Presidente, tómelo con calma

Desde Barinas, el presidente Chávez dio el martes pasado una muestra más de su coraje y honestidad, al informar al país sobre las condiciones actuales de su salud. Fue una exposición serena del estadista que sabe controlar sus emociones cuando es preciso, pero que no las escatima cuando hay razón para expresarlas, porque más allá de su claridad política y visión estratégica, en el fondo es un ser humano, nacido en estas tierras. Mientras la derecha celebra con burlas que demuestran su impotencia, quienes apoyamos la gestión gubernamental debemos reflexionar sobre los escenarios que genera este momento.   

No hay duda de que la experiencia y conocimientos del equipo médico internacional que lo atiende en La Habana, serán puestos a prueba una vez más, y que su ciencia junto con la fortaleza y ganas de vivir del paciente, ayudarán a superar este nuevo escollo. El primer compromiso que debe adoptar el Presidente a su regreso y en función de una campaña electoral que apenas comienza, es extremar los cuidados a su propia salud, evitando caer en provocaciones que lo inciten a cometer excesos físicos. La pobreza  ideológica del contrario y la bajeza moral tanto de su entorno local como de su patrocinante imperial, permiten suponer que la oposición podría cambiar de táctica, para sembrar incertidumbre y generar confrontaciones, suponiendo frágil al contendor y debilitado su respaldo popular.     

Pero a estas alturas, el presidente Chávez no necesita dar discursos maratónicos. Ni siquiera “Aló Presidente” extensos, porque cuenta con una obra grande y diversa que está a la vista de todos, y que a pesar de los errores está transformando positivamente el país y la región. La gran mayoría del pueblo, beneficiaria de una u otra forma del éxito de sus políticas, debe estar muy consciente de ello para valorar el riesgo que encierran las elecciones del 0710. En consecuencia, la máxima divulgación posible de los logros y la focalización de los esfuerzos en la superación de problemas no resueltos, como el de la delincuencia, deben ser componentes esenciales de la campaña. A diferencia del candidato de la derecha, quien parece un funámbulo que se tambalea entre la defensa de sus intereses de clase y un mimetismo forzado para “parecerse al pueblo”, el Presidente puede continuar siendo auténtico, pero con las precauciones que demanda su completa recuperación física.     

Por eso es muy sensata su decisión de reducir el ritmo en las próximas semanas, y de dejar una agenda de trabajo para su equipo, que incluye entre otros aspectos, la actualización del Proyecto Nacional Simón Bolívar, el avance de las misiones sociales y la organización del Polo Patriótico. Como siempre, pero ahora más que nunca, el mayor apoyo que pueden ofrecerle ministros, gobernadores, alcaldes y responsables de otras instituciones públicas, es aumentar la eficacia en su desempeño, cumpliendo metas en los lapsos previstos, y combatiendo la corrupción independientemente de su procedencia.  

camilopalmares@yahoo.com



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Camilo Palmares

Profesor universitario.

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