Letra Desatada

Déjame en la Plaza Bolívar

A la serie de comentarios publicados en este espacio sobre las posibles razones del desorden urbano en Caracas, le faltaba una pata, y no por bípedos precisamente: los peatones y peatonas. Son la pata menos protegida de la mesa que es Caracas, pues un peatón lleva las de perder si “colisiona” con una moto, una camioneta de pasajeros o un carro particular. Todos somos peatones aun cuando nos montemos circunstancialmente en algún vehículo automotor. Pero esa circunstancia no los (nos) exime de responsabilidades. Les cuento.

Imagínese que usted es un señor o señora que tiene una reunión a las ocho y media de la mañana en el centro de Caracas y vive en El Marqués. Son ya las ocho y quince y si se traslada en taxi, carro o metro, tiene el cien por ciento de las posibilidades de llegar tarde. Decide entonces usted “agarrar una mototaxi”. Usted conoce las reglas de tránsito, es padre de dos hijos y es funcionario público. Pero al enhorquetarse en la moto se le olvida. Lo primero que dice al motorizado taxista es: estoy retrasado ponme en quince minutos en la Plaza Bolívar. Y ese “ponme en quince minutos en la plaza Bolívar” se cumple. El padre de familia llega en quince minutos a la Plaza Bolívar gracias a que el mototaxista por solicitud suya trató de hacer un “buen servicio”. Sólo que para llegar allí en quince minutos el motorizado se papeó todas las luces rojas de la avenida Francisco de Miranda, de La libertador y de la Urdaneta. Pero no sólo eso, cuando llega a la esquina de Veroes le dice al motorizado, “méteme pa’ la plaza que voy tarde” y el diligente motorizado deja el padre de dos hijos en la esquina de La Torre, a escasos 50 metros de la estatua ecuestre de Bolívar, como si la reunión fuera con el Padre de la Patria.

El padre de dos hijos se baja muy serio, se acomoda el paltó, se arregla la corbata y se pasa los dedos por el cabello que lo tendrá aplastado si cargaba casco o alborotado si le dio fastidio ponérselo. Llega a su reunión y el tema es “articulación de políticas públicas para tener una mejor ciudad”. No se rían que seguro eso ha pasado. El peatón, funcionario público y padre dos hijos se sienta en su reunión a dar ideas sobre qué hacer para mejorar Caracas.

Vemos pues que el peatón, el más vulnerable de las cuatro patas de una mesa, no unitaria sin duda, es corresponsable del desorden urbano. Es el mismo que no cruza en el rayado, es el mismo que le dice al chofer de la camioneta “déjame aquí”, es el mismo que se baja en plena calle cuando el semáforo está en rojo. Es el mismo. Somos los mismos contribuyendo al desorden, somos los mismos que trasgredimos las normas. Somos los mismos, somos todos y todas los que debemos cambiar para tener una mejor ciudad y un mejor país.


@mercedeschacin
mechacin@gmail.com


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Mercedes Chacín


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