"Ruptura de la confianza"

La confianza puede ser considerada como un “jarrón chino” que, afectado en cualquiera de sus partes, pierde todo su valor pero, tratándose de la Política (con mayúscula y acentuada), la confianza no se destruye de una sola vez, porque su construcción es el fruto de un largo proceso en el cual, los seres humanos afirman, confirman y sostienen sus valores y conductas en las más diversas situaciones, lo que hace que, aún cuando no se coincida con determinadas decisiones políticas, la consistencia de las ideas y la firmeza de las conductas hacen que se siga teniendo confianza en determinadas  personas; sobre todo si esta tiene la dimensión de un liderazgo probado en la confrontación con los enemigos del pueblo.

 

La ‘Ruptura de la Confianza” política de un probado dirigente revolucionario, cuyo liderazgo traspasa las fronteras territoriales propias y constituye un referente fundamental de los pueblos en su lucha por la Independencia, la Soberanía, la Paz, la Democracia y la Justicia Social, no puede estar determinada por un hecho aislado, por mucho que no se este de acuerdo y que se tenga la percepción de que el mismo pueda constituir un error o una desviación política primero, porque la confianza política es esencial para sostener la unidad en la lucha contra el enemigo común y, segundo, porque, cuando se cuestiona la confianza política se cuestiona la base ética y moral de un luchador social y lo convierte a los ojos de los desconfiados, en un individuo indigno de militar en las mismas ideas y  luchas y  por las mismas causas.

 

“Ruptura” no es un término equívoco que pueda permitirse interpretaciones sobre su contenido y alcance, ya que este tiene una sola interpretación posible; por lo que, tratándose de la confianza política de un sólido y probado liderazgo popular, sobre el cual recae la responsabilidad de conducir una revolución triunfante a lo largo de 12 años de confrontación contra  el imperialismo y sus secuaces de la burguesía interna, es una expresión dura y difícil de aceptar de una amigo y, mucho más,  de quien se declara como un aliado político estratégico que ha reconocido el liderazgo de quien ahora desconfía, por lo que, para ser consistente con tan altisonante expresión, debería escoger el equicado camino de desconocer el liderazgo y buscar otros, para quienes el ejercicio "impoluto" de la política, su  "pristina" eticidad y :"moralista"  conducta, construyan  una “unidad perfecta”, que imposibilite la ruptura de la confianza de quienes integren esa corriente y de los aliados que puedan arrastrar.

 

Deben saber "los desconfiados", lo difícil que es en la vida política, transitar los mismos caminos con personas que declaran tener una "Ruptura de la Confianza" con el líder que han reconocido como el conductor de una revolución, por cuanto no se tiene la certeza de que cumplirán los acuerdos que se han tomados para desarrollar el proceso político y, lo que es peor, pueden tener la percepción de que esa “Ruptura de la Confianza” lo llevara, en un momento determinado de la confrontación con el enemigo, a aliarse con otros sectores de signo político distinto, basados, precisamente, en la ausencia de una confianza política que no acepta apriorismo subjetivo, sino que debe estar sostenida en el tránsito de la lucha política y en los hechos probados en el duro escenario de la lucha de clases.

 

En la historia de la lucha de nuestro pueblo, incluso, en la más reciente lucha armada revolucionaria de la segunda mitad del siglo XX, declarar la “Ruptura de la Confianza Política”, no solo llegó a derivar en distanciamientos entre personas y fracciones, sino ocasionó trágicos enfrentamientos, al suponerse que determinada conducta no era el fruto de una interpretación diferente de un momento político determinado, sino un acto de delación, deserción y traición, y eso, en el inflexible código de la guerra, tenía su letal consecuencia. Los que hoy estan desconfiando lo saben porque vivieron amargamente esa dolorosa experiencia como victimas y victimarios.

 

En fin, cada quien debe asumir las propias responsabilidades por sus actos y también por sus palabras, pero debe quedar claro que hay millones de confianzas de nuestros pueblo que han resistido y seguirán resistiendo decisiones difíciles, incluso, erróneas, de su líderazgo, porque tienen una sólida perspectiva histórica de su revolución y una plena confianza en un líder nacido de sus propias entrañas que, en 19 años de lucha por el Pueblo y el Socialismo, ha demostrado consecuencia, firmeza y pasión revolucionaria.

 

                                               Comandante Chávez: Ordene!.

yoelpmarcano@yahoo.com




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Yoel Pérez Marcano


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