La mala copia

Los think tank que diseñan desde el exterior la campaña del candidato opositor en Venezuela aún no entienden lo que pasa en este país. Estas instituciones investigadoras que se encargan de ofrecer consejos e ideas sobre asuntos de política, comercio e intereses militares, han errado en sus cálculos respecto a lo que pasa en el país y cómo debería enfrentar la oposición a Chávez.

El nombre de think tank proviene del inglés, y significa "depósito de ideas". En casi todos los casos los think tank están relacionados con laboratorios militares, empresas privadas, instituciones académicas o de otro tipo. Normalmente se trata de organizaciones en las que trabajan varios teóricos e intelectuales multidisciplinares que elaboran análisis o recomendaciones políticas. Sus trabajos tienen habitualmente un peso importante en la política, particularmente en la de Estados Unidos, este país confía muchas de sus decisiones trascendentales a estos personajes.

Estos especialistas, estudian distintas situaciones pero sobre todo y en el caso de escenarios electorales definitorios –como lo es el caso venezolano frente al 07 de octubre próximo- estudian entre otros aspectos, los marcos conceptuales del electorado. Estos marcos conceptuales son estructuras mentales que conforman nuestro modo de ver el mundo. Así estos marcos, atienden a las metas que nos proponemos, los planes que hacemos, nuestra manera de actuar y aquello que cuenta como el resultado bueno o malo de nuestras acciones.

En política nuestros marcos conceptuales conforman nuestras políticas sociales, las instituciones en las que creemos y en quien confiamos, así como la confianza de que son éstas las que son capaces de llevar a cabo las políticas correctas y las soluciones. Intentar cambiar nuestros marcos es cambiar todo esto y el cambio de marco representa un cambio social.

Teniendo presente esto, ¿cúal es la estrategia que estos “pensadores y asesores” han ideado para Capriles?: imitar a Hugo Chávez, moderar el discurso de derecha ultraconservadora y liberal y “matizar” sus propias ideas y discurso político, frente al país.

Esto pudiera surtir algún efecto en otro tipo de pueblo, menos preparado y politizado que el venezolano. Y allí precisamente, es donde se equivocan los think tank. Las visiones y marcos conceptuales de los venezolanos han adquirido una consistencia moral básica, que se fundamenta en visiones diferentes de la integridad familiar y ciudadana, las cuales se extienden a la política y a otros ámbitos, y esta visión ha cambiado en los últimos veinte años.

Para los venezolanos, pasó a ser relevante la moral y la ética de nuestros gobernantes, la palabra empeñada como promesa electoral, es más que eso: es un compromiso de vida de quien pretende ser elegido por este pueblo. La corrupción cada día es más y más despreciada. 580 casos en Fiscalía no son una tontería –deberían ser más pero ahí vamos-. Y no sólo es corrupto quien roba el erario público, es corrupto también quien se roba la luz porque trampea el medidor, quien permite que el agua se despilfarre, quien se come la luz, quien se colea en la fila de carros o en la fila del banco, etc... Pero frente a esto, cada día nos callamos menos frente a estas conductas y nos parecen además repulsivas y reprochables.

Los cambios conceptuales que representan el valor atribuido a cualidades éticas y morales tales como la solidaridad, la inclusión, el compromiso, la pobreza entendida como falta de oportunidades para lograr la superación y con ello vivir mejor y vivir bien, han calado profundamente en el venezolano. El respeto a la tercera edad y a los niños como semilla que simboliza la posibilidad cierta del cambio social que está por venir. El trabajo como forma de liberación y valor fundamental para un país. Más allá de todo esto, la conciencia política plena que del sistema neoliberal impuesto en el pasado, nos llevó a la quiebra del país y que sólo otra forma de hacer política representa la esperanza y única posibilidad de insurgir contra el sistema opresor y doblegarlo a favor de los pueblos.

Estos marcos conceptuales hoy vigentes, son los que la derecha no entiende, mucho menos sus think tank; éstos siguen creyendo en el cuento del gallo pelón, que “el progreso, la paz y la seguridad” son suficientes para convencernos.

A pesar de tratar de elaborar esta estrategia gatopardiana, los asesores no han sido capaces de elaborar un discurso articulado y un lenguaje eficaz que convenza a las mayorías del pueblo venezolano. Son ineficaces, porque no han sido competentes para reconocer que el sistema de valores del venezolano ha cambiado. La estrategia disimuladora de sus verdaderos intereses, se devela sólo con leer la propuesta de plan de gobierno firmada por los candidatos opositores antes de las elecciones “primarias”. Allí los opositores venezolanos revelan sus verdaderas intenciones y menospreciar al pueblo, creer que somos incapaces de leer y sentir por encima de toda manipulación, quien está con nosotros y quien mejor representa nuestros interesas patrios es su gran error.

Leyendo este plan de gobierno opositor nos podemos dar cuenta que el modelo de “progreso” que nos está prometiendo el candidato opositor, es la defensa a ultranza del pasado, del modelo de democracia liberal que tanto daño le hizo al país y sigue haciéndole daño al mundo entero.

De nada vale entonces que Capriles trate de vestirse como Chávez (véanle sus camisas), trate de imitar sus programas sociales, le hagan un guión para que se comporte como el Presidente tratando de utilizar carteleras y otros recursos didácticos en sus explicaciones, propongan una ley de misiones –cuando ellos mismos han expresado una mil veces y así lo escribieron en su programa- que estas representan un “gasto social inconmensurable y con pocas posibilidades de sostenimiento”, en otras palabras botar la plata.

Y no sirve de nada, porque este pueblo dejó de ser pendejo, estos asesores no han reconocido el poder de nombrar por su nombre propio que este pueblo aprendió en la expresión de su lenguaje de poder; este poder, que implica insertar cada denominación en un marco conceptual que involucra valores y sentimientos del pueblo venezolano. No comprenden que más allá de un lenguaje bien armado, las implicaciones morales y emocionales que éste tiene, representa para nosotros el poder de definir las realidades de nuestro país. Y sólo Chávez -gigante entre gigantes- ha podido interpretar y más allá de interpretar, representar y consumar las palabras y promesas en hechos; y eso, -señores de la oposición- ni se puede fingir, ni mucho menos esconder o disimular.

¡Qué lástima con estos think tank que asesoran a la oposición venezolana y a sus medios de difusión -quienes como caja de resonancia y trágicos actores operan!

Señores: perdieron sus reales.



alecucolo@cantv.net


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María Alejandra Díaz

Abogada constitucionalista y representante del Estado ante la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Vicepresidente de la Comisión de Justicia y Tutela Efectiva de la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela (2017).

 @MariaesPueblo

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