Letra Terca

Ley de Trasplantes y dictadura de proveedores

Todo un éxito resultó la reunión efectuada el pasado martes 17 de mayo en el Hemiciclo Protocolar de la AN entre autoridades, diputados, pacientes renales y personas interesadas en una nueva Ley de Trasplante de Órganos.

Los diputados, encabezados por Oswaldo Vera, se comprometieron a aprobar antes del 15 de septiembre una nueva ley que consagre el principio de la “donación presunta”, según el cual todos seríamos potenciales donantes, salvo aquellos que manifiesten su negativa y la dejen asentada por escrito. Tan sencillo como eso.

Así sucede en España, por ejemplo. Pero aquí, donde la política con minúscula suele mezclarse con ignorancia y mala fe, ya comenzó una campañita venenosa que pretende equiparar ese concepto a una supuesta obligatoriedad de la donación. Así lo difundieron algunos medios antichavistas y ciertos militantes de la pajarera digital (Twitter). Todo por el reflejo condicionado de oponerse a cualquier iniciativa que “huela a chavismo” o provenga de éste, y sirva para activar miedos, prejuicios y rabietas, así carezcan de base real.

No hace falta ser paciente renal, o tener algún familiar en esa condición, sino conocer por encimita las penurias por las que esas personas deben pasar, conectadas varias veces a la semana a una máquina que limpia su sangre por la carencia de un riñón sano, para convencerse de que algo hay que hacer para aliviar su situación y devolverles calidad de vida. No es asunto de politiquería, sino de mínima humanidad.

Especialmente desgarradora fue la presencia, en la reunión del martes, de dos niñitos, pacienticos renales del Hospital Militar, cuyo incierto futuro depende del milagro de un donante.

Además de quienes se oponen por ignorancia, egoísmo, atavismos religiosos y falta de escrúpulos políticos, existen intereses económicos a quienes conviene que nada se haga. ¿Cuántos millones invierten el Estado y los particulares en los servicios de diálisis en hospitales y clínicas? ¿Cuántos dólares se van por vía de equipos, medicamentos, insumos y mantenimiento de esa infraestructura? ¿Los destinatarios de esa boloña se quedarán de brazos cruzados ante la pérdida inminente del negocio? ¿O moverán sus tentáculos para que esa ley termine engavetada otra vez, víctima de lo que un alto funcionario de la AN llama “caligüeba legislativa”?

Antes de Chávez, la mayoría de los pacientes moría sin mirar un aparato de diálisis. Hoy ésta se ha masificado, así como la entrega gratuita de medicamentos. Pero esto es una solución temporal y traumática, mientras aparece un donante compatible, que las más de las veces nunca llega.

Para los pacientes renales, y de otras patologías que ameritan trasplantes, la reunión del martes significa una rendija por donde divisar una esperanza. Y para la Revolución Bolivariana y el país en general, ese encuentro abrió una formidable oportunidad para combatir la dictadura de los proveedores, usualmente invisible, pero responsable de muchas distorsiones inexplicablemente cotidianas. Enhorabuena.

COTUFAS

LA MUERTE DEL DR. OTTO, PEDIATRA Y PREGONERO

Por su consultorio, en uno de los viejos bloques de El Silencio, desfilaron miles de niños y niñas, hijos de sus camaradas del Partido Comunista de Venezuela y de la izquierda venezolana en general. Hoy somos miles sus pacientes, ya grandulones, que lloramos con tristeza infantil la muerte de nuestro querido pediatra, Otto Graterol Payares. Al “doctor Otto”, como cariñosamente se le conocía, era común verlo en la calle con su boina del gallo rojo vendiendo Tribuna Popular, en tiempos cuando aquello significa no pocos riesgos. El título universitario, y el aura elitesca que algunos atribuyen a las batas blancas de la Medicina, no le impedían a Otto Graterol Payares ejercer el noble, pero poco reconocido oficio de pregonero. Él lo asumía con dignidad y compromiso militante. ¿Quién en aquellos años podía imaginar que recordaríamos con cariño aquellas visitas a El Silencio, de las que entonces queríamos huir despavoridos por el temor a la aguja de una inyectadora? Ahora lo sabemos: esas ampoyetas dolían infinitamente menos que su inesperada partida. Otto Graterol Payares, ejemplo de medicina, solidaridad y militancia revolucionaria. ¡Que viva el doctor Otto!


Villegasccs@gmail.com



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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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