José del Carmen se cansó de la actividad educativa

José Del Carmen después de 23 años de trabajo se cansó de la actividad educativa; se retiró de ella antes de tiempo, no esperó a la jubilación, a sus allegados solo les dijo que ya no creía en la Institución educativa en la que trabajaba porque la sentía acartonada; falta de contenido y de sentido; no era lo que una vez pensó de ella y ya no era ni la sombra de lo que era y por la que durante tantos años se había resteado.

Checame salió desnudo a la calle; a aquella cosa que llaman la vida de afuera y que está lejos; pero muy lejos, de los cobijantes muros de la institución Universitaria, del cheque fijo quincenal; del seguro de vida y de la hospitalización privada, del Club de profesores y de la buena vida; de las becas de estudio; del año sabático y del tupé que se dan algunos izquierdosos universitarios de ser revolucionarios pero con un cheque millonario cada quincena, cada Julio y cada diciembre.

De chécame se dice que es un pendejo al renunciar a su buena vida de profesor universitario y que ahora vive solo y sin cheque quincenal, sin seguro de hospitalización, sin año sabático y sin bonos de julio y de Diciembre; ahora es el chécame del SSO , los CDI, y de Mercal.

Pero José del Carmen es un tipo irreverente que renuncia a las cosas cuando deja de creer en ellas; es de esos que todavía cree en un mundo de conciencias libres; en una sociedad de iguales; en la letanía “ de cada quien según su capacidad y a cada quién según su necesidad”; sí, Checame es un socialista al que no le gusta la pendejada de que ser pobre es una bendición de dios y de que ser rico es una vaina del demonio y menos lo cree cuando el que lo dice es cualquier cabeza de ñame al que sólo le falta sarna para rascarse. Checame está lejos de los que quieren echar vainas porque son ricos y de los que hacen lo mismo por el hecho de ser pobres. Por eso lucha por “una sociedad de iguales” en donde nadie tenga la excusa para echar vainas.

El José del Carmen piensa en que todos los venezolanos tenemos el derecho a ser felices; a no pasar penurias y a no ser tontos útiles de cualquier raspa canilla que solo ve en las personas a un instrumento para satisfacer su ego de izquierda o de derecha. Claro que Checame piensa que una vaina es ser instrumento fiel de su propia destrucción y otro instrumento consciente de su propia redención. Pero al final eso de ser instrumento para bien o para mal no es cosa que le cuadre a José Del Carmen.

Para José en este país todo el mundo debería pertenecer a los sectores medios con los bienes materiales necesarios para vivir cómodamente; sin sobresaltos que le impidan dormir con la paz necesaria para levantarse a generar condiciones de vida material positivas para la sociedad global. Para nuestro personaje la propiedad particular es intocable y el latifundio detestable; para él todos tenemos derecho a tener un pedazo de tierra en donde caer muertos sin que arriba le caigan otros difuntos. Todos para él, pero carajo, todos, deseamos en esta tierra de todos decirles a nuestros hijos que si bien es cierto que la vida es colectiva también lo es que la libertad individual existe y que en ella de vez en cuando necesitamos refugiamos para revisar nuestro equipaje de vida.

Checame es socialista, ama y respeta a países socialistas como Cuba y a los cubanos los aprecia cómo quiere a su existencia; pero dice que hoy en día el Estado socialista cubano tiene que permitir la coexistencia entre las aspiraciones colectivas y las particulares; no negar las unas por las otras para uniformar un mundo que ya para desgracia de la gente se ha uniformado. José es un ser colectivo pero se niega a ser uniformado.

Sí, Checame, es un ser colectivo que por negarse a ser uniformado no milita en ningún partido político; pero sí milita en la revolución; siempre ha militado en las causas de liberación de los seres humanos; en cualquier parte del mundo como diría el Che.

Para el Checame socialista es injusto que la gente se muera sin conocer la felicidad en revolución; por ello siempre se ha preguntado si los hombres y también las mujeres han venido a este mundo a trabajar como burros, para alimentarse, vestirse y satisfacer el resto de las necesidades, colectivas o individuales, reales o creadas. Se seguirá preguntando porqué infinidad de personas nacen, crecen y se mueren en un solo sitio; sin conocer nada diferente; a nadie diferente; se mueren triturados por el hastió cotidiano en la misma vereda; el mismo camino, el mismo sitio de trabajo y muchas veces frente a las mismas paredes de los mismos sitios que le vieron nacer.

Y de tanto preguntarse; y para ser fiel a esa pasión que llaman vida; José del Carmen por recomendación de sus propias utopías se convenció de que su nuevo espacio de vida es el campo; concretamente la cría de ovinos de carne y para ello se fue introduciendo al conocimiento de esta actividad a tal punto que elaboró un proyecto sobre la cría de ovejas y lo presentó en el año 2008 ante varios organismos crediticios del gobierno revolucionario. Pero resultó que los jefes de los entes crediticios en la región donde habita Checame son adecos conversos de boina roja y conocen la trayectoria socialista por lo que le hacen pagar su “pecado” negándole sistemáticamente el crédito solicitado.

Después de eso, José del Carmen ha peregrinado durante años con el proyecto en la mano por todos los espacios gubernamentales susceptibles de otorgar el crédito para montar su cría de ovejas; esperando que un buen día se consiga a un funcionario que no lo quiera bajar de la mula y que le diga por lo menos “amigo yo no creo en esta vaina de las ovejas pero lo voy a apoyar”. Y así convertirse en criador ovino en tiempos de revolución

Nuestro protagonista se ha planteado en su proyecto de esa pasión que llaman vida; la cría de ovinos dirigida a la producción de carne de cordero, cuestión que va mas allá del interés de la ganancia económica; es una actividad gratificante en sí misma que ya ocupa la mayor parte de su diaria existencia. Es algo que lo trasciende y lo hace sentir actor fundamental del proceso de hacer de Venezuela un país bandera en la producción ovina mundial. Un país de des-alienados productores, un país en donde el trabajo sea liberador y gratificante y no un castigo humillante.

Checame se propone instalar la mejor y más tecnificada finca de engorde de corderos del país y arrancar con reproductores importados de alto valor genético y con tecnología de punta en el manejo de rebaño ovino. Ha Estudiado, asistido a cursos y aprendió los principios del arte de la cría de ovinos para carne; su manejo sanitario, nutricional y la reproducción.

Pretende construir las mejores instalaciones para ovinos que se haya conocido en el país; cómodas, funcionales y ajustadas a los requerimientos técnicos para este tipo de crianza. Organizará potreros con cercas eléctricas y estantillos de concreto y construirá espacios físicos para albergar animales según su edad y estado fisiológico. No dejará nada al azar de la improvisación todo lo hará siguiendo las normas establecidas para la crianza organizada de ovinos.

Luego de tener a punto las instalaciones para 40 madres en producción y realizar a futuro la propuesta al ministerio de la alimentación para venderle carne de cordero. Recurrirá a las autoridades nacionales encargadas de la revolución agraria para que sobre la base de la inmensa consanguinidad de los rebaños ovinos del país; le allanen el camino para la importación de reproductores ovinos de calidad genética y así iniciar con buen pie su ansiado proyecto de cría de ovinos de alta producción cárnica y la creación de su propia raza ovina.

Pero nada; el “antiparabolismo revolucionario” de los funcionarios gubernamentales encargados de acompañar las iniciativas de los pequeños emprendedores ovinos es insoportable; la ignorancia de aquellos sobre la temática ovina es crasa y ofensiva; es irrespetuoso el menosprecio y la actitud discriminatoria de los entes financieros ante las solicitudes crediticias del sector ovino. Es dolorosa la miopía de estos burócratas ante la importancia de la actividad ovina en la consecución de la seguridad y la soberanía alimentaria de nuestro país.

Pero, Checame sigue esperando aún la respuesta del gobierno nacional sobre el otorgamiento del crédito y se le pasará la vida y chécame no renunciará a su utopía realizable y seguirá luchando contra la desidia de los irritantes burócratas que tanto daño le hace al proceso revolucionario y a la presente y futura producción ovina del país.

Checame a pesar de las dificultades, repetimos, no renuncia a su utopía realizable de tener la finca de ovinos de carne de alto rendimiento y de excelente calidad genética. Nuestro personaje ha decidido jugársela con la nueva sociedad de emprendedores productivos; sociedad de cambios que toca los ámbitos de lo social, lo económico, lo cultural y hasta las entrañas mismas de los hombres y mujeres que harán en libertad a la patria de Bolívar lo más grande que civilización alguna haya conocido.

José del Carmen durante 2 años; después de una ruptura afectiva, sin ayuda de ningún organismo oficial, ni de nadie humanamente visible, ha cuidado a su rebaño ovino con buenos planes sanitarios, adecuada alimentación y excelente manejo; pero no tiene suficientes madres, ni calidad genética- y hoy después de dos años, apenas la producción le alcanza para los gastos de manutención de los animales. Pero la vida no compensa a los que se acobardan; venden sus principios, se arrodillan o hacen silencio ante las vainas que no le gustan. La vida es una pasión a la que Checame no renunciará por el hecho de existir utopías que simplemente deben esperar su tiempo de realización.

asocaprinos@hotmail.com


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Freddy Araujo


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