Lógica para rebaños

Los ingresos por petróleo y pago de impuestos fluyen a las cajas fiscales permitiéndonos crecer cada año en nuestra macroeconomía, un crecimiento seguro para los índices del PIB, pero, no vemos en los ingresos oportunidades para consolidar con convicción el proceso en áreas claves como salud, educación, energía eléctrica, vivienda, infraestructura laboral, alimentación, conocimiento, ciencia y tecnología, elementos que profundicen la soberanía de la revolución con el solo propósito de saltar al socialismo con el pueblo, no solo para que la CELAC o UNICEF diga que se está combatiendo la pobreza y la desnutrición sino para que la transición de su primer paso.

Primer paso no debe depender solo del gobierno sino del poder político del pueblo libre de los miserables subsidios que atan la creatividad generando mayor dependencia con el gobierno, estamos caminando en círculos en un tiempo que, con visión de cambio hubiera sido el periodo de despegue en una economía cuyos momentos macros sirvan a los indicadores internacionales, pero, que también bajen con conciencia de cambio a la masa que sabe leer y escribir pero sigue ignorante de cuál es su verdadero papel en la participación política con la complicidad del PSUV.

En revolución hay caminos que no conducen a ninguna parte eso nos dicen las lecciones del pasado y de hechos que se dieron en otras partes en distintos periodos. Quienes escogen esos caminos quizá saben adónde quieren llegar movidos por un loable deseo de transformación, pero, ese camino no beneficia a todos cuando no hay la voluntad de rectificar, así, con la reiteración de los hechos vemos que la transición al socialismo es un ideal todavía lejano.

Estamos en un camino lleno de modelos matemáticos que explican el crecimiento económico derivado de un desarrollo económico en base a la evolución de ciertos índices como el crecimiento de la producción interna, del ingreso por habitante, del grado de diversificación de la base productiva, del desarrollo tecnológico y de la evolución de las instituciones mescladas con otros índices como la esperanza de vida al nacer, acceso a la salud, educación, vivienda, una adecuada nutrición, variables que determinan la calidad de vida de la población, esa la lógica impuesta para los rebaños de gente que lee y analiza sus efectos y consecuencias para los logros políticos-sociales.

Pero, hay un enfoque más amplio y sencillo que parte de un proceso revolucionario para evaluar libertades reales que el pueblo de un Estado soberano deberían disfrutar para llegar al fin de un proceso y no solo quedarse en los medios que juegan una parte importante en el proceso dilatando el tiempo que precisa la demagogia, el burocratismo, la ineficiencia y el sectarismo que sostienen la lógica del rebaño.

Para llegar a la transición de un sistema social hay que remover todas esas trabas que frenan la solución a la inequidad, a la desigualdad y que no nos permite salir de la pobreza mental para superar la pobreza material.

La participación ciudadana no se pueda dar solo en las elecciones, en las mesas de trabajo, en los consejos comunales en mediocres discusiones públicas cuyo resultado tarda en llegar porque el burocratismo y el sectarismo así lo deciden. La pobreza que sostiene Sen, “roba a la gente la libertad de satisfacer sus necesidades por la poca influencia política que tienen siendo pobres para participar en la vida social, política y económica de un país”.

Una revolución es para gozarla sin intrusos capitalistas que se meten por la ventana, por la pantalla, por la computadora, puro neoliberalismo, tratando de explotar la ignorancia en vez de la razón como el sentimiento, con la voz estrepitosa de la demagogia y del escalofriante como estúpido sectarismo con apelación persistente del partido cada 5 años para que votemos para que el presidente Chávez sea reelecto, es un hecho, sin pecar de optimista tiene que ser así, pero, es hora de darle a la revolución su carácter de cambio, otro significado convincente mas allá de lo atractivo hay que darle la racionalidad de no seguir perdiendo tiempo ni oportunidades para ir a la transición destruyendo la ineficiencia burocrática y ese egoísmo e indiferencia de la nueva clase media nacida en la revolución que copa las instituciones públicas.

Los problemas de vieja data inseguridad, electricidad, inflación, especulación, vivienda, requieren un tratamiento profundo aprovechando el alto precio del petróleo para cambiar profundamente la cultura; nada ganamos creando nuevas misiones para luego caer en el mismo cuento de la ineficiencia, del burocratismo y del sectarismo, que la propaganda política con su formidable influencia no logra ocultar y que mutilan la virtud de las personas sean estas chavistas o socialistas, las dos buscan vestir la desnudez de la pobreza y la desigualdad.

Problemas, conformismo e ignorancia, hacen que la gente ya no tenga tiempo para leer, para imaginar, para crear, para pensar en soledad, necesaria soledad, hoy, nadie extraña la soledad insensibles a la peor de las expropiaciones, la mutilación de la reflexión que nos lleva a preguntarnos ¿Por qué el pueblo no gana lo mismo que los militares? Aun cuando el respaldo militar es clave las votaciones también lo son.

Un filosofo alemán escribió un libro “caminos que no llevan a ninguna parte” avanzamos por el camino para luego darnos cuenta que caminamos por caminar. Las reglas de una democracia que definen la participación del pueblo en el derecho constitucional se legitima porque obedece a la voluntad general de asociarse para armonizar intereses diferentes con los que más necesitan, las nuevas misiones por un valor de algo más de 4000 millones de dólares más las misiones saber y trabajo por crearse serán como las otras “salida de caballo parada de burro” si no cambiamos los oscuros hábitos del proceso.


rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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