¿Qué es la revolución sino la creación de la sociedad de iguales?

 La nueva Ley del Trabajo, a pesar de sus grandes avances, aun reconoce a un empleador, nombre asqueroso usado por el candidato opositor.

Raúl Bracho.

Nicolás Maduro dice que es una ley puente para la sociedad socialista. Una Ley del Trabajo que determine que todos los medios de producción pertenecen a los trabajadores, si será esa puerta. Falta un tanto, camarada Maduro. No niego que esta ley restituye derechos y garantiza  regalias al trabajador sobre la plusvalía que su esfuerzo produce, pero aun falta, camarada, un largo trecho, para que sea una ley socialista del trabajo.

Una ley del trabajo socialista, debe comenzar por expoliar de sus líneas cualquier forma de explotación, toda manera de que nadie se beneficie, se enriquezca o beneficie con el trabajo de nadie. Eso viene Nicolás, no pongo en duda por ningún momento tu convicción revolucionaria. Esta ley apenas restituye derechos, pero aun da cabida a un amo, a un jefe, aun dueño de nuestro sudor. Quiero ir más allá no para contradecir la euforia popular, sino para marcar el camino verdadero, revolucionario y comunista que debe tener la visión de esta lucha cotidiana de las fuerzas trabajadoras. Una fuerza de trabajadores en una sociedad nueva, de mujeres y hombres nuevos no puede tener a nadie, que sea ella misma, que le pague salario alguno. El trabajo es el esfuerzo de cada trabajador,  sus ganancias les perteneces a ellos y a su sociedad de iguales, jamás a dueño de nada, jamás a patrón alguno.

Este primero de Mayo, en casi todo el planeta, salieron las clases trabajadoras a luchar por ellas y sus derechos, salio la clase obrera griega, la española, la norteamericana, la colombiana y la mayoría de ellas que salieron a reclamar, fueron reprimidas. Es verdad, la clase obrera venezolana salió a festejar una nueva y hermosa ley orgánica de trabajo que restituye derechos robados, salió a festejar una revolución que las representa y un proceso que las libera de la dominación y el coloniaje imperial.

Hay que entender el horizonte de las y los obreros de este planeta amenazado con bombas y muerte. Hay que asumir la lucha de esta humanidad por sobrevivir un demencial ataque imperial de las fuerzas dominantes. Los trabajadores, estos que no tenemos nada que perder, más que nuestras cadenas, andamos por el mundo haciendo ruido, andamos por las plazas proclamando gritos que reclaman nuestros derechos pisoteados, este primero de Mayo, las clases trabajadoras, muchas de ellas, ya clases excluidas y desempleadas, han dado un grito feroz ante la historia. Ha comenzado la hora de la revuelta, la revolución se hace indispensable cuando tanta injusticia se acumula.

Venezuela debe ir, veloz, más allá. La propiedad privada es un veneno para nuestra revolución. Cada oligarca dueño del trabajo de cada trabajador venezolano, no es sino un enemigo de esta revolución. Cuéstenos o no asumirlo. Por tanto, las leyes que escribimos deben abrir el camino a la verdadera revolución. Una sociedad sin amos y sin patrones, sin dueños de las maquinarias con que se trabaja y mucho menos dueños de lo que produce nuestra fuerza de trabajo, lo que es decir: nuestro sudor.

Nuestras patrias avanzan, estas patrias que eran el patio de la mansión imperial, avanzan como ejemplos de libertad. El resto del planeta se ahoga en el charco infernal de la demencia burguesa, cada día más desocupados, cada día más recortes, cada día más sometimiento y alienación a una sociedad decadente.

Este Primero de mayo, nuestra América a sido ejemplo para todos aquellos pueblos que se sumen en la miseria con la que el imperio pretende someterlos.

Hay que estar claros en los tiempos de cambio, en la misión del pueblo ante la historia.

Adelante, trabajadoras y trabajadores del mundo tenéis todo por ganar!!!!

Y Venceremos!!!

brachoraul@gmail.com



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Raúl Bracho.


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