Reflexiones socialistas con miras al año 2012

Polarizar es diferenciarnos, es no parecernos a lo que combatimos

Polarización es el proceso de consciencia mediante el cual una sociedad que al principio desconoce sus diferencias, luego identifica y comprende las características e intereses que la distinguen y separan en dos o más segmentos sociales excluyentes entre sí, denominados “polos”. La polarización es un preámbulo cognoscitivo a la auténtica lucha de clases, donde la sociedad es comprendida como la división entre explotadores y explotados en virtud de la contradicción fundamental: “capital versus trabajo”.

La diferencia entre polarización y lucha de clases, es que la primera está caracterizada por una conciencia social preliminar que es más susceptible a la manipulación proselitista de los estamentos dominantes, pues estos procuran absorber como base social de apoyo, a sujetos y colectivos que objetivamente poseen intereses distintos a los del cuerpo dirigente. Mientras que la lucha de clases ocurre en un escenario de consciencia colectiva superior donde las clases explotadas se unifican en virtud de sus reales intereses comunes (económicos y sociales) y confrontan a las clases privilegiadas (explotadoras) que monopolizan la propiedad de las riquezas generadas por el trabajo de las clases no propietarias.

En este contexto, la repolarización revolucionaria nos encamina a la lucha de clases ("re", prefijo que enfatiza la polarización) dado que significa el proceso político de diferenciación de la sociedad que aspira caracterizar, no las simpatías partidistas o simples ideologías discursivas y discrepantes entre venezolanos; sino evidenciar y avanzar hacia una nueva realidad material de economía inclusiva que fomente auténtica conciencia clasista en el pueblo reivindicado y de este modo derrotar la subjetividad de las malentendidas preferencias ideológicas o simples favoritismos hacia los dirigentes, tal como lo promueve la burguesía.

Se trata pues de desplegar un plan de políticas eficaces para visibilizar y corregir las desigualdades de clases, que tiene como autores a la burguesía nacional. Un excelente ejemplo de ello fue la acción contra los empresarios explotadores de la estafa inmobiliaria; allí el movimiento revolucionario “polarizó” (y debe seguir polarizando) correctamente con la operación política y jurídica de rescate a los explotados (a su vez, expoliados y estafados) de esa clase media cuya mayoría adversa al proceso bolivariano, y que ahora observa la indiferencia de sus dirigentes oposicionistas ante esta problemática social.

Es así como el correcto guión polarizador permite sustituir el campo mediático, sintomático y voluble del escenario: Chavismo versus Escuálidismo”; por otro guión de sustento económico-material donde la mayoría se parcializa e integra con aquella vanguardia, cuyas políticas aplicadas son las que claramente reivindican sus aspiraciones de progreso social, dignificación, abolición de la exclusión y elevación de la calidad de vida. Nuestras propias fuerzas pudieran incurrir en abstraccionismo y lenguaje de mera propaganda, muy distanciado de la ciencia materialista y dialéctica de este análisis autocrítico, cuando desestima que la conducción revolucionaria de la economía nacional es el real instrumento de conciencia que se debe ejercer sobre los explotados para masificar el respaldo al proceso bolivariano, para que haya pleno protagonismo popular y se logre la anhelada continuidad política.

Es exigua y casi estéril la autocrítica si se enmarca en el lenguaje de la propaganda, al no manifestar que en el presente, la valiosa tesis vanguardista del Socialismo del siglo XXI pudiera ser peligrosamente debilitada por el bando oposicionista si se le regalan pretextos para que difunda matrices de opinión respecto a que muchas instancias del poder revolucionario son poco eficaces y están divorciadas del proyecto exclamado. En este caso podría suscitarse de manera extensa el complejo fenómeno de que ante el pueblo se desvanezca la diferenciación entre los burócratas de la cuarta república y los de la quinta; al igual que pudiera no hallarse diferencias entre burguesía tradicional y clase gobernante, en el ámbito nacional, estadal y municipal; pues si el pueblo sufriera abandono, exclusión y maltrato semejantes por parte de ambos conglomerados políticos, ya no habría un real dilema entre bloques antagónicos que se deba dirimir en 2012.

De manera armónica, pacífica y reiterada a lo largo de nuestros análisis hemos sostenido un criterio que advierte con carácter científico y abarcante (infinitamente más nítido a la del estudio coyuntural del pragmatismo empirista) que: La oposición trabaja alrededor de matrices como la boliburguesía, la guerra entre dos burguesías (roja y blanca) lo cual podría expandirse significativamente en masas populares desatendidas por algunas entidades públicas en zonas donde antes el respaldo electoral chavista era casi unánime.

Urge subrayar que la praxis revolucionaria, si fuese deficiente, es la que brinda elementos para que el oposicionismo promueva el descrédito de la Revolución. Insistimos, que en esa perspectiva el discurso unánime de la derecha nacional, ha sido el llamamiento a una fingida reconciliación entre explotadores y explotados, entre ricos y pobres; lo cual tiene efectos altamente despolarizantes y permite que barriadas, sectores populares y clase trabajadora se inclinen en considerable cantidad por la propuesta electoral del oposicionismo, que lejos está de emprender un proyecto de país basado en la inclusión social, pues ello colide con la verdadera agenda política burguesa.

Fomentar la correcta polarización revolucionaria, implica crear condiciones ideopolíticas, pero fundamentalmente materiales a través de políticas públicas que se cumplan, para que el pueblo constate que con este régimen político bolivariano, cada día se vive mejor. La acertada polarización no es discursiva, no consiste en el decreto de verdades morales, que aun siendo profundamente justas, no convencen por sí solas en tanto no rompan la barrera de la declaración de intenciones e invadan el campo del cambio palpable.

Polarizar para vencer en 2012 es consolidar una gestión efectiva para que la masa popular se abrace con la revolución, entendiendo que el socialismo bolivariano es su alternativa de mejor calidad de vida y que existen resultados y una gestión en marcha que así lo demuestran. Cumplida la correcta polarización, nunca podrá haber cinco millones de venezolanos que opten por la oferta electoral burguesa, como ocurrió el 26-09-10. Por esto decimos: Al pasado salvaje no podemos regresar. Luchemos por la repolarización patriótica y socialista.


Constitucionalista y penalista. Profesor universitario.

http://jesusmanuelsilva.blogspot.com

jesussilva2001@cantv.net


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Jesús Silva R.

Doctor en Derecho Constitucional. Abogado penalista. Escritor marxista. Profesor de estudios políticos e internacionales en UCV. http://jesusmanuelsilva.blogspot.com

 jesussilva2001@gmail.com      @Jesus_Silva_R

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