La especulación financiera no es productiva: es juego de azar

A fines de 2007 escribí “Moneda del Sur: golpe mortal al imperio”, citando lo siguiente: “Los mercados financieros han abandonado las inversiones productivas. Por cada dólar que circula en la economía mundial productiva, circulan entre 20 y 50 dólares en la economía financiera pura” (según “Cuando las transnacionales gobiernan al mundo”, David C. Korten, 1998.). “Este es un factor que, junto con la globalización de la producción, ha contribuido a la crisis económica global, pues la explosión del capital financiero no regulado ha hecho que sólo el 10% del capital en intercambios internacionales corresponde a inversión y comercio” (según La Sociedad Global, Noam Chomsky, Heinz Dieterich).

La concentración del capital, propia del desarrollo del modelo capitalista en su fase imperialista, aunado a la liberación neoliberal de los mercados de capitales, el fin del patrón oro y la existencia de impunes “paraísos fiscales” a los que no les interesa ver de donde viene el dinero, ha llegado a tales niveles que existen cuantiosas cantidades de dinero fuera del sistema productivo, mientras la cifra de pobreza extrema ya llega a 1.200 millones de seres humanos (y paradójicamente, al menos 400 millones de obesos). Dinero para el cual la voracidad capitalista ha inventado novedosas formas de “inversión” (¿apuestas?), como toda la rama de la llamada “economía financiera”, o “especulativa”: bonos, papeles combinados, operaciones complejas en las bolsas de “valores” (?), compras al futuro, etc., que por cierto, no están reguladas en muchos casos.

Es aquí donde afirmo que eso no es “inversión”, sino “apuesta”, pues el objetivo de la especulación no es producir un bien o servicio, ni efectuar una operación productiva que aumente su valor, sino obtener una “ganancia” producto de la variación del precio en el mercado. La “especulación” no es una actividad productiva, es un juego de azar.

El colmo es cuando esta plaga comienza a invadir las áreas productivas. Bienes y servicios del área productiva son atacados por este virus, y se asumen como producto de sus operaciones. Así, se compra y vende maíz, por ejemplo, a presente o futuro, como instrumento especulativo para jugar con su precio en el mercado. No es nada falsa la afirmación de que una de las causas importantes del tsunami social y político en Medio Oriente y África de estos días se debe al hambre provocada por la subida exorbitante de los productos alimenticios, producto de esto que venimos señalando.

Como socialista, sabemos que la única salida es la revolución mundial, el estricto intercambio de valores reales (eliminación de las actividades especulativas). Pero mientras eso llega, la comunidad internacional no puede permitir que bienes y servicios básicos sean apropiados por los especuladores. La reforma del sistema financiero internacional pasa por definir nuevas formas de intercambio sin el uso del dólar, la regulación estricta de los mercados de capitales y financieros, la regulación del comercio productivo (y no el “libre comercio” tipo ALCA), la transparencia de las operaciones (contra la supuesta autonomía de los “paraísos fiscales”), la imposición de altísimos impuestos a este tipo de actividades de azar (un impuesto al valor NO agregado), etc.

leopoldocook@gmail.com


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Leopoldo Alberto Cook y Antonorsi


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