La conformación del modelo de relaciones basado en el modo de producción capitalista y en la división social del trabajo, constituyen las bases del sistema social de desigualdad, individualista, de acumulación de ganancia y sigue siendo una de las razones por las que automáticamente, más de seis millones de personas votaron por el candidato neoliberal.
El modo de producción capitalista tiene su sustentación teórico-ideológica en el modelo de pensamiento positivista creado por Augusto Comte, quien justificó teóricamente los valores perversos del capitalismo: individualismo, división social del trabajo, acumulación de ganancias, competitividad y división internacional del trabajo. En el siglo XVII, cuando el capitalismo se dispuso ampliar el mercado a través del comercio internacional, al mismo se le agregaron dos valores adicionales: los sistemas de comunicación y la hegemonía de los sectores privados, dando paso posteriormente a un modelo derivado del capitalismo: el neoliberalismo.
Hoy en día las tecnologías de punta de la comunicación (internet, radio, prensa escrita, cine, video, TV, telefonía, entre otros) se convierten en uno de los ejes centrales de este modelo y al lado del predominio que mantienen los medios masivos de comunicación privados en las sociedades, han originado otros mecanismo perversos de dominación: la manipulación mediática y la guerra de cuarta generación, las cuales junto con los gustos y preferencias sociales “pre-establecidos”, juegan y seguirán jugando -quien sabe hasta cuándo- un papel estratégico a favor de la opción neoliberal. A esta manipulación se corresponde los millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos realizados horas antes del día de las elecciones, unas explicando las supuestas bondades del candidato opositor y otras utilizadas para descalificar al presidente Chávez.
Tal como fue denunciado públicamente por el propio mandatario nacional, las elecciones del pasado 7 de octubre se caracterizaron por la injerencia de una coalición internacional, que dispuso de muchos recursos para pagar agentes, propaganda y publicidad a favor del candidato neoliberal. La intención era “bombardear” a los receptores nacionales e internacionales con una matriz de opinión dirigida a afirmar: “Capriles Gana”, sin tener elementos de convicción reales. Fue tan intensa la campaña mediática, que uno de los grupos de “psicóticos” opositores, terminó convenciéndose a sí mismo de tal matriz, al extremo de pretender desconocer el triunfo legítimo del presidente Chávez y salir al día siguiente a denunciar un presunto “fraude”, colocando barricadas en las calles. Estos ilícitos deben ser tomados en cuenta por la normativa electoral, a los fines de corregir la reincidencia de irregularidades en futuros procesos electorales.
A todas estas, la injerencia externa ejecutada en estos comicios, la manipulación mediática, la guerra de cuarta generación y la depreciación que vive nuestro sistema electoral venezolano, como expresión del modelo cultural capitalista, son algunas de las razones que permiten explicar porqué personas muy pobres, mujeres, hijos de pequeños y medianos propietarios, profesionales, jóvenes de todos los signos y obreros -entre otros- que reciben la influencia común de algún agente de comunicación burgués, hayan votado por quienes han sido sus explotadores históricos.
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