy con un buen nivel de conciencia, apoyara esta oferta sustentada en el engaño.


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Alberto Müller Rojas


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