La revolución no es lo que suena bonito en el oído, sino, lo que conviene al país

Razón tenía  Paul Sartre, al reflexionar sobre los acontecimientos históricos de  la raza humana, que constantemente se reitera por anteriores escritos, al  afirmar que eran  más los fracasos  que los triunfo. De estos se puede inferir, en primer lugar, que son muchos los historiadores que se han plegados  a los intereses de una clase dominante, con la finalidad de delinear la historia que justifique las acciones políticas, económicas y sociales cuyos resultados entonen los oídos del pueblo y suene como música celestial.  En el transcurso del tiempo como costumbres consuetudinarias, se transformen en cosa común y en consecuencia, con el continuo repetir, se transforma en cosas verdadera. Entre ellos, se incluyen también, a los que tienen responsabilidades con la revolución, en pretenden elevar con carácter ideológico, posiciones revolucionarias obsoletas; aplicando  el principio del mínimo esfuerzo, en detrimento del trabajo arduo que exige la revolución.

Basta hacer investigaciones en los núcleos familiares de cualquier índole y de cualquier país, se observa el cuidadoso empeño en cuidar que se diga lo que se quiere escuchar y no lo que conviene al país. Esta actitud de muchos seres humanos, ha llevado a familias y civilizaciones a caer en un estado de shock. Y solo cuando se está al borde del abismo, es cuando se tiene conciencia. Es por eso que en la política, el político se cuida de todas aquellas situaciones de protesta. Porque con ella la oposición, manipula al colectivo para llevarlo al punto, donde se le convence de una conciencia virtual, a objeto de llevarlo con técnicas de alienación a ser los beneficiados del voto, como un poderoso instrumento democrático,  manipulados en la realidad sensible con conceptos en sentido general mediante la mentira, siendo solo  conceptos específicos con elementos comunes que coincide con intereses de una clase con pretensiones dominantes.

Desde el punto de vista económico, se ha observado y se ha mantenido a través de la historia, comportamiento de la casta política, que deja mucho que desear.  Se ha repartido las tierras con numerosas estrategias políticas, con la finalidad de incrementar la producción de alimentos y de incluir a una gran masa desposeída como elemento activo de la sociedad. Sin embargo, el tiempo ha sido testigos que todas esas tierras vuelven de una u otra forma a las mismas manos del pasado. 

Un simple estudio de investigación lleva a cualquier investigador a determinar las causas del fracaso en pasado las implementaciones de  las políticas económicas y se consigue, lo que se podría llamar “Una intención manipulada”  donde por un lado se le otorgaba la tierra al campesino y por otro lado, le controlaban las maquinarias y las materias primas. Al final, las tierras volvían a las manos de los antiguos dueños, a través de los testaferros. Que afortunamente, la revolución ha sabido soslayar.

En el aspecto social, es imperante desarrollar normas, reglamentos y activar  leyes existentes, que en sentido integral eviten construir viviendas en tierras aptas para la agricultura y en sitios dentro de los límites de protección de cañadas, ríos y mares, a objeto de evitar que muchos compatriotas mueran por la inclemencia del clima.  Es imperante, que por cada ciudadano con vivienda, tengan conciencia de sembrar los arboles requeridos, que permita producir el oxígeno, que requiere para su existencia, como un acto de solidaridad con su medio ambiente. Se observa, a lo largo y ancho del país ciudadanos, construyen en áreas verdes, sin inmutarse y dando un pésimo ejemplo a las futuras generaciones.

Lo importante en esos momentos de aires de revolución, con muchos logros; pero con  muchos obstáculos que hay que evitar con prontitud a objeto de no llegar al borde del abismo. Porque cuando se tenga conciencia de la oportunidad  que se ha perdido al construir el Socialismo del Siglo XXI, no se tenga tiempo de recuperarla;  porque el enemigo está allí, en espera de la oportunidad, para sacarle provecho a las debilidades de la revolución. Entre los logros, sin duda están las misiones creadas con una excelente intención de servir al pueblo, como un derecho  inalienable. Sin embargo, son muchos los compatriotas no proclives a la revolución, que se benefician. En vez de mantener al menos una posición neutra, arrecia aún más un odio hacia Presidente y una actitud desprejuiciada contra la revolución.

Si la revolución no lleva al corazón de una inmensa mayoría de los venezolanos, es porque los voceros de la revolución no están haciendo el trabajo.  La vocería requiere de una preparación urgente, de comunicarse con criterios. Desarrollando argumentos con demandas bien claras, exponiendo las evidencias, garantizando que las evidencias estén en consonancia con la demanda y tenga calificaciones, que permita identificarla como un logro eficaz al compararla con acontecimientos foráneos, despersonificando los logros y darle carácter colectivo, como un logro de la revolución, porque son muchos opositores que son también revolucionarios y rechazan el culto a la personalidad, cuando nadie discute el liderazgo del Presidente Chávez. 

Sin duda alguna, el pueblo ama a Chávez, sentimiento que muchos opositores son incapaces de sentir.  Sin embargo, una mayoría apreciable, rechaza ciertas posiciones de agradecimiento  de los invisibles que la revolución ha hecho visible «aunque muchos se aprovechan» y a ellos le crea confusiones, porque le es difícil mostrar amor al prójimo, aunque muchos se aprovechan.   Partiendo del principio cierto, que Chávez es la revolución, son tanto las expresiones donde se especifica la acción de Chávez, que evita que se eleve su realización  personal  y por ende que la revolución cada día tenga más sentido general. Es el momento propicio, para que  los voceros venda la revolución en sentido general, a objeto de darle personalidad, con la pretendida emoción de ver en la cara del Presidente de la República  Bolivariana el logro de la revolución de obtener 10 millones de votos, en las próximas elecciones.

(*)  Ing. Esp



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Basilio Lezama (*)


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