Sentir Bolivariano

Contra el reformismo en la revolución

En el documento de las cinco líneas estratégicas de acción política, específicamente, en el texto introductorio, dice lo siguiente: “… La orientación general de las  3 Rs2…, implica el reconocimiento de nuestros logros y de nuestras ventajas estratégicas frente al adversario, pero también de un conjunto de errores, deficiencias y obstáculos que podrían dificultar el logro del objetivo estratégico... Nuestro reto inmediato es identificar esos obstáculos, combatirlos y superarlos para lograr la reunificación de todos los sujetos sociales y políticos que comparten los objetivos estratégicos y los valores sustantivos de la Revolución Bolivariana, rumbo a la conformación del Gran Polo Patriótico”.

Más adelante señala: “El actual momento político y social exige de la militancia y la dirigencia del PSUV audacia y honestidad para reafirmar y defender nuestro logros;… pero también para encarar los problemas de diversa índole que afectan a nuestra organización: la burocratización, el oportunismo, el sectarismo, entre otros. Ignorarlos o subestimarlos sólo contribuiría al debilitamiento del partido y, por ende, del futuro de la revolución”.

Uno más de esos obstáculos, y que no por dejarse de nombrar explícitamente en el documento lo hace menos importante, es el Reformismo. Flagelo del que se ha discutido mucho a lo largo de la historia de las revoluciones del mundo, pero del que se hace necesario seguir  advirtiendo, como uno de los más fuertes enemigos de esta Revolución Bolivariana.

En artículos anteriores, de mi propia autoría, he dicho que es muy importante estudiar y debatir en todos nuestros espacios, sobre lo que significa el Reformismo; para así poder acumular las armas teórico-prácticas necesarias y combatirlo a fondo, hasta enterrarlo para siempre. Eustoquio Contreras en su libro “Principios y Valores del proceso Revolucionario” explica muy bien el concepto: “… es una corriente política partidaria de los cambios graduales y no cree en los cambios revolucionarios. Ideológicamente los reformistas son personas comprometidas con determinados intereses, a los cuales defiende de la posibilidad de ser afectados por cualquier cambio radical. Los reformistas se esfuerzan por contener las luchas revolucionarias aplicando una artificial política de conciliación entre las clases con intereses contrapuestos. El reformista colabora con la burguesía en la realización de reformas parciales, que no afectan sus intereses de clase y de paso entretiene a las clases explotadas con el espejismo de las reformas, que irán resolviendo poco a poco los problemas de los oprimidos y explotados”.

Es decir, el reformismo es un engaño del que hecha mano la burguesía y sus aliados para hacer creer que  no se puede avanzar, en un proceso de cambios, mas allá de algunas mejoras alistadas en el sistema socio-político, para que continúe el dominio del capital; y que los obreros y trabajadores, es decir el pueblo en su gran mayoría, sigan siendo esclavos asalariados. Lenin, en su momento, lo planteó así: “… La burguesía liberal, concediendo con una mano reformas, siempre las anula con la otra mano, las reduce a la nada, las utiliza para subyugar a los obreros, para desunirlos por grupos, para eternizar la esclavitud asalariada de los trabajadores. Por eso, el reformismo, incluso cuando es totalmente sincero, se transforma de hecho en un instrumento de la burguesía para corromper a los obreros y reducirlos a la impotencia. La experiencia de todos los países muestra que los obreros han salido burlados siempre que se han confiado a los reformistas”.

Es necesario insistir y detectar estas acciones dentro de la revolución bolivariana, a las que llamamos “gatopardianas”, porque proponen supuestos cambios, pero  para que nada cambie. Una de las principales características del reformista es su habilidad en el verbo o retórica revolucionaria, lo que le permite camuflajearse en nuestro proceso, pero de manera simultánea, sirve y defiende al sistema capitalista. El poder popular organizado, comprendiendo que, si se mantiene el capitalismo, las reformas no pueden ser ni sólidas ni importantes, seguirán luchando por mejoras necesarias, en esta transición que vivimos, y sabrá que debe utilizarlas para proseguir la lucha, más tesonera, contra la esclavitud asalariada. Acota Lenin: “… Los reformistas pretenden con algunas dádivas dividir y engañar a los obreros, apartarlos de su lucha de clase. Los obreros, que han comprendido la falsedad del reformismo, utilizan las reformas para desarrollar y ampliar su lucha de clase…”.

Reformistas hay en todos los países, y nosotros no escapamos de éstos, pues la burguesía trata por doquier de corromper, de uno u otro modo, a la clase obrera, y hacer de ellos esclavos satisfechos que no piensen en destruir la esclavitud. Debemos además estar muy claros en que el reformismo aparece con fuerza cuando las posibilidades revolucionarias son evidentes; se infiltra en el proceso de transformación con el  objetivo fundamental de desviarla, debilitarla, para entregarla al verdugo burgués, en definitiva, el reformismo busca mantenerle abierto el camino al sistema capitalista burgués.

Sin embargo, considero que hemos venido dando pasos acertados en la lucha, no sólo contra esta corriente, sino contra otros muchos obstáculos de la Revolución; y uno de aquéllos, es a través de la discusión, el debate y prontamente, con la firme aplicación de las cinco líneas estratégicas de acción política.

Estos cinco principios, estas estrategias revolucionarias, agrupan el ideal de una revolución que se viene gestando, en ésta nueva época, desde hace más de 20 años: elevar nuestra conciencia revolucionaria para transformar la cultura, creando definitivamente al hombre nuevo y a la mujer nueva; convertirnos en un partido de masas y de vanguardia  revolucionaria, fortalecer a nuestro pueblo, donde el máximo poder sea de éste y ejercido por éste y; convertirnos en una gran fuerza política y social, que asegure la continuidad del proceso bolivariano. Éstos resumen nuestras más importantes armas para luchar contra todos esos obstáculos que, de sumirnos en ellos, impedirían la Consolidación del Socialismo Bolivariano.

Entonces, no podemos permitirnos “errar el camino”, sigamos victoriosos hacia la construcción de la Revolución Bolivariana, evocando al Ché Guevara: "Seamos realistas, luchemos por lo  imposible".


Patria socialista o Muerte!!!

Venceremos!! 

Sentirbolivarianobarinas@gmail.com


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Adán Chávez Frías


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