La difamación y el proceso de elecciones

El Art. 60 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que toda persona tiene derecho a la protección de su honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación.

En el delito de Difamación se tiene estas particularidades:

1. Sujeto Activo: Una persona Natural (el delito no acepta personas jurídicas).

2. Sujeto Pasivo: Puede ser tanto persona natural como persona jurídica; se puede atacar un ente colegiado y sus miembros tendrán el derecho de defender su reputación. La personalidad jurídica como ficción creada para ciertos fines; tienen honor, reputación y, nuestras leyes amparan tanto el honor y la reputación de las personas naturales como el de las personas jurídicas.

3. El Objeto jurídico: El honor, la reputación previstos en el Art. 60 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

4. El Objeto Material: La persona sobre la que ha recaído la ofensa, la difamación.

En atención al Art. 443 del Código Penal: Al individuo culpado del delito de difamación no se le permitirá prueba de la verdad o notoriedad del hecho difamatorio, sino en los casos siguientes:

Cuando la persona ofendida es algún funcionario público y siempre que el hecho que se le haya imputado se relacione con el ejercicio de su ministerio; salvo, sin embargo, las disposiciones de los artículos 222 y 226.

Cuando por el hecho imputado se iniciare o hubiese juicio pendiente contra el difamado.

Cuando el querellante solicite formalmente que en la sentencia se pronuncie también sobre la verdad o falsedad del hecho difamatorio.

El sujeto activo, es el difamador; mientras que el sujeto pasivo es el difamado, la víctima.

La difamación que se comenta es la contenida en la rueda de prensa, radio y televisión de un candidato presidencial que aseguró que Maduro mintió en la fecha de la muerte del presidente Hugo Chávez con el objetivo de usarlo para obtener dividendos electorales. -¿Será que ese curso de actuación que te dieron en Cuba lo estás poniendo en práctica? ¿Serán sinceras esas lágrimas?, cuyo objeto jurídico es el honor, la reputación previstos en el Art. 60 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de la familia del Comandante Hugo Chávez Frías.

Es necesario establecer una ética política que rija la campaña. Todo evento electoral debe regirse por un código de principios éticos que fortalezca, tanto la convivencia pacífica en nuestra sociedad, como la capacidad del electorado para ejercer su derecho al voto de manera racional e informada. Esta ética electoral debe involucrar y comprometer a los organismos políticos, sus candidatos y candidatas, y a cualquier persona o entidad que participe de los procesos eleccionarios.

El debate político debe centrarse en la presentación de ideas y las plataformas de propuestas, y no en la difamación y los ataques personalistas.

En cuanto a la campaña electoral debe trazarse estrategias de claridad, autenticidad, hablar sobre las fortalezas o propuestas propias, presentar un programa de gobierno con los planteamientos.

Reconocer que cualquier proceso electoral se convierte en un medio de educación pública, los partidos políticos, candidatos y candidatas y entidades que manejan su campaña publicitaria, tienen una responsabilidad ética y social de velar porque se cumpla con un modelaje de civismo.

Contemplar la obligación de toda persona involucrada en el proceso electoral, incluyendo a sus candidatos y candidatas, de conducirse con civilidad, honradez y trasparencia, prevaleciendo el respeto, la evidencia, y los fundamentos racionales al debatir o refutar posturas contrarias, ante cualquier afirmación debe poseer la pruebas que la respalden.

Presentar propuestas específicas y en lenguaje sencillo que para la población, que no menosprecien la capacidad del electorado de asumir sus propias posturas y tomar decisiones de manera informada.

Cada candidato o candidata, al ejercer su liderazgo, debe establecer vínculos de respeto y honestidad, para que puedan generar en el electorado la confianza y la aspiración a una verdadera representación de sus ideales, adoptar posiciones para un debate público de altura, que garanticen que se mantendrá el clima de respeto y civilidad necesario.

El autor es: Profesor Titular de la UNERG

luischacinchacin@gmail.com


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Luis Chacín


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