Socialistas del mundo en Dolor mayor

Ayer: “Chávez, marcha Venezuela”; Hoy: Chávez, marcha a la Gloria

Cierto es que su primera aparición en público fue como un sello en la mente de quienes le vimos asumir la responsabilidad de aquel 4 de febrero de 1992. Era la voz ahogada y el genotipo apartado que el instaurado Estado burgués prefería excluir. Todo lo que oliera a pueblo, pobreza, campesino, obrero era como si los gobiernos de la cuarta república colocaran un bello mantel sobre la mesa roída y rota del comedor de la casa para tapar la verdadera realidad de la casa… pero, en verdad, ese rostro más bien lo que hizo fue invocar la esperanza ausente. Y quienes se sentían en medio de una agonizante existencia, especialmente de aquellos padres de familias de miles de hogares venezolanos que poco o nada tenían para comer, comenzaron a identificarse con el coraje de aquel soldado detrás del vidrio del televisor. Fue así como trajo un tipo de oxígeno a la mente del soberano en vías de reconocer al líder esperado.

De tal manera comenzó la marcha política de aquel bienaventurado barinés y su inmediato acoplamiento en la historia venezolana de fines del siglo XX. Sí, su primera marcha fue por lo intangible. Por la memoria vivencial del ciudadano de barrio, de la fábrica, del trapiche, del soñador. Se paseó por el sentido común de todo aquel. Corrió el velo de la hipocresía representada en la clase dominante a la verdad de un Estado inoperante y ajeno a los intereses de los más necesitados. Avivó los ánimos e ideales de hombres y mujeres que se sentían atados por el status quo y a la vez dueños de una melancolía de la lucha revolucionaria sin cuartel, pues figuras de la izquierda añeja eran parte de las políticas puntofijistas. La autoestima Bolivariana vilmente pisoteada era rescatada y restaurada en parte.

Posteriormente vinieron una serie de hechos que quisieron eclipsarlo y tratarlo como el villano a destruir. Ocurrió todo lo contrario. Y luego de cruzar por momentos duros y terribles pero sabiendo que todo tiempo malo pasa, dejó los calabozos de Yare para transformarse de preso político a huracán revolucionario. Los libros lo alimentaron y la historia lo trajo devuelta para trazarse un proyecto político renovado y combatir con esas nefastas realidades que se veían por cualquier camino de la ancha y larga Venezuela: La injusticia y la pobreza producto de la desigualdad social. Fue en 1994 que Hugo Chávez, con su boina roja encima y un incipiente discurso pero de valiente corazón arrancó con su proyecto “Chávez, marcha Venezuela”.

No hubo pueblo, caserío, barrio, urbanización, ciudad, apartado donde las reuniones con líderes locales, fueran públicas o mayormente clandestinas, recogiera el sentimiento de los excluidos. Y poco a poco aquel huracán de fin de siglo tomaba forma. No de hombre sino de espíritu libertario. Hugo fue siempre acompañado y protegido de las eventuales razzia que ejecutaba la Disip y nunca dijo “hasta aquí” o se acobardó. Testimonios son muchos de esta forma arriesgada de actuar y pensar.

Entre quienes captaron de cerca ese genio, esa voluntad arrecha de ser venezolano auténtico, de sobreponerse a la adversidad y mitigar el dolor de un pueblo como la enseñoreada por Chávez a lo largo de su vida y, en especial en esos inicios, conseguimos a Fernando Martínez y su cámara fotográfica. Martínez lo recogió en figura, talla, voz y palabra. Sus fotos revelan en imágenes lo entrañable de un gran luchador social. Son estas páginas escritas con gráficas de aquel hombre con piel tostada por el sol, zapatos polvorientos, rostro sudado, ropa acorde al clima y la circunstancia siempre rodeado de la gente que lo amó y lo condujo de victoria en victoria en las urnas electorales hasta el final de sus días, que sirven de un inobjetable legado sobre esas primeras experiencias de cuando él decía “echemos el miedo a la espalda y salvemos la patria” agrupados en el MBR-200. Como el saberse de sus viajes en un tráiler por todas partes hasta que se lo queman y acerca de los discursos en sitios diversos. Unas veces en plazas o campos deportivos despejados, otras en sitios encerrados o clandestinos.

Cabe destacar que hasta esos sitios llegaron y confluyeron todos esos amantes de la patria buena y bolivariana. Lo acompañaron nuevos actores del mundo empresarial, comercial, de las artes, la cultura, la ciencia, académicos, universitarios, deportistas, amas de casa, del credo, estudiantes de todos los niveles hasta erigirse a lo más alto de ese huracán que renovaría la participación verdadera en cada rincón del país.

Hoy, ese libro, que recoge anécdotas interesantes de este segundo Libertador venezolano entre 1994 y parte de 1997, no es una publicación comercial sino un aporte para los líderes comunales; igualmente contemplada para esa dirigencia juvenil y sindical que debe defender la patria por sobre los intereses nefastos de la burguesía apátrida y traicionera. Es, a la vez, asumir una forma de compromiso por parte de quienes hemos admirado y respetado al comandante Chávez. Ahora es una de las tantas semillas que reposa en el legado de este líder nuestroamericano.

De igual manera extendemos palabras de gratitud hacia un grupo de personas que creyeron en la recopilación de este material para su actual publicación en la ciudad de Valencia a comienzos de este imborrable 2013. Entre quienes se destacan: el capitán Santiago Salinas, José Luis Gárate, Bárbara Flores, Ivo Rodríguez, Nelly Garbón y muy especialmente al presidente de la Cámara Municipal de Valencia y dirigente del Psuv Pablo Montoya, para que, a partir de estos tiempos, los círculos de estudios y demás lectores disfruten de su contenido y sea tomado en cuenta como referencia bibliográfica sobre esos testimonios que no se pueden olvidar de aquellos inicios del comandante Hugo Chávez y su proyecto político “Chávez, marcha Venezuela” y que ahora le valemos el reconocimiento en todo el mundo por encima de quienes celebran su muerte, que son unos pocos míseros, ciegos de toda razón y egoístas de corazón que “Chávez, marcha a la Gloria”. Hasta la victoria siempre… comandante amigo!!!



(*) bridator2@gmail.com


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Brígido Daniel Torrealba


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