Ver a un mandatario admitiendo púbicamente los desaciertos, como lo hizo el presidente Hugo Chávez en el programa José Vicente Hoy, no deja de ser una novedad en la política venezolana. En la IV República los dirigentes nos acostumbraron a que nunca tenían la culpa, la culpa siempre era de los gobernantes de la gestión anterior. Y eso, hace la diferencia.
Chávez no vaciló en mencionar ante los requerimientos del periodista José Vicente Rangel para el país, que uno de los grandes errores de su Gobierno ha sido la falta de eficiencia en lo cotidiano, en lo diario, en la atención al pueblo. No corrió, no evadió, no se molestó, no le echó la culpa a otros, sencillamente asumió la situación como máximo líder del proceso revolucionario venezolano, una cuestión que le queda grande a los políticos de la guanábana, del Pacto de Punto Fijo.
Por eso el comandante es un trago amargo para los herederos de ese viejo modelo que aspiran a la Presidencia de la República; lo expreso de una manera más concreta y directa: Chávez es mucho candidato para Pablo Pérez, María Corina Machado, Henrique Capriles Randonski, Antonio Ledezma, Oswaldo Alvarez Paz y otros entre los que es evidente que Miraflores es mucho camisón pa’ Petra.
A las pruebas me remito. Desde que el comandante asumió la Presidencia, con el cuento de hacer oposición han echado a rodar las más perversas aventuras intentando derrocarlo. Recordemos el Golpe del 11 y 12 de Abril, el sabotaje petrolero, La Plaza Francia, las guarimbas, sin olvidar los hechos cotidianos que actualmente buscan enardecer a la gente para que le de la espalda al proceso. Así andan de disparate en disparate; no aprenden, tiran la piedra y esconden la mano, en cambio, Chávez asume. Y esa actitud honesta y gallarda es la que lo engrandece, lo pone fuera de lote, y lo hace y lo hará repetir en diciembre de 2012.
Sabemos que de esos errores diarios, de los cotidianos que afectan al pueblo, a los cuales hizo referencia Chávez en José Vicente Hoy, no sólo tiene la culpa él, obviamente además de sus enemigos naturales desquiciados de odio, la tienen directivos de las instituciones “rojas rojitas”, dirigentes políticos “revolucionarios”, gobernadores y alcaldes “bolivarianos” que no hicieron su trabajo. Es más, me atrevo a decir que nunca hicieron nada por el proceso, sobre todo en Maracaibo. Siempre aludo a Maracaibo porque es el caso que más conozco y considero verdaderamente grave.
En una oportunidad Chávez dijo que si él fuera alcalde anduviera en bicicleta en las comunidades y me imagino que eso se asumió como un chiste, pero realmente tocaba el núcleo del asunto. Los gobernadores y alcaldes revolucionarios, los dirigentes políticos, esos que fungen de líderes bolivarianos siempre estuvieron de espaldas al pueblo. En Maracaibo lo veían desde los aires acondicionados de las camionetas de lujo, por eso no sintieron ni se condolieron de los problemas de los pobres. Terminaron entregándoles dádivas como en la IV República, pero no hicieron cambios estructurales. En fin, ejecutaron una labor personalista y se olvidaron del proceso. Ahora sufrimos las consecuencias.
En el 2012, se elegirá al Presidente de la República, a gobernadores y alcaldes, pero como he dicho en otros artículos, los dirigentes de este caluroso municipio solo hicieron una labor efectiva: no dejaron surgir a nuevos líderes y de momento para las elecciones del ayuntamiento, siguen asomadas las mismas caras; unos pretenden regresar, otros se niegan a soltar el poder, y a ninguno quiere la población, eso está más que demostrado. Rememoren, amigos lectores, los resultados de las elecciones recientes, es decir, las derrotas de los últimos comicios y verán que estamos entrampados. La ambición de esos aspirantes nos mantiene contra la pared.
Insisten en ser ellos y nadie más que ellos y ya el pueblo está obstinado de rechazarlos. Sólo tenemos una alternativa válida, Francisco Javier Arias Cárdenas, un acierto de Chávez que, sin hacer mucho ruido, con las misiones sigue recuperando el proceso en las comunidades más desasistidas del Zulia y desde ya se le vislumbra buen éxito.
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